Once

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Cuatro días. Han pasado cuatro días desde que estuve en la oficina. Cuatro días desde que vi a Ethan. Cuatro días desde que dejé que me tocara. Cuatro días desde que dejé que mis recuerdos tormentosos del pasado me atraparon de nuevo.

Hannah y Derek no se han apartado de mi en ningún momento. La morena se iba a de vez en cuando a su trabajo pero siempre estaba Derek para hacerme sonreír. Mi mejor amigo es el mas tonto del mundo y lo adoro con todo mi corazón. No seremos hermanos de sangre pero como si lo fuera.

Hannah me hizo el favor de ir a mi despacho y traerme mis cosas para así seguir trabajando desde casa y por suerte no se topó con mi jefe o por lo menos eso me ha dicho, y eso espero. Serían capaces de hacerle cualquier cosa. Por mucho que le odie no quiero verle sufrir.

Adelanté muchos proyectos de algunas marcas e hice todo el papeleo atrasado. Me siento a gusto trabajando desde el sofá de Derek comiendo como una cerca con una de sus enormes camisetas viejas del equipo de baloncesto del instituto. Nos pasamos las noches viendo películas, bebiendo cerveza y comiendo patatas de bolsa. Tengo la camiseta llena de manchas de comida, algunas cambiando solas de color.

He decidido pasar las noches ahogándome en alcohol. Intentando olvidar la pesadilla que viví. Vomitando hasta los pulmones, algo realmente estúpido pero que conseguía distraerme.

Lo sé. Patético. Era lo único que podía hacer para olvidar.

—Deberíamos salir.

Mis palabras pillan por sorpresa a mis amigos que se miran primero sorprendidos con la comida a punto de llegar a sus bocas y luego comparten una mirada dudosos.

Llevo demasiados días encerrada en el apartamento de Derek, comiéndome la cabeza. Si sigo aquí metida me explotará el cerebro de tanto pensar. Necesito salir y olvidar todo de una maldita vez. Al fin he comprendido que quedarme en casa solo me matará mas deprisa y me recordará lo patética que soy. Necesito despejar mi mente y vivir mi vida. Se acabó compadecerme de mi misma, de sentirme estúpida.

No dejaré que ningún tío me haga sentir mal. No permitiré que manden mas en mis pensamientos y en mis sentimientos. Ahora es mi turno de mandar. Ni un tío mas. Nadie romperá mi corazón, ni hará conmigo lo que quiera. Seré yo quien destripe corazones y patee traseros como siempre debí hacer.

Tiembla Miami, Loren Parks hará estallar el suelo.

—No creo que... —Derek intenta hablar pero lo interrumpo alzando una mano para hacerlo callar.

Sonrío de oreja a oreja y me planto delante de los dos con las manos en las caderas como una madre dispuesta a reñir a sus hijos.

—No aguantaré ni un segundo mas aquí metida —sentencio apuntándoles con mi dedo—. Vamos a salir, nos vamos a emborrachar de lo lindo y joder a todo el que se nos ponga delante.

Hannah se pone en pie con una sonrisa de oreja a oreja.

—¡Esa es mi chica!

Miramos a Derek que sigue sentando en el sofá.

—Si tu estas bien yo estaré bien —mi voz sale suave y extiendo una mano hacia el.

La toma con una sonrisa y me abraza con fuerza.

—Vamos a divertirnos pendones —grita demasiado eufórica mi amiga—. Voy a vestirme como el putón que soy.

Sale corriendo del salón hacia la habitación de invitados y Derek y yo miramos sorprendidos por donde nuestra amiga acaba de desaparecer.

—Se ha emocionado un poco .

—Demasiado —corrijo.

Derek y yo nos miramos y empezamos a reír como idiotas.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Where stories live. Discover now