Capítulo 5

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     Pasó las siguientes horas contemplando la ciudad intentando imaginarse lo que ocurría en el salón, cuando al empezar los soldados a hablar entre ellos cada vez más agitados regresó a la sala encontrándose con varios mayores hablando con alguno de los oficiales más viejos con cara de concentración y lo cual le agradó, ya que significaba que aquello había servido para algo. Incluso si no habían elegido a ningún candidato, reducir la lista ya sería un gran avance ya que aquello les permitiría a ellos trabajar sobre una base y en un par de horas llegar a un consenso, pensó regresando a su sitio.

—¿Crees que lo han elegido? —Le preguntó Serin.

—No lo sé —contestó—. Pero sea lo que sea lo que ha pasado, ha sido bueno.

—Desde luego —asintió Serin—. Además, nuestros hermanos ya no se comportan como antes —añadió malicioso señalando a los soldados que de repente parecían haber perdido todas sus ganas de provocar.

—Al menos esto habrá servido para que aprendan como nos sentimos nosotros.

—¿A quién habrán elegido? —Preguntó uno de los chicos de la fila de atrás.

—No creo que hayan elegido a nadie. Al menos no por sus caras— negó Serin volviéndose hacia los ancianos y oficiales—. Pero habrán reducido el número de candidatos, de manera que a nosotros nos tocará decidir.

—Como siempre —asintió Rush de manera que todos se volvieron hacia él.

—Luego estás de acuerdo —dijo Serin y Rush asintió mientras se sentaba.

—Está claro que los soldados no pueden tomar una decisión.

—Cierto, pero la propuesta de Aisdal nos ha permitido salir del callejón sin salida en el que estábamos a la vez que conseguíamos más tiempo y tranquilizábamos a los soldados.

—Su propuesta sólo ha tenido puntos positivos —asintió otra chica.

—Lo importante ahora es —intervino Aisdal antes de que Rush pudiese contestar—, ¿a quién propondrán los soldados?

—Esa sí que es una pregunta realmente difícil —respondió Serin—, ya que si hubiésemos sabido a quien iban a elegir, ya habría sido propuesto.

—Pero han tenido que llegar a un acuerdo o los mayores no tendrían esa expresión —intervino otro chico.

—Cierto— admitió Rush pensativo—. Pero por sus caras, hay un problema, yo diría que más de uno y a tener en cuenta. A primera vista parece que han reducido la lista a varios candidatos, pero eso no puede ser. Los mayores se darían por satisfechos tan sólo con que eliminasen la mitad de los nombres de la lista y dado que no ha sido presentada por escrito, la lista configurada por los soldados no puede sobrepasar las cuatro personas.

—¿Entonces cuál es el problema? —Peguntó otro de los chicos.

—El candidato —contestó Aisdal mientras pensaba que era una pena que Rush no usase esa capacidad para deducir en sí mismo con igual eficiencia que lo hacía en los demás.

—Hermanos —comenzó de nuevo el mismo mayor que inició la asamblea anterior—. Como sabéis, ante nuestra falta de acuerdo para elegir a un candidato, encomendamos esa responsabilidad en nuestros hermanos soldados. En un principio nos hubiésemos conformado con una reducción de los candidatos, pero nuestros hermanos han superado nuestras expectativas y casi por unanimidad han elegido uno —explicó haciendo que de nuevo comenzasen los murmullos y es que aquello confirmaba lo peor, ya que si sólo había un candidato, ¿a qué se debían aquellas caras?—. La elección de ese candidato presenta una serie de dificultades, pero dada la situación, este no podrá rechazar el cargo ni podrá ser vetado por nadieprosiguió haciendo que de nuevo comenzasen los comentarios ya que aunque existía la posibilidad de rechazarlo no existía ningún precedente y el que lo prohibiesen expresamente tanto al candidato como a la reunión iba en contra de todo lo que ocurrido en las asambleas desde tiempo inmemorial—. Los soldados —continuó haciéndose oír por encima del murmullo general— han elegido a este emisario y no están dispuestos a defender a ningún otro por lo cual, y por el bien de la ciudad, no habrá opción ni de renuncia ni de veto sobre él. Espero que se entienda nuestra postura y el porqué de una decisión tan polémica, pero el tiempo apremia y las opciones son, por decir algo, escasas. Por lo tanto, anunciaremos el nombre para proceder sin más a la siguiente parte de la ceremonia. El representante de este año en Lexta es Aisdal. Aisdal —la llamó volviéndose hacia ella—, acude de inmediato a la torre norte, allí comenzarás tu preparación y se te darán instrucciones para la próxima ceremonia.

