Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]

Uno

Hace veintitrés años de mi efímera existencia, en este planeta llamado la tierra, en un continente llamado América del Norte, en un país llamado Estados Unidos, en un estado llamado Florida, en una ciudad llamada Miami, en el centro mismo de esa ciudad en Downtown Miami vivo yo, Loren Parks.

Nací en el centro de esa ciudad en el gran hospital central de la costa, como hija única de una pequeña familia como son los Parks. Obviamente fui planeada y deseada, o eso dicen porque se de sobra que mis padres deseaban tener una hija mas inteligente, estudiosa y todas esas cosas que desean los padres en un hijo. Para su desdicha nací yo, la curiosa, problemática, malhablada, obsesa del orden y el control que soy ahora.

Desde que tengo uso de razón siempre he sido muy curiosa con las cosas que me rodean, me gusta saber todo y me obsesiona tener todo bajo control para que todo marche como a mi me gusta. Mi madre siempre deja todo para el último momento siempre llegando tarde o con el tiempo justo y mi padre siempre quiere hacerlo todo pero al final acaba no haciendo nada. Por el contrario a mi me gusta hacer todo con tiempo de sobra y bien organizado y siempre hago todas mis tareas pendientes de forma organizada. Con unos padres tan extraños como los míos no sé como salí así.

Por eso como buena responsable que soy de mis decisiones y actos, en pleno uso de mis facultades mentales- las pocas que me quedan- me encuentro entrando en Industrias Langhford para mi entrevista para un puesto como directora de marketing.

Industrias Langford es dueña de la mayoría de empresas distribuidoras del país, abarca todos los campos que se conocen. Es proveedora de una de mis tiendas de cosmética favorita y eso sin contar con la cantidad de restaurantes, bares, hoteles y mas tiendas en las que invierte.

Según tengo entendido el director de esta empresa —cuyo nombre no recuerdo— es un de los mas jóvenes empresarios, no solo del país, sino de todos los continentes. Dicen que es un engreído, manipulador y cree que puede utilizar a los demás como le apetece. Nunca lo he visto pero si dicen esas cosas no tengo ganas de conocerlo y como se supone que está tan ocupado lo mas seguro es que no me lo cruce nunca por su empresa, tampoco nadie me asegura que el trabaje allí y no en otro de los miles de edificios de Industrias Langford.

Dejé el coche en el parking y caminé hasta estar ante las enormes puertas de cristal con el enorme letrero metálico plateado reluciente de Industrias Langford justo encima. Levanté la vista hacia el enorme edificio con cristal azul ahumado reflejando el bonito día soleado en las que calculo serán mas de treinta plantas.

Me acerco lo suficiente para que la puerta se abra y atravieso la estancia a un amplio recibidor con gente paseándose de un lado al otro. Una enorme escalera principal al final del todo con unas butacas de espera, los ascensores a la derecha y los secretarios a la izquierda. Todo bien decorado con mármoles limpios y pulcros de colores grises y blancos bien combinados con muebles de madera oscura y ostentosos y modernos cuadros, y las mas conocidas plantas de plásticos ocupando sitio y dándole algo de calidez al lugar.

Camino a paso despacio oyendo el rítmico sonido de mis tacones negros contra el mármol gris claro del suelo, dejo mi bolso sobre la recepción y una chica joven y muy sonriente se acerca a mi.

—Bienvenida a Industrias Langford, ¿en que puedo ayudarla?

La sonrisa radiante que lleva en sus labios pintados de marrón oscuro junto esa vestimenta de ejecutiva seria y esa estúpida frase inicial me dan asco pero como hoy tengo un buen día no dejaré que mi humor decaiga y menos teniendo una entrevista tan importa y única en la vida.

Me sorprendió mas que mucho cuando recibí la llamada hace dos días, no podía creérmelo.

Cuando empecé a entregar currículos a las empresas para las que me gustaría trabajar esta no entraba en mis planes hasta que mis mejores amigos, Hannah y Derek, me insistieron en que no perdía nada por intentarlo y nunca podré agradecerles suficiente si me contratan, aunque haré suficiente perdonándoles por contarle a mi madre para recibir sermones sobre hacerles caso y arriesgar ya que no perdería nada.