» cuarenta y siete

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Es primero de Febrero, son las nueve y quince de la mañana y Louis está batallando en llegar a la habitación de Harry, con la bandeja que contiene el desayuno, intacta

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Es primero de Febrero, son las nueve y quince de la mañana y Louis está batallando en llegar a la habitación de Harry, con la bandeja que contiene el desayuno, intacta. Su motricidad nunca ha sido muy buena, al menos, no cuando no es relacionado al fútbol, así que es un gran logro para él llegar con todo el desayuno en perfectas condiciones. Bueno, no tomando en cuenta el poco de jugo que derramó o como la servilleta de papel salió volando de la bandeja mientras caminaba.

Empuja la puerta con su trasero y entra a la habitación, encontrando a su rizado favorito durmiendo plácidamente. Está abrazando la almohada donde Louis durmió, tiene los rizos revueltos y la boca entreabierta. Para el ojiazul, es una verdadera belleza. Esboza una pequeña sonrisa al observarlo. Se inclina para dejar la bandeja sobre el escritorio que Harry tiene a un costado de la habitación y vuelve a la cama. Comienza a repartir besos por todo el rostro de Harry, continuando con su cuello y el comienzo de su espalda. Sus dedos haciéndole cosquillas ligeras en las caderas. El rizado gruñe, medio dormido y dejando escapar una risa.

—Buenos días—murmura, su voz ronca y cargada de sueño.

—Buenos días dormilón—responde Louis, volviendo a su rostro y besando su mejilla—Feliz cumpleaños amor.

Eso parece obtener toda la atención de Harry, porque sus ojos están abiertos en menos de un minuto y se ha sentado en la cama, con tal rapidez, que Louis piensa que se ha mareado. Pero el chico solo parece comenzar a rebotar de felicidad, sus ojos verdes brillantes y sus manos chocando entre sí.

—¡Es mi cumpleaños! —Chilla, como un verdadero niño de cinco años emocionado.

Louis está jodidamente enternecido con la imagen, su Harry con sus rizos revueltos, rastros de las sábanas marcadas en su mejilla derecha, sus ojos brillantes por el sueño que estaba obteniendo hace poco. Todo él expele alegría y es verdaderamente contagiosa. El ojiazul sabe perfectamente lo mucho que su rizado ama su cumpleaños. El llevar dos años juntos y casi tres conociéndose le ha enseñado muchísimas cosas sobre su novio, ésta siendo una de las más importantes.

—¡Claro que lo es! —Contesta el ojiazul, intentando imitar el tono entusiasmado de Harry, pero no acercándosele ni un poco—Eres el chico del cumpleaños.

—¡Sí! —Vuelve a chillar.

Sin poder evitarlo, sin restringirse y sin importarle absolutamente nada, Louis se pone en sus rodillas, toma el rostro de Harry entre sus manos y le besa profundamente. No le importa el aliento matutino, ni el rastro de saliva seca a un lado del rostro de su chico. Él solo necesitaba besarlo, necesitaba hacerlo...

—Feliz cumpleaños mi amor—Susurra, aun sujetando el rostro de su chico y viéndole a los ojos.

—Gracias bebé.

Louis se levanta de la cama, dejando a un entusiasmado Harry sentado y viéndole con curiosidad. El ojiazul vuelve a tomar la bandeja con el desayuno entre sus manos y se voltea despacio. La mirada de Harry se vuelve aún más brillante y vuelve a aplaudir como un niño.

Shit, I'm Stupid » lsWhere stories live. Discover now