VII: Breathe

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El campamento acabó con éxito y las vacaciones de verano oficialmente iniciaron. 

Se encontraban a finales de julio y el primer trimestre al fin había acabado. Ya que se preparaban para ser héroes, sus vacaciones duraban menos que las del resto de las preparatorias, teniendo solo cinco semanas y retomando los últimos días de agosto. Pero bien, era tiempo suficiente.

Los dormitorios de la UA se vaciaron desde el primer día. Los amigos se despidieron, las parejas también. La noticia de la ruptura de Kaminari y Jirou se supo esa noche después de empacar y marcharse; a través de las salas de chat, cuando cada alumno ya estaba en casa de sus padres. 

Decir que a nadie tomó por sorpresa era mentir. Muchos se sintieron abatidos, como si fuese su propia relación, pero lo cierto es que aquellos dos se veían como la pareja más estable y saber que su amor se acabó, era un golpe profundo. Si una pareja tan perfecta como ellos podía terminar, ¿qué les aseguraba que sus futuras relaciones no acabarían mal? 

Antes de la medianoche, cuando Todoroki estaba acostado en su cuarto en casa de su madre, le envió un mensaje a Yaoyorozu al respecto. La chica tan solo respondió que no sabía cómo sentirse por la noticia, le dijo que necesitaba descansar y no respondió más. Shouto sabía que Momo no durmió esa noche, solo se dio vueltas y vueltas sobre su cama hasta desfallecer. 

Supuso que las vacaciones le vendrían bien a todos. Necesitaban un respiro, alejarse de los problemas sentimentales que la adolescencia traía a ellos y de aquellos que hacía revolotear sus corazones. 

Aun así, Todoroki sintió que no ver a Bakugou era difícil. No podía ver sus hermosos ojos que, estaba seguro, eran los que aparecían en sus sueños. No podía enviarle un mensaje, mucho menos podía llamarlo. No sabía en qué "términos" estaba con él.

¿Eran amigos? ¿Conocidos? ¿Solo compañeros de clase? No lo sabía, pero estaba seguro de dos cosas: Katsuki lo seguía considerando un rival, y para él; el rubio era la persona que podría amar. 

Bien, no vería al chico por cinco semanas. Pero, ya que seguramente seguía en la ciudad al igual que él y muchos más, podría encontrárselo por ahí mientras esperaban que el nuevo trimestre llegara. O eso creía hasta que, al segundo día de sus vacaciones, Fuyumi lo despertó con una sonrisa que lograba hacer de sus ojos medias lunas. 

Lo sacó de la cama contra su voluntad. Lo obligó levantarse tanto a él como a Natsuo, y los arrastró hasta la cocina en el primer piso del hogar. Su madre observó todo desde una esquina, riendo de ellos, y dejando una taza de café frente a su hijo mayor y un vaso de jugo en las manos del menor. Los hermanos se miraron, ambos con rostros cansados y malhumorados de dos personas que detestaban las mañanas, pero bien, ya estaban ahí. Además, la alegría que transmitía Fuyumi lograba alejar el malestar y, con la misma sonrisa radiante, les dio la fatídica noticia.

—¡Pasaremos dos semanas con padre en Takayama! —exclamó, e ignoró como el rostro de sus hermanos perdía color—. Ya esta todo arreglado. Padre rentó una casona, así que partiremos mañana mismo. 

Los hermanos suspiraron. Ambos tomaron sus tazas y comenzaron a beber con expresiones en blanco, con el desagrado siendo más notorio en un rostro que en el otro. 

—¿No puede ir solo? —preguntó el menor. 

La chica suspiró y negó.

—Es nuestro padre, Shouto. Quiere pasar parte de las vacaciones con nosotros. 

—¿Y eso qué? No me cae bien. 

—A mi tampoco —apoyó Natsuo—. Y lo que dijo Shouto es verdad, ¿no puede ir solo? Con todo el dinero que tiene podría rentar hijos falsos, ¿no?

Why are you so angry? [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora