Catorce

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No puede ser. Creí que había sido una pesadilla. Una pesadilla demasiado real, excitante y estimulante.

Ese beso, como me ayudó a bañarme, esas miradas nerviosas y esas sonrisillas reconfortantes fueron reales. El me vio vomitando en su baño. Me calmó, lo besé y se metió en la cama conmigo en plena noche, porque yo se lo pedí.

¿En que estaba pensando? En lo bien que me hace sentir, en lo bien que besa y en como me cuidó sin importarle nada más.

Pero la gran pregunta aquí es: ¿Cómo cojones llegué aquí? Los recuerdos anteriores a despertarme en esta cama están borrosos.

—¿Cómo he llegado aquí? —miles de preguntas siguen formándose en mi cabeza y el se ríe—. ¿Dónde estamos? ¿Qué pasó? ¿Qué hacemos durmiendo en la misma cama?

Mis pensamientos están más revueltos que mi estómago, me siento mejor que en el supuesto sueño que ahora sé que no lo fue pero ahora siento un malestar.

—Me llamaste en borracha y fui a buscarte —afirma pero ya no se ríe está serio—. Te saqué de allí y te traje a mi casa.

—¿Me trajiste a tu casa?

—Ni de coña te dejaba allí a merced de cualquiera —gruñe.

Me aparto mas de el y me siento en la cama sintiendo un mareo.

Ethan se gira hacia la mesilla y me acerca un vaso con agua.

—Bebe —me ordena.

Bebo lentamente bajo su atenta mirada, tiene el ceño fruncido parece algo molesto y no quiero que se enfade mas por lo que me bebo todo.

—¿Nos... Nos hemos acostado? —la pregunta abandona mis labios sin que pueda contener mas mis pensamientos torturadores.

Increíblemente Ethan se ríe y eso solo me hace confundirme mas y mi estómago se estruja por el miedo.

Que diga que no. Que diga que no, por favor.

—¿Me he acostado contigo? —repito con un hilo de voz por culpa del fuerte nudo que se firmado en mi garganta y las grandes nauseas que tengo.

—Mas bien hemos follado en un baño —admite con una risita como si estuviese recordando el momento.

Mi estómago se revuelve mas de lo que ya estaba y las nauseas suben por mi garganta, a pesar de que tengo el estómago vacío seria capaz de vomitar de dolor pensar que me he acostado con mi jefe.

—¿Que? —el gritito se ahoga en mi garganta y mis ojos se salen de mis orbitas incapaz de contener la sorpresa.

No puede ser. No puede estar pasando esto.

—Fue muy bueno —añade—. Casi me arrancaste la ropa.

El vomito esta subiendo a mi garganta y el regusto de la bilis sube a mi boca. Me he acostado con el y no lo recuerdo. He sido estúpida.

—Te pusiste tan seductora, y yo no soy de piedra —sigue hablando pero quiero seguir escuchando—. Me encerraste en el baño, asaltaste mi bragueta y...joder, me dejé llevar por el deseo que siento por ti.

Se levanta de la cama y yo voy a desmayarme si sigue hablando. Mi cuerpo está de acuerdo y le parece de maravilla lo que dice, como si recordara lo que pasó con el. La parte sensata de mi cerebro se niega a recordar, sabe que no miente.

Lo siento. Siento el gusto de su cuerpo rozarse como el mío. Como devoró mis labios y me dio un orgasmo maravilloso que me llevó al olimpo del sexo.

Los recuerdos se abren camino muy rápido en mi mente. El escalofrío me recorre la columna y me quedo muda. No ocurrió, lo negaré todo. Solo ocurrió en su imaginación. Nunca pasó eso en los baños. No lo llevé al baño con la valentía de cumplir lo que más deseaba que era que me follara. Eso no pasó, se lo inventó todo fue en su imaginación. No desee que me follara duro contra un lavabo, que se me metiera entre mis piernas y me la metiera toda, tan larga y dura.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Where stories live. Discover now