Nueve

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Es lunes y aun me siento mal. Pasar el fin de semana saliendo, bebiendo cerveza y durmiendo hasta tarde acabará conmigo. Ni el maquillaje consigue tapar estas enormes marcas oscuras bajo mis ojos. El cansancio es palpable. Me duelen hasta las pestañas, mantenerme despierta será tarea muy difícil, pero debo ser profesional en el trabajo.

Así que me bebo el espeso café caliente casi abrasando mi lengua de un trago y no tarda en despertarme un poco, no me siento del todo mejor pero me ha despertado y relajado lo suficiente para afrontar otro largo día en el trabajo.

Solo espero que hoy se pase rápido. Es lunes y los lunes se me hacen eternos, pero quizá si no me topo con don narcisista gilipollas todo vaya como la seda.

Y como no, todo tiene que salirme mal.

Las puertas del ascensor se abren y lo primero que veo es a Ethan hablando con las recepcionistas.

Vale. Tranquila. Camina rápido sin llamar la atención. Que fácil es decirlo y que difícil hacerlo.

Camino como si me quemaran los pies pasando por detrás de Ethan sin llamar su atención y estoy a punto de respirar hondo llegando al pasillo que me esconderá de don ególatra cuando mi suerte de mierda me jode la estrategia.

—Señorita Parks —oigo una voz femenina a mi espalda pero esta claro que los ojos de Ethan también están fijos en mi.

Me giro despacio poniendo mi mejor sonrisa, bastante forzada ignorando a Ethan:—¿Si?

—La señora Smith desea hablar con usted con urgencia —informe mirando de reojo a Ethan que no deja de mirarme—, le ha enviado algo.

Suspiro por lo bajo y me acerco al escritorio al lado de Ethan pero yo no dejo de mirar a la recepcionista atravesar una puerta en busca del paquete.

—¿Huyendo de mi preciosa? —murmura Ethan acercándose demasiado a mi.

Mantén la calma. Mantén la calma. Piensa con la cabeza fría. Piensa con la maldita cabeza fría.

Respiro hondo y giro la cabeza para encararle. A tomar por culo la cabeza fría. Esos ojos azules resplandecen y esa sonrisa me esta matando por dentro. Aguanto un gemido de frustración y deseo que quiere escapar de mi y me muerdo la lengua para controlarme.

A pesar de la sonrisa, su ceño se frunce pensativo escaneando mi rostro en busca de algo.

—¿Por qué me miras tanto?

—Pareces cansada —deja de sonreír y se pone serio.

—Eso es porque lo estoy.

—¿Por qué? —sus ojos parecen curiosos pero a la vez molestos.

—No es asunto tuyo —espeto.

Ethan se cruza de brazos y ahora parece molesto. ¿Y a este que bicho le ha picado?

—¿Que?

—Nada —aparta la mirada de mi y se centra en los papeles que le entrega la recepcionista y yo siento que respiro.

—Aquí está —la chica deja una caja mediana de cartón bien envuelto junto a unos papeles.

—Gracias Grace.

Agarro la caja bajo mi brazo y salgo casi corriendo hacia mi despacho. Donde me encierro y dejo caer la cabeza hacia atrás en la puerta. Sonrío al pensar que me he librado de Ethan cuando veo algo en mi mesa que ayer no estaba.

¿Pero que...?

Me acero al escritorio y me encuentro un portátil Mac nuevo y reluciente personalizado con una cubierta de colores morados, negros y blancos como una galaxia. ¿Cómo demonios sabe que me encantan esos colores? Seguro que ha sido suerte. Pues no pienso usarlo.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon