Niños encontrados 😅.

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—¿Ha visto o no, a mis sobrinos?—
—¿Sobrinos? Ah, vaya...¿perdiste a tus sobrinos?—
—Si.—
—Oh...perdiste a tus hijos y también a tus sobrinos. Que vida tan complicada.—
Adele soltó un suspiro. La señora ya le había contado sobre su historia de amor con el señor Michael y sobre sus diez hijos. Le contó con lujo de detalle sobre sus diez partos y sus dos casi divorcios con Michael.
—No, sólo perdí a mis sobrinos, no tengo hijos.—
—¿Y por qué me dijiste que perdiste a tus hijos? Ay niña, tú sola te haces bolas.—
—De acuerdo, escuche, no importa a quién perdí. Sólo necesito saber sí vió a dos bebés.—
—Oh, claro.—
—¿Enserio? ¿Dónde los ha visto?—
La señora vaciló un poco. Sonrió después de un tiempo.
—Oh...he visto a muchos niños desde que tenía cinco años.—
—Maldición.—
Susurró la menor.

Del lado de Holly y Dick...
—Busquemos en el piso de abajo.—
—¿Crees que se los ha llevado algún villano? Existe la posibilidad de que...—
—No, Richard, lo dudo. Pero sí quieres, podemos ir a revisar las cámaras de seguridad.—
—Si, eso me tranquilizará.—
Los dos fueran a ver las cámaras de seguridad. Los dos guardias que los atendieron, les mostraron los videos de la mañana. Los mellizos se habían salido de casa, ambos estaban en el mismo piso.
Entonces, no habían buscado bien.
—Volvamos Holly...por lo menos sé que ningún psicópata les hará daño.—
—Dick, ¿estás seguro de que no viven psicópatas en tu piso? Uno nunca sabe.—
Ese comentario no ayudó en nada. Hizo que Dick se estresara más y estuviese a punto de desmayarse.

Y bueno, del lado de Adele Wayne.
—Y entonces, Stuart trajo al gato.—
—Su hijo era muy travieso.—
—Y los tuyos también y tus sobrinos...¿cómo son tus sobrinos?—
La chica soltó un suspiro. Ya se había cansado de lidiar con las preguntas y comentarios de la señora.
—La niña es pelirroja y el niño es azabache...ambos de ojos azules.—
—¡Oh! Se parecen a tus hijos.—
—Si, si, como sea...debo seguir buscándolos.—
—Adelante, hazlo...yo iré a ver a esos pequeños bebés que llegaron a mi casa.—
La joven asintió y dió la media vuelta para irse y seguir con la búsqueda de los pequeños Grayson. Pero, entonces captó algo.
—Espere...¿puedo ver a los niños?—
—¡Claro! Ven conmigo.—
Adele siguió a la señora hasta la casa. Al entrar vió la cabellera rojiza de Katie y escuchó la vocecita de Max.
—¡Ellos son! ¡Ellos son mis sobrinos!—
Corrió a abrazar a los pequeños. Les besó la cabecita a cada uno y ellos sonrieron y trataron de tomar las mejillas de su tía.
—¿Tus sobrinos? Oh no...tú quieres robarlos, ¿cierto?—
—No, yo los conozco...ella es Katie y él es Max. Mi hermano los está buscando.—
—Llamaré a seguridad...¡ayuda! ¡Alguien que me ayude! ¡Se quieren robar a los bebés!—
—No, espere.—
La señora salió de su casa y siguió gritando por ayuda. Adele tomó entre brazos a la pequeña y a Max lo tomó de la mano. El pequeño empezó a caminar con ayuda de su tía.
—¡Ayuda! ¡Ya se los lleva!—
Dick y Holly venían de regreso a buscar, cuando escucharon los gritos. Se vieron entre ellos y salieron corriendo.
—¡No! ¡Espere! ¡Juro que le digo la verdad!—
La señora atacaba a Adele con el cojín de su sala, mientras trataba de arrebatarle a Katie. Los mellizos reían y reían sin parar.
—¿Adele?—
—¡La señora está loca!—
—Oh, señor Grayson que bueno que lo veo. Esa niña se quería robar a sus hijos.—
Dijo la mayor.
—Esa "niña", es mi hermana.—
Explicó Dick tomando a Max.
—Oh, bueno...niña pudiste explicarme.—
—¡Eso fue lo que hice!—
Richard le agradeció a la ancianita por cuidar a sus hijos y se fue de regreso a casa, junto a sus mellizos, hermana y Holly, la cual no paraba de burlarse de su amiga.
—¡Eres Batgirl y no podías defenderte de una abuelita!—
—Silencio Queen...esa señora es más peligrosa de lo que crees.—
—Bueno, yo tuve que lidiar con una mamá enojada y un pitufo grosero y enfadoso...¡dijo que mi cabello era teñido!—
—¿Tu cabello no está teñido?—
Preguntaron ambos hermanos al mismo tiempo.
—¡Soy rubia natural!—
—Sí tú lo dices...la buena noticia es que, Babs no te matará aún.—
Comentó Adele. Y justo, cómo sí la hubiera invocado, Babs entró a la casa. Tenía una cara de pocos amigos.
—¡¿Dónde están mis...?! ¡Mis bebés!—
La pelirroja corrió hacia sus mellizos. Suspiró aliviada, les dió un beso en la cabeza a cada bebé.
—Dale las gracias a quien sea que le hayas rezado Richard.—
Murmuró molesta la Señora Grayson, mientras tomaba en brazos a su pequeña pelirroja, la cual no dejaba de balbucear "mamá".








