Veintitrés

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Lunes por la mañana. Después de mi rutina diaria bajo hacia la cocina y me llevo una sorpresa al encontrarme a Hannah sentada en la mesa con mi madre comiéndose unas galletas de avena.

—Hola —saludé extrañada besando la mejilla de mi madre y abrazando a mi amiga—. ¿Qué haces aquí?

—Tengo el día libre y he decidido que quiero pasarlo contigo —dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Frunzo el ceño pero lo dejo estar mientras me sirvo el vaso de zumo y me lo bebo de un trago. Hannah se come casi todo el plato de galletas y habla con mi madre sobre el nuevo color de pelo que esta pensando en ponerse.

Salgo de casa con Hannah siguiéndome y nos metemos en el coche.

—¿Cuál es la verdadera razón por la que estás aquí? —pregunto aun sin arrancar el coche.

—¿No puedo pasar mi día libre con mi mejor amiga?

Alzo una ceja y me cruzo de brazos en su dirección.

—Es la verdad —sigo mirándola—. Por lo menos una parte —murmura ese último torciendo el gesto.

—¿Qué has echo?

—Deisy consiguió que Matilde me echara durante el día entero —admite apretando los labios enfadada—. La odio.

Matilde es la dueña del salón de belleza donde mi mejor amiga trabaja y tiene la cabeza llena de pájaros por culpa de Deisy. Hannah siempre acaba metida en problemas cuando Deisy se aburre demasiado y tiene ganas de fastidiar.

—Yo también —concuerdo riendo poniendo en marcha mi minicoche.

Nos pasamos el camino tarareando canciones de mis discos hasta llegar al apartamiento y luego caminamos hacia el edificio.

Llegamos a la planta superior y Hannah se queda parada a la salida del ascensor y se pone pálida.

—¿Qué pasa? —pregunto entre risas al ver como empieza a mover los labios queriendo decir palabras pero ningún sonido sale de su boca—. Ni que hubieras visto un fantasma.

Sus ojos están abierto de par en par y creo que no parpadea, esta mirando fijamente algo y sigo su dirección pero solo me encuentro a uno de los hermanos de Ethan hablando con la secretaria, ligando. Supongo que los hermanos Langford dejan en shock a cualquiera.

—Vamos, corre —susurra cogiendo mi brazo y tirando mientras se tapa la cara con el pelo.

—¿Pero que haces? ¿A ti que te pasa?

—Shh...camina —sigue empujando por el pasillo hasta que estamos en las puertas de mi despacho.

Nos adentrarnos y Hannah suspira cuando se cierra la puerta.

Se toma unos minutos en observar mi despacho, sobre todo la increíbles vistas mientras yo me acomodo en mi silla y saco mi portátil y demás documentos.

—Tu despacho es la ostia —dice Hannah mirando por la ventana con la boca abierta.

Yo sonrío y asiento.

—Aquel día que vine tu tonta secretaria no me dejó entrar —se cruza de brazos y me mira—. Se empeñó ella en coger ella tus cosas, la muy pesada.

—Oye, Grace es un amor —digo negando divertida—. Es increíble que siga tratándome tan bien después de como le hablé hace tiempo.

—Lo será siempre porque eres la favorita de Ethan —me dice dejándose caer en uno de los sofás.

—Eso no es verdad —digo—. Grace es amable con todo el mundo.

—Claro que no —me levanto de mi sitio y me siento en el sofá individual al lado de Hannah—. Te trata bien porque le tiene miedo a Ethan.

Llama del deseo ✔️ [Llamas #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora