Capítulo 17

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—Vuelven a empezar —murmuró varios días después viendo como en medio de los atacantes, se dejaba libre un espacio circular y un pasillo y como por él eran arrastrados varios de los atacantes de los primeros clanes. No entendía por qué tenían que ser ellos los que fuesen sacrificados e intuía que era importante, pero por más que lo veía, no conseguía encontrarle sentido.

      Se dio la vuelta y bajó. Se preparaba un nuevo ataque y debía ir a su posición ya que era uno de los pocos evaluadores que aún mostraba confianza en sí mismo y en sus posibilidades.

—Evaluadora —la saludó el oficial que estaba al cargo cuando llegó.

—¿Está todo preparado? —Este asintió señalando a su alrededor y ella comprendió en seguida. Estaban todo lo preparados que podían estar dadas las circunstancias—. Matad a esos atacantes antes de que lleven a cabo la ceremonia.

—Demasiado tarde —negó uno de los soldados y al mirar vio que ya estaban comenzando a mojar la cabeza de los atacantes con la sangre de los sacrificados aún agonizantes.

—En tal caso, les daremos más sangre para que se bañen —asintió mirando fijamente hacia afuera.


—Evaluadora —le pidió el oficial.

—No —negó mirando a los atacantes que habían conseguido abrir una brecha en la puerta y entrar.

—Evaluadora —repitió.

—No.

—Pero...

—No —zanjó mirándolo molesta. Ya sabía que se los estaban comiendo vivos, no hacía falta que fuese tan insistente—. Ahora —ordenó finalmente y los soldados soltaron la viga que cayó con un ruido sordo aplastando bajo él a una decena de atacantes que comenzaron a moverse intentando soltarse—. Rematad a los heridos; y a los atacantes, cortadles las manos y los pies y hacedles cortes, pero no los matéis —les ordenó a los soldados—. Vamos —los azuzó—. Vosotros —detuvo a un grupo—, quiero que montéis un patíbulo y que colguéis bocabajo varios cuerpos de los atacantes que han entrado y les cortéis la cabeza. Quiero que todo el camino de entrada esté cubierto con su sangre, ¿comprendido?

—Sí —asintieron los soldados.

—Bien —asintió dándose la vuelta y al ver su pelo negro recordó que era cierto, en algún momento de aquella locura se le había soltado.

      Aquel ataque era como siempre en lo referente a organización, pero mucho más feroz, como si realmente aquella sangre les hubiese dado más fuerza a los atacantes. Daba igual que fuese porque los atacantes creyesen en la ceremonia o porque la ceremonia funcionase de verdad, lo único que importaba es que nunca los había visto atacar así y apenas si podían contenerlos, de hecho, estaban quedando en tan malas condiciones que no estaba segura de que pudiesen recuperarse aun cuando los echasen. Pero pensaba comprobarlo.

—Vosotros —le ordenó a un grupo que estaba apoyado contra una pared—. Subid arriba, coged ballestas y disparad a todo lo que se mueva fuera de estos muros.

—Evaluadora —la llamó Yone desde arriba—. La brea ya está preparada.

Al oírla subió las estrechas escaleras de piedra de tres en tres y al llegar vio los enormes recipientes de madera esperando.

—Distribúyelos pero que no los acerquen a la muralla todavía.

—Bien —asintió sin discutir y se alegró de que Yone no se la quedase mirando sin entender, ya que los segundos eran preciosos.

—Vosotros, coged las cubas y estad preparados —dijo mientras le quitaba el jersey a un cadáver y se lo ponía—. Los demás, disparad conmigo— le ordenó a un par de soldados, que cogieron los arcos tirados en el suelo y comenzaron a disparar mientras ella los imitaba.

EvaluadoresWhere stories live. Discover now