—Vaya día.—
Susurró Adele entrando a su habitación. Dejó su bolso a un lado y se acostó en la cama. Cerró los ojos. Lo bueno de todo había sido que los mellizos estaban bien y que Dick seguiría vivo por el momento.
—¡Hey! Ustedes se han robado al master de la cocina.—
Dijo Holly entrando a la habitación de su amiga con un plato repleto de galletas. Las galletas especiales de Alfred.
—¡Oye! ¡Eso es mío!—
—Ah, cierto...Alfred me pidió que te las diera, pero me dió hambre en el camino.—
Adele le dió un codazo a su amiga y le quitó el plato. Se puso a comer, mientras Holly, revisaba las notificaciones nuevas que tenía.
—¿Y sí vamos al karaoke? Estoy aburrida.—
—Bien. Sólo deja que me coma esta ulti...—
La rubia le quitó la última galleta a su amiga y se la devoró rápidamente.
—Esa era mi...mi galleta.—
—Ahora, mueve el trasero y vamos al karaoke.—
La chica Wayne asintió. Tomó su bolsa y salió junto a Holly.
Al llegar al karaoke, ambas pidieron algo de comer. Se sentaron a esperar y mientras los hacían, dos chicos se les acercaron para invitarle algo de beber.
—Tu cabello es hermoso.—
Le dijo un muchacho a Adele.
—¡Ni se te ocurra tocarlo o te corto la mano!—
—Chica ruda, eh.—
—Me gustan las rubias.—
Comentó el otro chico sin apartar la vista de Holly.
—Y a mí me gustan los hombres, no los niños.—
—Otra chica ruda.—
Los chicos sonrieron. El par de amigas rodó los ojos. Deseaban que esos dos indeseables se fueran.
—¿Tú primero o yo?—
Preguntó Holly a su amiga, la cual, uno de los muchachos no dejaba de ver.
—Yo.—
Respondió Adele, poniéndose de pie.
—Escucha, no quiero ser grosera pero...—
—Te alejas de ella o te obligo a hacerlo.—
Exclamó Nicholas Luthor apareciendo, para ayudar a Wayne y Queen.
—¿Qué demonios hace él aquí?—
—¿Y tú quién eres? ¿Su novio?—
Cuestionó el chico que le coqueteaba a Adele.
—Eso no importa, aléjate de ella.—
Dijo amenazador el rubio. Los dos chicos se miraron entre ellos y decidieron alejarse. Al final de cuentas, no querían problemas.
—¿Qué haces aquí?—
—Deberías agradecerme...un beso no estaría mal.—
—¡Oh claro! En tus sueños.—
El rubio soltó una risita mientras negaba con la cabeza. Por eso le gustaba Adele, porque además de ser bonita, era lista y valiente. La mujer perfecta para él.
—Yo no necesito ayuda de un idiota para poder defenderme de otro idiota.—
Dijo la chica Wayne. Luthor alzó una ceja.
—Pensarías otra cosa de mí, sí estuviese conmigo. Te haría tan feliz.—
—La felicidad no siempre se encuentra al lado de una pareja.—
—Te quiero ver, rogar por mi atención.—
Le susurró al oído a la chica. Holly sólo apreciaba la escena y sonreía por las respuestas acertadas de su amiga.
—Querido, ese trabajo no es para mí, déjaselo a los cretinos urgidos...como tú comprenderás.—
—Adele...¿cuándo te darás cuenta de que soy mejor opción que cualquier otro? Puedo darte lo que desees en cuestión de segundos.—
—Oh, ¿y qué piensas que deseo?—
—Uhm, no lo sé...a un hombre como yo.—
—Punto número uno, no necesito de un hombre. Punto número dos...tú ni siquiera eres un hombre.—
—Bien, como quieras...nos veremos después preciosa.—
Luthor sonrió y le dió un beso en la mejilla a la peli-negra. Ella hizo una mueca de asco y se limpió la mejilla con una servilleta.
—Uhm, bueno...¿quién tiene hambre?—
Dijo Holly.

The Life of a Wayne Girl.Where stories live. Discover now