XVII: Half prince

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Día del festival. Cada integrante de la clase 2-A se despertó a las siete de la mañana. Muchos sin dormir, algunos con un par de horas de sueño y otros que simplemente no les importaba nada, no estaban nerviosos y pudieron descansar la noche por completo, soñando con los días anteriores que disfrutaron en compañía de alguien a quien apreciaban, las imágenes meciéndolos hasta el alba.

Aquellos que debían preparar la comida y ordenar las mesas fueron los primeros en marcharse. Los que atraerían y atenderían a la clientela se quedaron en el dormitorio un poco más, vistiéndose y otros siendo ayudados para cubrir sus cuerpos con los trajes tradicionales más complejos.

Bakugou, Uraraka y Ashido ayudaron a Yaoyorozu con su juunihitoe. Mientras el rubio ayudaba a la chica ponerse capa tras capa, Ochako la maquilló y Mina arregló su cabello. Simplemente lo dejarían suelto, con un peinado alzado se vería bien, pero aquel estilo no terminaba de convencer a ninguno. Aquellos tres que estaban ayudando a la chica prepararse decidieron que dejarlo con su caída natural era la mejor opción. Momo no puso objeción alguna, ni sobre lo que tenía que vestir, el peinado o maquillaje.

Cuando terminaron, los tres se alejaron, mirando desde una pequeña distancia el resultado final. Las dos chicas sonrieron, Bakugou miró a Yaoyorozu de pies a cabeza, le tomó una fotografía al traje y se la envió a su padre. Al menos él se sentía conforme con el resultado, pero quería saber que pensaba su viejo.

—¡Te ves preciosa, Yaomomo! —exclamó Mina—. ¡Realmente como toda una emperatriz!

Momo sonrió tímida y, a la vez, dulcemente. Los cumplidos le emocionaron bastante, aunque aún no podía ver el resultado final en un espejo.

—Gracias, pero... creo que no podre caminar con todo esto...

—Es muy tarde para pensar en eso —gruñó el rubio, elevando la vista desde el teléfono en sus manos—. Sabías en lo que te metías cuando aceptaste que hiciera el puto juunihitoe.

—Sí, lo sabía —Yaoyorozu suspiró. Levantó uno de los brazos, la tela pesaba bastante—. Realmente no pensé que ibas a coser las doce capas...

—¿Ah? ¡No iba a hacer un jodido trabajo a medias!

Mientras el rubio despotricaba y, entre maldiciones, le explicaba a Yaoyorozu como caminar para no tropezarse con el traje, la atención de la chica se dispersó sin quererlo. Su mirada paseó por la habitación, eran los únicos en el salón hasta ese momento. Aquellos que atenderían a la clientela ya estaban vestidos; unos pocos se marcharon a la escuela junto al resto, pero la mayoría se quedó en el dormitorio ayudando a la atracción principal. Con la emperatriz ya lista, solo faltaba que los "príncipes" lo estuvieran.

Aoyama, Shinzou y Todoroki se vistieron con las primeras capas en sus propios cuartos, aunque el bicolor decidió que se alistaría en la habitación de Tenya por alguna razón que no quiso explicar. Tenían a un "asistente" con ellos: Midoriya, Kaminari e Iida respectivamente, pero, para ese momento, aquellos seis bajaban a la primera planta del dormitorio con las prendas que les faltaba por ponerse.

Momo notó a Todoroki, con el cabello completamente revuelto, los ojos entrecerrados caminar por simple inercia hacia los sofás y sentarse. Cansado como si no hubiese dormido nada; pero lo hizo, Shouto era uno de los pocos que logró descansar durante toda la noche.

Detrás del bicolor caminaba Iida, regañando a su amigo por la pereza y exigiéndole que se levantara para terminar de ayudarlo a vestir el traje. Medio dormido, el chico se levantó, bostezó, paseó su mirada por el salón y Momo presenció el momento exacto en el que, al mirar a Bakugou, el cansancio se alejó. Vio al rubio darse la vuelta y encontrarse con la mirada bicolor; Shouto le dio una sonrisa de buenos días, Katsuki desvió la mirada inmediatamente, el entrecejo fruncido se apreció mucho más profundo entre sus cejas, pero el tenue color carmín fue notorio para la chica de ojos oscuros.

Why are you so angry? [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora