XI: Keep calm

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— ¡Voy a casarme, hijos de perra!

Las exclamaciones estupefactas, incoherentes, expresiones de no poder creerlo y las balbuceadas felicitaciones envolvieron la mesa circular en uno de los rincones más alejados del local.

La escena llamó la atención de algunas  personas ahí, pero el interés se lo llevó aquella noticias que el rubio del grupo exclamó. Volviendo lentamente a sus propios asuntos, muchos de los otros clientes sacaron sus teléfonos celulares y compartieron el chisme de la noche. Katsuki, observando de reojo, lo notó, pero realmente no importaba. Incluso si alguna vez intentaron mantener su noviazgo con la menor cantidad de atención pública posible, su relación con Shouto era bastante conocida. Los medios, otros héroes y la ciudadanía no demorarían en enterarse de su compromiso. 

En cualquier otra oportunidad se hubiese enfadado, pero no ese jodido día.

Eijiro fue el primero en abrazar al rubio a su lado, balbuceando suaves palabras de compartir su felicidad y casi al borde de las lágrimas, pero ninguno de los otros cuatro adultos estaba seguro si es que el pelirrojo lloraba por la emoción o simplemente por el alcohol. De cualquier forma, la siguiente persona en abalanzarse sobre Katsuki y colmarlo de atención fue Mina, luego Denki una vez que salió de su asombro y, cuando los otros tres le dieron espacio para respirar, Sero posó su mano sobre su hombro y lo palmeó con un gesto muy cercano al orgullo.

Ojala los otros tres idiotas le hubiesen felicitado de la misma jodida forma en la que Sero lo hizo, respetando su espacio personal, pensó Katsuki, pero aun así recibió cada gesto, cada felicitación de buena gana.

— ¡Sabía que este día llegaría! — comentó Eijiro, aferrado tercamente al brazo derecho del rubio—. ¡Estoy tan feliz por ustedes! ¿Somos los primeros en saberlo? ¡Dime que somos los primeros!

— ¡Baja la maldita voz y suelta mi jodido brazo! —-exigió e intentó liberarse. Fue imposible—. Mierda, ¿por qué dejamos que este idiota bebiera tanto? A penas son las... ¿Qué? ¿Once y veinte?

— Bueno, Ei dejó en claro su deseo de emborracharse desde que entramos al bar — respondió Mina, mirando con una sonrisa al pelirrojo que continuaba balbuceando por lo bajo—. ¡De todas formas, Ei tiene razón! ¿Somos los primeros en saberlo? ¿Sus padres ya lo saben? ¿Shoushou ya le dio la noticia a su grupo?

— ¿Cuántas jodidas veces te he dicho que no lo llames "Shoushou"?

— ¡Ignora eso! ¡Responde mi pregunta!

Katsuki suspiró. En cuanto sintió que Eijiro aflojaba su agarre alrededor de su bíceps, alejó su brazo y empujó al pelirrojo hacia la persona a su otro lado: Denki. Fácilmente, cuando Kirishima quiso aferrarse al otro rubio, este se lo permitió y ambos, en una plática de borrachos, se abrazaron y continuaron balbuceando lo felices y emocionados que se sentía con la noticia. Como si la jodida boda fuese de ellos, pensó Bakugou, y no pudo ignorar el suave sentimiento de felicidad que ese pensamiento le produjo.

Compartían su felicidad...

— Obviamente nuestros padres fueron los primeros en saberlo — respondió Katsuki, tomando un sorbo de su simple vaso de refresco antes de continuar—. Sobre lo otro... No tengo ni puta idea si es que el medio idiota ya le dijo a su grupo o no.

— ¿Cuánto más seguirás llamándolo "medio idiota"?

Hasta el jodido día en que muriera, pensó para sí mismo, pero decidió ignorar esa pregunta. Por mucho que se los explicara, simplemente no comprenderían porqué se sentía tan apegado a un tonto apodo.

— Ahora que recuerdo... Supongo el equipo de ex nerds que ya lo saben, Ochako debió decírselos.

— ¿Ella ya lo sabe?

Why are you so angry? [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora