XVI: Winter

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Fuyu volvió a maullar en dirección a Bakugou. Todoroki observó como la expresión sorprendida del rubio se convertía rápidamente en una de furia y, cuando parecía a punto de gritarle y regañarle por lo que estaba haciendo, la voz de Iida hablando desde el salón se interpuso.

—¡¿Todo bien?! ¡¿Qué fue ese ruido?!

De un momento a otro, Todoroki tomó la mano ajena y atrajo la atención del rubio. Las expresiones casi siempre tranquilas y distraídas cambiaron; el pánico era visible en él, silenciosamente, con el brillo de los iris bicolores y el calor de los dedos que sostenían su muñeca, pidiéndole no decir nada, mantener ese secreto hasta que el mismo pudiese pensar en algo. Pareció que el gato también comprendió la situación, con los ojos azules aún puestos sobre Katsuki, las pupilas dilatadas y el más lamentable maullido, le rogó lo mismo.

Katsuki los observó con la mirada casi en blanco, a excepción del ceño siempre fruncido. No le importaba si el otro se metía en problemas o no, él no fue quien metió un puto gato a UA. Y en cualquier caso, ¿cómo logró hacerlo? Esa bestia era bastante grande y gordo para un gato corriente.

Se escucharon pasos caminar hacia ellos. El rostro del bicolor se tornó mucho más pálido, la urgencia por su ayuda se agudizó, también el rostro peludo del felino. Katsuki los miró a ambos, sabía que después se arrepentiría de las decisiones que tomaba, pero bien. Dio un suspiro exasperado y alejó su mano del toque ajeno.

—¡No sucede nada! —gritó, y empujó a Todoroki hacia el ascensor—. ¡Solo es el medio bastardo con su maldito juego!

—¿El juego?

—¡Si, ese maldito juego de gatos que tiene en el móvil! —explicó.

Pudo escuchar la voz de Yaoyorozu dando un suspiro cansado ante la mención de la aplicación.

Iida caminó en su dirección, pero el representante de la clase se detuvo antes de tener una mejor visión de ambos. Solo vio sus espaldas, el gran bulto que Todoroki llevaba quedó oculto. Fuyu se quedó tranquilo y callado. Bakugou empujó al bicolor, bajó el tono de voz para que solo el chico lo escuchara.

—Muévete de una puta vez.

—Gracias.

—Nada de gracias, mas te vale que tengas una jodida explicación, Icyhot.

Bakugou continuó cubriendo el bulto dentro de la campera ajena y entraron al ascensor. Al llegar al tercer piso, mientras caminaban rápidamente hacia la habitación de Todoroki, Mineta salió de su cuarto. El rubio se movió frente a Shouto y gruñó al enano, la sola mirada que le dio logró intimidarlo y hacerle mantener la boca cerrada hasta que entraron al cuarto del bicolor. Lo que el engendro pensara sobre ellos entrando en al mismo lugar, con tanto misterio a su alrededor, no les importaba. Aún así, si Katsuki le escuchaba inventar raras historias sobre ellos procuraría hacerle entender que mejor mantenía la jodida boca cerrada y en sus propios asuntos.

Una vez dentro del cuarto, y antes de soltar al gato, Todoroki le pidió al rubio cerrar el ventanal del balcón. Mientras Bakugou hacia aquello, Shouto abrió su campera y Fuyu salió del interior, cayó al piso de tatami y corrió hacia un rincón; gruñendo al bicolor, con la cola arriba y cada uno de sus pelos erizados.

—Mierda, ese gato te odia —comentó Katsuki.

Una vez cerrada la ventana, el rubio se sentó a mitad del cuarto. Shouto intentó acercarse a Fuyu, pero fue imposible. Con un suspiro de decepción, retrocedió en sus pasos y se sentó junto al otro.

—Supongo que aún no me gano el corazón de Fuyu...

—¿"Fuyu"? —cuestionó. La mirada bicolor se posó en la expresión agria a su lado—. ¿Quién demonios llama a un gato "invierno"?

Why are you so angry? [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora