Louis es invitado a ver el partido de Inglaterra vs Croacia, en la copa del mundo. Tiene un accidente en las escaleras y un lindo rizado es quien le ayuda en ese patético y vergonzoso momento.
Había algo en ese chico que le había dejado anonadado...
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Han transcurrido cuatro semanas desde la última vez que Harry y Louis estuvieron juntos en Los Ángeles. Se ha sentido una eternidad y no saben cuánto tiempo más podrán estar separados.
Por su parte, Louis ha estado entrenando arduamente, aplicando nuevas técnicas y jugando partidos amistosos. Su nuevo contrato está firmado y su traslado a la ciudad de L.A será en el mes de enero del año entrante. Si se pone a pensar, cuatro meses no es mucho tiempo, solo unas semanas más en el calendario antes de que él y Harry finalmente estén juntos en la misma ciudad.
Ellos han estado hablando prácticamente a diario, por medio de textos, llamadas telefónicas y mucho Skype. Louis puede afirmar con certeza que desde hace muchísimo tiempo no se ha sentido así de feliz y pleno con su vida. Le da gracias a la vida y al universo por hacerlo vivir esta maravillosa vida y agradece al universo entero y a las constelaciones que él y Harry fueron capaces de encontrarse en esta vida y conocerse.
El ojiazul se detiene para comprar un helado camino a casa, ha tenido una mañana relajada y tras un almuerzo con unos amigos está volviendo a su hogar. Tiene cosas que hacer y realmente quiere limpiar un poco el desorden que tiene. Observa una pareja de niños con una caja a sus pies, junto a la caja hay un cartel que indica que se regalan gatitos. Eso le hace recordar a Harry, esboza una sonrisa boba mientras se acerca y saluda a los niños.
—¿Le interesaría adoptar un gatito? —Le pregunta la niña sonriéndole.
Louis le sonríe también, observa dentro de la caja los cuatro pequeños felinos que juegan entre ellos, son hermosos y tan pequeños que Louis quiere llevárselos a casa y cuidarlos muchísimo.
—Me encantaría, pero no paso mucho tiempo en casa y el pequeño estaría solo. ¿Pero, puedo sacarle unas fotos? Es para un amigo.
—Claro que sí—El niño le da un asentimiento antes de que Louis saque su móvil y tome unas cuantas fotografías de los pequeños.
Cuando está satisfecho les agradece a los niños y les desea suerte con la adopción de los pequeños antes de volver a su camino.
Hace un día precioso, hay un poco de sol y al ser las cinco y media de la tarde no hay mucha gente cerca del complejo donde Louis vive, eso es un alivio. El ojiazul sabe que hay algo que extrañará muchísimo cuando se mude a Los Ángeles, además del clima húmedo: y es la tranquilidad que la ciudad le entrega.
En cuanto llega a casa, se sienta en el sofá y saca su teléfono móvil abriendo inmediatamente la conversación con Harry, adjunta las fotografías y sobre todo la que más le ha gustado y envía un nuevo mensaje;
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