Treinta y siete

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Mamá se había empeñado en que me llevara todas la galletas de nueces que habíamos preparado ese fin de semana ya que no calculamos bien la cantidad de ingredientes y nos habían sobrado un montón. Llevo el tupper dentro de una bolsa y la dejé sobre la mesa en mi despacho, esto de tener despacho me gustaba cada vez mas, sobre todo las vistas magnificas de la playa de Miami.

Me dejé caer en mi silla y me quedé mirando la gente pasear y los que se encontraban tomando el sol disfrutando del día caluroso que hacía hoy en pleno junio.

Era un asco estar en el trabajo pero pronto se acercan los días de vacaciones y podré disfrutar de la playa con mis mejores amigos.

Los golpes a la puerta me distraen y sin apartar la vista de los papeles grito alto adelante y levanto los ojos de los documentos para poder ver quien entra.

Ethan.

No puedo abstenerme de seguirle con la mirada cuando se acerca a mi lado, se apoya en la mesa de forma sexy y me deja una carpeta sobre la mesa.

—Necesito que hagas un plan de estudio de mercado sobre ese producto y con ayuda de tu equipo quiero que hagas un plan de marketing para lanzarlo.

Hago un sonido de asentimiento mientras ojeo la carpeta con un nuevo producto cosmético, mi tema preferido.

—¿Comiendo galletas sola en tu despacho? No creo que quieras perder esa figura. Aunque pensándolo bien...—se lleva la mano a la barbilla en un gesto pensativo—, así los hombres dejaran de desearte, y no tendré que matar a nadie.

Levanto la vista de los documentos y lo observo sonreír malvado por su comentario estúpido y a la vez descarado que suele decir, me guiña un ojo seguido de relamerse los labios y creo que el corazón no me puede palpitar mas deprisa y ya noto mis bragas humedecerse por su mirada intensa.

—Mi madre me ha obligado a traerlas.

—¿Y que pretende? ¿Qué alimentes a toda la plantilla?

—Imagino que si —dije harta de esta conversación deseando que se largue de mi despacho o acabaré tirándome a su cuello y no terminaré el informe que tengo que entregar esta tarde.

—Te robo una si no te importa —su mano llega hasta el tupper y coge una para llevársela a la boca para engullirla casi entera—. Saben extrañas, ¿seguro que no las has echo tu? ¿no le habrás puesto veneno?

—Para la próxima no se me olvidará —digo en broma pero manteniendo la expresión seria.

Siempre que el viene a mi despacho o yo al suyo acabo dejando de lado el trabajo para enrollarme y follar con el. Y por mucho que sea mi jefe me gusta hacer mi trabajo, por eso estuve años dejándome la vida en la facultad para sacarme la carrera de marketing y publicidad que tanto me costó pagar.

—¿De que son? Nunca había probado unas galletas así —dice tosiendo y tragando con dificultad una segunda galleta.

—De nueces.

—¡¿Nueces?! —pregunta sorprendido dejando la galleta de golpe escupiendo los trozos de su boca—. Soy alérgico a la nueces.

—¡¿Que?!

Ethan tose mas fuerte, su respiración empezó a atascarse en su garganta mientras intenta dar grandes bocanadas de aire, se llevó una mano al pecho tratando de respirar al mismo tiempo que se sostuvo de la mesa pero su fuerza flaqueó cayendo al suelo medio inconsciente.

—¡Ethan! 

Me levanté corriendo agachándome a su lado moviendo su cara hacia mi observando sus ojos cerrados y su respiración apenas se notaba al igual que a penas notaba su corazón cuando toqué su pecho.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Where stories live. Discover now