Capítulo 33: Pollitos en fuga

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Después de que mis alborotadas hormonas despidieran a Alex, solo me tumbé en la cama y dormí lo que se podría confundir fácilmente con una siesta de treinta y cinco años.

Y hubiera seguido, de no ser por el estruendoso sonido de mi teléfono celular anunciando una llamada desde un número desconocido.

Un poco aturdida por el sueño y por la intriga, contesté.

―¿Diga?

Necesito tu ayuda ―contestaron del otro lado.

―¿Disculpa? ¿Quién habla? ―pregunté, tratando de reconocer su familiar voz.

No nos conocemos mucho, eso no importa. Solo necesito saber si estas dispuesta a ayudarnos.

―Pero ni siquiera sé quién eres. ¿Por qué tendría que hacerlo?

Bueno, se trata de Austin.

―¿Y qué te hace pensar que puedo ayudarlo? ―pregunté, aunque mi cerebro trataba de pensar qué habría hecho ahora el problemático Austin.

Verás, no solo se trata de él. También se trata de Alex.

Mi pecho se encogió, y la preocupación me embargó completamente.

¿Qué fue lo que pasó? ¿Acaso habían vuelto a pelear?

La sola idea de verlo herido me comprimía la garganta.

¿A quién te refieres con "verlo" Becky?

Oh, calla.

―¿Qué va mal con ellos? ―pregunté mordisqueando mis uñas, y su silencio me pareció eterno―, bueno, veo por tu calma que no es tan importante después de todo.

―Necesito que vayas con Marga, logres que firme un papel y consigas su carnet de identificación.

―¿Qué? ¿Cómo pretendes que haga eso?

Eres inteligente, lo sabrás manejar ―se escucharon murmullos―. Como sea, te mando la ubicación en un mensaje. Nos vemos en cuarenta minutos ―dijo antes de cortar la llamada.

Okay, eso fue inesperado.

¿Cómo podría hacer que la señora Marga firmara un papel y luego me diera su identificación, así como así? ¿Y por qué motivo, razón o circunstancia iba a ayudarles?

Mi teléfono volvió a vibrar, y vi que eran pasadas las ocho de la noche. En el mensaje, la foto del rubio Sam me había enviado una ubicación.

"A las nueve, sé puntual"

"La identificación de la anciana, la vas a encontrar en el estante de la sala, el primer cajón a la derecha"

"La firma, debe ir al final de la hoja. No lo arruines"

Me sentí desconcertada, unos minutos atrás había pedido mi ayuda, y ahora me hablaba como que si aquello fuera una obligación mía. No tenía ni la más mínima idea de en dónde me estaba metiendo.

Luego de unos minutos de debate interno, volvió a escribir: "xfa"

Bueno, así sí.

Un momento, ¿cómo sabía tanto de de la casa... ¿pretendía que me meta a la casa y hurgue entre las cosas de la señora Marga?

Harías lo que sea por A... Callé mis pensamientos antes de que me metiera en un camino sin retorno, me vestí con ropa oscura porque me pareció lo más acorde a aquella situación, preparé mis cosas, y llamé a Taximexico.

Un pequeño gran problema [COMPLETA]Where stories live. Discover now