Treinta

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—¡Oh si! —suspiro de alivio—. Sigue así, más a la derecha.

Sus dedos aprietan mas a la derecha.

—Mas fuerte.

Clava mas los dedos en mi piel y me relajo como gelatina sobre la camilla.

—Deberías reservar esos gemidos para Ethan —se burla mi mejor amiga deslizando sus dedos por mi espalda.

—Estoy tan relajada que me da igual lo que digas —disfruto del momento cerrando los ojos—. Después del día de ayer necesitaba desconectar.

Las ventajas de tener una amiga que trabaja en un salón de belleza es que puedo probar todo tipo de tratamientos gratis. He sufrido muchas veces con sus tontos experimentos, me merezco masajes gratis. La loca de mi mejor amiga me ha provocado muchos granos y malas reacciones con sus cremas extrañas que hace ella misma.

—¿Por qué eres tan dramática?

—Cuando tengas que soportar a la exfollada de tu novio me cuentas.

—Así que novio, eh? —tengo los ojos cerrados pero apuesto todas mis cervezas a que esta moviendo las cejas de arriba a abajo como una depravada sexual.

Abro un ojo y la miro por encima de mi hombro y confirmo que me esta soltando esa mirada pervertida que solo ella sabe poner.

—Cállate —farfullo volviendo a cerrar los ojos.

—¿Todavía no habéis tenido La charla?

—No —susurro entre avergonzada y...¿triste?

No tengo claro que somos, pero algo somos y sea lo que sea me gusta como son las cosas entre el y yo y espero que nada cambie ni lo estropee.

Por eso cuando salgo del ascensor y me lo encuentro hablando tranquilamente con Grace me hace sonreír como boba.

—Hola preciosa —me saluda con esa sonrisa arrebatadora que tanto adoro—. Hoy no recibiré ninguna bofetada, verdad?

Pongo los ojos en blanco:—No, y ya te dije que lo siento.

Ethan se inclina hacia mi y llega hasta mi oreja, su aliento cálido chocando contra mi piel tibia. Sus labios rozan mi piel y me encojo por las cosquillas a la vez que mi vello se pone de punta, mis ojos casi cerrándose por el gusto.

—Tus disculpas son mejores en mi cama.

Su voz ronca en un susurro me debilita las piernas y siento que me desmayo en plena recepción.

—Estamos en el trabajo señor Langford —me burlo con tono serio—. Modere su lenguaje por favor.

—Mis disculpas señorita Parks —hace una tonta reverencia guiñándome un ojo.

—Voy a mi despacho —informo tanto Ethan como a las chicas de recepción.

—No te acomodes mucho —dice Ethan a mis espaldas—. Quizá necesite tu ayuda en mi despacho.

Lo miro por encima de mi hombro mientras sigo caminando y me da otra de sus sonrisas picadas y egocéntricos.

Entro en mi despacho muy relajada después de el nefasto día de ayer y me siento en mi silla para empezar a trabajar. Y me paso un largo rato trabajando tranquilamente hasta mi estómago empieza a molestarme. Hoy no he tomado no siquiera zumo pero ayer a la noche cené demasiado. Una presión muy molesta se forma en mi vientre y me rodeo con los brazos para darme calor pero no se pasa y una punzada hace que me doble.

Pasan los minutos y el dolor no se pasa, me siento cada vez mas incómoda.

Según Google me estoy muriendo. Mi madre diría algo como eso es por el móvil. Este dolor es insoportable.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Where stories live. Discover now