XI: It's so cold here

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La primera vez que lo vio se decepcionó. 

No era como el rubio con el cual soñaba desde hace años. Existían pequeñas similitudes, pero le hacía falta esa grandeza de Rey a la cual se acostumbró recordar. 

El carácter del Katsuki actual era mucho peor, mucho más salvaje y egoísta como nunca lo imaginó. Aquel que aparecía de vez en cuando en su inconsciencia no lo era, era un monarca fuerte y justo, duro al hablar, pero que siempre pensaba en su pueblo y en el resto, incluso por sobre su vida. 

Fue un choque demasiado grande para él ver al ojirubí del presente, ver su egoísmo y ego tan inflado. Entonces, al comienzo, no pudo evitar no despreciarlo, especialmente cuando miró en menos al resto de las clases; a aquellos que no tuvieron la suerte de nacer con un quirk tan fuerte y llamativo como él, que se esforzaban por ser tomados en cuenta y convertirse en los héroes que soñaban. 

Por supuesto estaba equivocado en algunas cosas. Katsuki tenía un gran poder, pero ¿de qué servía si no lo pulía con años y años de dedicación? Aquello lo aprendió cuando lo vio luchar en el festival deportivo. El control casi perfecto que poseía sobre su quirk era impresionante, pero aun así no dejo de despreciarlo. 

Había demasiada ira incomprensible en su cuerpo.  No era como el Rey de los Dragones que su pasado "yo" amó. 

Sabía que en su vida anterior detestaba a Todoroki por tener a la persona que él quiso, pero cuando lo vio en el presente no le importó. La historia no tenía que repetirse, nadie más que él recordaba y así estaba bien. No sentía nada ni por el rubio ni por el bicolor. Ni amor ni desprecio, solo eran reflejos de aquellos que conoció. Podía vivir con las noches en vela, los recuerdos desordenados de una vida que no necesitaba, lazos que ya no existían. 

Pero, tres meses antes de que supiera que no era el único que mantenía esos recuerdos, soñó con la muerte de Katsuki y no pudo evitar que un rencor y frustración, que sabía no era suyo, creciera hacia Todoroki. 

Aún así decidió ignorar el sentimiento. Ignorar ese lado de su inconsciente que le pedía acercarse. No había motivos, no quería hacerlo. Se supone que no debería repetir los mismos patrones del pasado. Pero, de una u otra forma, comenzó a observar a Bakugou desde la distancia. 

Su ira constante, su obsesión por ser perfecto y superar a todos, aquellos detalles que lo alejaban del Rey con el cual soñaba. Y entonces, cuando nadie estaba alrededor del rubio y el pasaba, por casualidad cerca de algunos de sus escondites; notó su mirada lejana,  aquella que parecía estar viendo un escenario que ya no existía. El cansancio reflejado en su rostro, esa calma que no creyó que existiera; pensando en algo que no poseía, añorando. Un semblante tan nostálgico.  

Era hermoso. Ese otro lado suyo le recordó tanto al Rey. Quería ver más de él. Descubrir qué era aquello que le traía a sus facciones tanta calma, añoranza y nostalgia. 

Comenzó a sospechar que el rubio recordaba en la clase de historia del primer día como la clase 2-A. No lo notaba, eran señales pequeñas, pero Katsuki parecía reaccionar a detalles que, solamente alguien que conocía la historia, podría relacionar. 

Ese día, tras abandonar la cafetería de la UA con la excusa de hablar con Aizawa, caminó hacia los lugares que sabía Bakugou frecuentaba cuando quería estar solo. Tenía curiosidad por aquella ira sin razón a mitad del almuerzo. 

Desde los ventanales del segundo piso, pudo encontrarlo fácilmente. Oculto entre la vegetación creciente alrededor del edificio. Apoyado contra un árbol, leyendo algo en su teléfono. No lograba ver su rostro, solo la parte superior de su cabeza y el reflejo de la luz contra la pantalla del móvil, pero podía imaginar la calma. 

Why are you so angry? [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora