¿La charla?

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—Así que, ¿se puede saber que fue eso tan vergonzoso que te pasó con James y el señor Oliver?—
Cuestionó Adele mientras metía un trozo de galleta a su boca. Del otro lado de la línea, Holly soltó un suspiro y se dejó caer en la cama.
—Uhm...bueno, ¿recuerdas que le había mandado un mensaje a James, diciéndole que probablemente íbamos a tener un bebé?—
—Claro que lo recuerdo, temblabas como gallina, prosigue.—
Respondió divertida.
—Agh...cómo sea...James llegó a casa y empezó a decirle a papá, que se haría cargo de "nosotros"; es decir, de mi y del "bebé"...—
La peli-negra soltó una carcajada y su amiga gruñó. Ese momento realmente había sido embarazoso.
—...papá no entendía nada y justo en ese momento, llegué...James le dijo a mi padre que no se preocupará, que el "bebé" tendría un padre y que se casaría conmigo. Papá pensó que venía ebrio y bueno...ni siquiera sabía que James era mi novio.—
—Tenías que ser tú.—
—Entonces, papá me vió y me dijo: "¿qué diablos hiciste ahora, Holly Queen Smoak? No sales de un problema, cuando te metes en otro". Imagina eso con voz de papá.—
Volvió a reír y con más intensidad. Su amiga era única e irreemplazable. Por eso la quería, lograba sacarle cada ocurrencia.
Siguieron hablando de eso, hasta que Holly tuvo que colgar, puesto que su papá necesitaba hablar seriamente con ella. Probablemente la daría un sermón o algo parecido.
La chica salió de la cocina y fue a buscar a alguien más.
—¿Puedo pasar?—
Preguntó Adele sonriendo, mientras sólo mostraba la cabeza y el resto del cuerpo lo tenía escondido detrás de la puerta de la oficina de su padre. Bruce asintió y no pudo evitar ser contagiado por la sonrisa de su hija.
—¿Sucede algo?—
—¿Por qué asumes que sucede algo?—
Cuestionó la menor tomando asiento frente a su papá, que revisaba unos papeles de la empresa.
—Sólo pensé.—
Murmuró dejando a un lado el trabajo para prestar atención a su hija menor. Estaba seguro de que ella le enseñaba a ser mejor persona; cada uno de sus hijos tenía lo suyo, pero Adele era una especie de chispa de alegría, era la combinación de una niña caprichosa y una adulta madura...así es, tenia sus momentos de infantilidad y otros de madurez. Amaba demasiado a su hija, pues ella no perdía la inocencia y siempre se mostraba compasiva.
—¿Sabes? Hoy hablé con Conner, dijo que habías ido a Monte Justicia a visitarlo específicamente a él, lo cual me hace preguntar el porque.—
Mencionó la chica con una ceja alzada. Pensó que probablemente, le había encomendado una misión, aunque, su instinto le decía que la visita no fue para nada bueno.
—Cosas súper heroicas.—
Respondió sin preocupación alguna, Adele soltó una risita por lo gracioso que se había escuchado su padre al decir eso. Cuando ella era más joven y su papá llegaba con heridas, solía decir: "papá, son cosas súper heroicas...tienes que soportarlo." Era su forma de consuelo para él.
—Bien, no haré más preguntas al respecto.—
Bruce sonrió. Definitivamente, la visita no tenía nada que ver con "cosas súper heroicas"; en verdad, había ido a amenazarlo por intentar "sobrepasarse" con su pequeña princesa -o bueno, no tan pequeña- y si, para verse aún más escalofriante, llevó un pedazo de la piedra verde. No lo hirió, pero sus palabras fueron claras: "Adele es mi más preciado tesoro, sí intentas tocarla nuevamente, YO especialmente, haré que te bebas un licuado de kryptonita pura, mientras esté sentado en una silla observando tu muerte lenta y dolorosa." No iba a decirle a su hija lo que hizo, por obvias razones. Ella posiblemente, le daría un sermón de hija menor y la discusión no sería para nada agradable.
—Y no querrás hacerlas...—
Murmuró para sí mismo. Adele sonrió y asintió, por unos segundos algo de nostalgia inundó su ser, bajó la cabeza por unos segundos y sus ojos se cristalizaron.
—...¿estás bien?—
Preguntó el mayor con una notoria preocupación, tomó su mano con delicadeza para hacerla reaccionar. Ella sacudió la cabeza y miró a su papá.
—Si, si lo estoy, es sólo que...me puse a pensar.—
—¿Pensar? ¿En qué?—
—En todo lo que nos perdimos.—
Dijo en un suspiro. Cuando solía pensar en eso, se ponía muy triste y a veces lloraba. Imaginaba todo lo que hubiese pasado de haber estado en un principio con su verdadera familia...imaginaba las grandes aventuras a lado de sus hermanos...tal vez sería diferente a lo que era, tal vez su destino hubiese sido diferente...hubiesen habido muchos cambios. Tal vez estuviese saliendo con alguien más y no con Conner. O no apreciaría todo lo bueno. Seguro que habrían cambios, seguro que no habría sufrido por la mentira vivida, pero...miraba lo positivo, su vida se llenó de personas que la amaron y eso en definitiva no lo quería cambiar por nada del mundo.
—Si...a veces pienso en eso.—
—Pero...¿por qué recordar ese suceso tan trágico? Aún tenemos mucho tiempo...y nos conocemos muy bien...¡podemos seguir conociéndonos!—
Exclamó con más alegría. Odiaba pensar en cosas tristes, eso no era bueno para el corazón ni para la mente. Cambiaba los tristes pensamientos, por unos más alegres y positivos.
—Por supuesto que si.—
Dijo sonriente.







The Life of a Wayne Girl.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora