Dieciocho

1.4K 107 4
                                    

Estoy en mi despacho terminando papeles y diseños y enviando algunos correos a empresas que a Industrias Langford le interesaría como socios cuando oigo la puerta.

—Adelante —grito y la puerta se abre.

Ethan avanza a paso decidido por el suelo de mármol con sus zapatos de marca negro brillante. Llega delante de mi y apoya los brazos sobre el respaldo de la silla que hay al otro lado de la mesa.

—¿Podemos hablar?

—¿Sobre que? —antes de que responda me adelanto a hablar—. No quieres que vaya a a tu fiesta, verdad?

—¿Qué? No es eso...

—Ya claro —ironizo interrumpiéndole—. No quieres que me vean contigo en público. Prefieres reclamarme en tu despacho, no?

—Claro que no joder —dice cabreado.

—Según tus hermanos ya me reclamaste —le recuerdo—. ¿Qué vienes a aprovecharte de tu posesión y divertirte un rato?

—¿Pero que coño dices? —brama molesto—. No eres una posesión.

—No parecías decir lo mismo el otro día con tus hermanos.

—Mis hermanos son gilipollas —gruñe casi gritando—. No eres una posesión y no te oculto en mi despacho.

Pongo los ojos en blanco y decido ignorarlo mirando de nuevo mis papeles.

—No te dije nada de la fiesta porque quería pedírtelo yo joder —grita perdiendo la paciencia—. Si tardé tanto es porque quería hacerlo el último día para que no te lo pensaras y accedieras.

—¿Querías obligarme a ir contigo? ¿Cómo puedes ser tan capullo y querer acorralarme así? —río irónica al pensarlo bien y niego con la cabeza diciendo:—Pero que digo si acorralar a la gente se te da de lujo.

Sus ojos se abren por la sorpresa y la incredulidad y su ceño se frunce con enfado.

—No quería obligarte. Quiero que vengas conmigo porque quiero estar en mi cumpleaños contigo. ¿Tan difícil es de entender?

Me quedo callada. Creo que me he pasado un poco.

—No me puedo creer que pienses así de mi —dice alucinado pasándose la mano por el pelo de forma nerviosa—. ¿Sabes que? Olvídalo. Ni siquiera quiero ir a esa puta fiesta.

—¡Ethan! —grito al ver que se dirige a la puerta pero me ignora—. ¡Ethan, espera!

Se va de mis despacho dejándome sola y con un dolor en el pecho insoportable. ¿Por qué fui tan borde?

Los recuerdos dolorosos me han echo comportarme como una imbécil con Ethan, con el chico egocéntrico que no ha echo nada malo. Me siento una estúpida.

Al salir del despacho le pregunto a Grace si Ethan sigue pero me dice que no le moleste, y aunque tengo ganas de correr y entrar sin mas me controlo y me marcho. En lugar de irme a casa aparco en el edificio de Derek después de decirle a Hannah que viniera para una minipijamada de las nuestras. Esta vez no tomaré cerveza.

—Te has pasado con el pobre hombre —me regaña mi amiga—. No le dejaste ni explicarse.

—No lo sabía, vale? —grito molesta—. ¿Puedes entenderme y no regañarme? Bastante mal me siento ya.

Ya sé que me he pasado con Ethan no necesito que me lo recuerden.

Derek llega de la cocina con dos tazas de café. Le doy un largo sorbo a la mía y casi me quemo.

—La verdad es que ahora entiendo lo que decías de lo bueno que esta —dice Derek sentándose a mi lado—. Me pone cachondo hasta a mi.

—¿Se lo has presentado a Derek antes que a mi? —pregunta Hannah indignada.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Where stories live. Discover now