—Ya que no hay opción de veto y el tiempo es algo de lo que no disponemos, querría dar ahora mi resolución con respecto al grupo que me va a acompañar —solicitó levantándose.

—¿Ya lo tienes decidido? —Preguntó el mayor sorprendido y ella asintió.

—Realizo una petición para que la asamblea nombre una comisión que se ocupe de elegir al grupo que me ha de custodiar y que el encargado de ese grupo sea el hermano Rush.

—Sea —asintió el mayor después de un momento—. Los nombres de los soldados serán comunicados en cuanto se elijan, mientras, comienza los preparativos.

—Enseguida —asintió ella abandonando la sala y dejando atrás los comentarios de la gente.


—No puedo créeme que hayas elegido a Rush —le estaba diciendo Lena.

—Y yo no puedo creerme que hayas vuelto a ignorar a los sanadores y que hayas venido aquí —replicó Aisdal mientras revisaba los documentos que le habían traído.

—Tenía que comprobar si realmente eran ciertos lo rumores, y por lo que veo, así es.

—Los soldados me eligieron a mí, el consejo lo aceptó y yo elegí a Rush.

—Entiendo que los soldados te eligiesen, después de todos eres la única juez que ahora mismo nos agrada. Lo que hiciste hace cinco meses es algo que no se olvidará en mucho tiempo y por supuesto el consejo lo aceptó porque no tenía ninguna elección, pero lo de Rush...

—Era la elección más obvia.

—Rush te odia —le recordó

—Precisamente —asintió—. Su decisión será sopesada y discutida en clase durante generaciones, se tendrá todo en cuenta y Rush lo sabe, sabe que, como cometa el más mínimo error, eso será lo único que se recuerde de él. Examinar los antiguos grupos que han sido mandados a la reunión es una de las partes básicas de las lecciones.

—Lo sé. Y estoy de acuerdo en que su orgullo podrá más que su odio, sobre todo porque si lo hace bien, pensará que te ha vencido, pero ¿por qué no has elegido tú a tu propio grupo? Nadie antes lo había hecho.

—Nunca antes habían elegido a una mujer —contestó ella.

—Y esa es otra de las cosas que no entiendo, ¿cómo es posible que te lo hayas tomado con tanta calma? No pareces sorprendida.

—Pues lo estoy, en parte —asintió.

—¿En parte?

—Estaba claro que esta reunión no estaba siendo habitual y que por lo tanto el resultado de ella tampoco lo sería, por lo cual estaba abierta a cualquier opción, opción que en este caso fui yo. Pero tú no has venido aquí para comentar conmigo los pormenores de una reunión que en realidad te trae sin cuidado.

—¿Cómo puedes decir eso?

—Porque eres un soldado. No te importan los pormenores, tan sólo ahora que se sabe quién va a ir y se están eligiendo a los candidatos, todos los soldados están pendientes de lo que se dice en la torre, y dado que a ti no te van a escoger, no tiene sentido que estés aquí.

—Siempre es agradable oírte hablar así —dijo Lena con sorna.

—Gracias —asintió ella haciéndose la desentendida—. ¿Y bien? ¿Qué consejos piensas darme para salir con bien de esta situación?

—Que seas tan simpática como lo eres conmigo.

—Eso ya lo tenía pensado hacer—asintió mientras tensaba la mano hacia atrás haciendo que saliese el cuchillo—.Seré aún más amable.


Y por fin estamos listos para comenzar el camino a la línea de salida. Esta historia es como una montaña rusa, nos acabamos de abrochar los cinturones y ahora empezaremos a subir lentamente...


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