Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]

Diecinueve

—¿Cual debería ponerme? —gruño frustrada.

Maldigo tirando otro vestido de mi armario por la habitación con toda la montaña de ropa detrás de mi.

—Ponte el azul —señala Hannah uno azul claro de entre los cientos de vestidos que compramos.

Soy bastante simple a la hora de vestir. Me encantan los tacones, vestidos, faldas y americanas oscuras, pegan bien con mi piel de un bronceado claro. Y ese es mi gran problema ahora mismo.

Sigo revisando mis vestidos que he tirado al suelo incapaz de decidirme. He comprado cientos de vestidos para las diferentes ocasiones pero ahora mismo todos me parecen iguales. Colores oscuros, cortos, con escote pronunciado, algunos con encaje y otros con piedrecitas.

—Siempre llevo vestido oscuro —me quejo mirando mal a mi mejor amiga.

—Porque a ti te queda genial los vestidos oscuros —replica poniendo los ojos en blanco—. Ponte este ahora mismo.

Hannah se acerca al armario y saca de una pecha un vestido azul muy oscuro con escote palabra de honor ajustado en la cadera y suelto hasta la mitad de la rodilla con tela suave y fina.

—No sé —dudo mirando el suelo revuelto de ropa—. Creo que no debería ir, me parece mala idea.

—Loren. No digas gilipolleces —me golpea con el vestido en el pecho—. Vamos a ir y será muy divertido.

—No lo será —insisto ansiosa.

Han pasado varios días desde que Ethan y yo volvimos a hablarnos, a pesar de ello por culpa del trabajo a penas hemos hablado. He tenido una semana muy larga llena de proyectos super importantes a los que tuve incluso que acudir en persona a las empresas para ayudar y asegurar de que el lanzamiento de la publicidad de los nuevos productos sea perfecto y sin errores.

Y aunque he estado ocupada yendo y viniendo del trabajo a empresas y luego a casa, mi cerebro no ha dejado de pensar en la fiesta en todo momento. Después de días dándole vueltas cada vez estoy menos convencida de que sea una buena idea ir.

No sé que clase de personas son los amigos de Ethan, ni si quiera sé si tiene amigos. Siendo tan egocéntrico no creo que nadie le soporte. Y con lo guapo que es todos le tendrán mucha envidia al igual que las mujeres que se lanzaran a sus pies para besarlos.

—¡Ponte el puto vestido Loren! —me grita en la cara —O te lo meto yo a la fuerza. Sabes que soy capaz.

Trago saliva porque conozco a mi mejor amiga y lo que dice lo cumple. La última vez que no quise ir de fiesta con ella porque me sentía vaga y depresiva me vistió a la fuerza y me arrastro por todo el piso maquillándome y peinando. Mi cara y mi pelo quedaron fatal pero consiguió ponerme el vestido y sacarme de casa.

Cojo el vestido alejándome cuanto antes de la loca a la que considero mi hermana de diferente madre. Pero todavía sigo dudando.

—Vas a ponerte ese vestido, vas a maquillarte como la zorra que eres, vas a subirte a los tacones y a dejar a Ethan con la baba colgando —me ordena de forma agresiva como si fuera un pitbull rabioso a punto de morder si hago cualquier movimiento—. Te tomarás un par de copas y matarás a polvos a ese ricachón.

—No me voy a acostar con él —grito en mi defensa—. Al menos no tan pronto esta vez —susurro avergonzada.

—¡Que vayas a vestirte!

—Vale, vale.

Temerosa alzo las manos en forma de rendición y me voy al baño para una ducha rápida. Mientras dejo secarse el pelo con la toalla, me hago un suave ahumado en los ojos y aplico un brillo en mis labios. Me enfundo en el vestido y seco mi pelo para peinarlo y luego hacerme unas hondas en las puntas y un medio recogido en la parte de arriba dejando la melena suelta.