¿Humano?

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—¡Te voy a arrancar la cabeza, Holly!—
Gritó furiosa Adele persiguiendo por toda la clínica a su amiga rubia, la gente que se topaba con ellas en el pasillo las veía cómo a dos locas.
—¡Ten piedad de mí! ¡Soy joven!—
—¡Y atarantada! ¡Te falto eso!—
—¡De acuerdo, soy joven y atarantada!—
Siguieron corriendo hasta llegar a la salida, Holly visualizó el auto y corrió hasta llegar a él. Abrió la puerta del asiento del piloto y entró. Tomó una gran bocanada de aire y se vió por el espejo retrovisor.
Ahora, ¿por qué Adele quería arrancarle la cabeza a Holly? ¿Y por qué estaban en una clínica? Bien, pues la rubia había armado un drama, porque pensaba que iba a ser madre y Adele, cómo la linda amiga que era, la estaba reprendiendo por ser una dramática.
—Que locura.—
Murmuró recargando su cabeza en el asiento.
—Dime, ¿cómo quieres que te mate?—
Exclamó la chica Wayne al lado de ella. La rubia soltó un grito y trató de salir del auto, pero su amiga se había adelantado poniendo seguro a todas las puertas.
—¡Diablos! Sí que eres escurridiza.—
—Lo aprendí de papá, ahora dime, ¿en qué estábamos?—
—Ah...yo iba a decirte cómo ibas a matarme...por favor evita lo lento y doloroso, ¿quieres?—
Se miraron y después de unos segundos se soltaron a reír. Por eso eran mejores amigas, porque ambas eran dramáticas y extrañas. Juntas tenían las mejores aventuras y locuras que probablemente contarían a sus hijos o nietos del futuro.
—Holly, la próxima vez asegúrate antes de hablar; evitemos las confusiones.—
Comentó la peli-negra después de un rato, secándose una lágrima que había soltado por tanto reír.






Más tarde, el par de amigas fue a la mansión Wayne e informaron al resto de las chicas -porque si, el clan de las Wayne había estado envuelto en ese show- que no había bebé. La rubia recibió muchos regaños, pero luego de eso, ella se quedó hablando con John, pues los Kent habían llegado de visita.
—Bien...¡ahora el ingrediente principal! ¡El suculento chocolate! Asistente, por favor.—
Adele estiró las manos para que Conner le pasara el bote de chocolate. Una vez que lo tuvo entre sus manos, lo empezó a añadir al pastel.
—Entonces, ¿las clases de cocina con Alfred funcionaron?—
Preguntó divertido el peli-negro.
—Uhm, digamos que más o menos...Dami, Tim y yo, descubrimos cómo quemar el agua.—
Respondió la chica recordando el desastre que habían dejado en la cocina y el castigo de Alfred. Hizo una mueca. Conner alzó una ceja y luego sonrió.
—No serias Adele Wayne, sin causar desastre.—
Comentó dándole un beso en la cabeza.
—Tienes razón...ahora, me faltan unas cuántas...¡ups!—
Ella soltó una risita traviesa cuando vió que el tazón de fresas para el pastel había caído. Su novio negó con la cabeza con una sonrisa divertida. Por eso le gustaba Adele, por ser única y siempre tratar de reír y buscarle lo divertido a las cosas.
—Yo me encargo de eso.—
—Pero, podrías herirte.—
—¿Herirme? ¿Yo?—
Soltó una carcajada.
—Olvidé que mi novio es un alienígena.—
Conner se agachó para recoger las piezas del tazón, mientras Adele buscaba otra cosa que ponerle al pastel.
—Ouch.—
Murmuró el joven. Su novia volteó a verlo con una ceja enarcada. Ambos se vieron.
—Estaba jugando contigo.—
Exclamó tratando de sonar relajado. La chica rió y siguió con lo suyo. Los ojos azules de Kon se abrieron ampliamente cuando vio que su mano estaba sangrando...eso no debía pasar. ¡Era imposible! Salió de la cocina con la excusa de que tenía algo que hacer. Volvió pasado unos minutos con una venda improvisada en la mano.
"She's a good girl, she's such a good girl..." cantaba la chica Wayne moviéndose de un lado a otro de la cocina, para limpiar. Al ver a su novio, sonrió.
—¡Asistente, volviste!—
Chilló de forma infantil.
—¿Podrías sacar lo que tengo en el horno? No encuentro los guantes y debido a que tú tienes poderes, no te pasará nada.—
El de ojos azules asintió un poco preocupado. Se acercó al horno y lo miró asustado. Negó con la cabeza, para borrar la idea que tenía desde la mañana. A penas tocó el aparato, alejó la mano de forma brusca. Eso sí que había dolido.
—Eso está caliente.—
Susurró cerrando los ojos y soportando el dolor.
—¿Todo bien?—
Cuestionó Adele metiendo el pastel en el refrigerador.
—Si.—
Se miró ambas manos. Ambas heridas, una por un corte y otra por una quemadura. ¡Vaya día!
—¿Por qué rayos tienes una venda en la mano? ¿Es una nueva moda o algo así?—
—Uhm...este...yo sólo...—
Iba a inventar una excusa, pero estornudó y eso espantó a Adele.
—¡Estornudaste! ¡Eso no es posible! Eres un kryptoniano.—
Exclamó sorprendida. El chico la vió sin saber que decir o que hacer, ni siquiera él sabía lo que le estaba pasando. Se sentía desesperado; no se lo había dicho a nadie porque no pensó que lo que le pasaba era muuuy grave.
—No tengo ni idea de lo que me pasa.—
—Esto...esto está mal.—
Murmuró la joven. Se acercó a él y empezó a tocar su rostro, para después ver las heridas que tenía en ambas manos.
—¿Eres...eres cómo un humano?—
—Eso creo.—
La peli-negra revolvió su cabello con frustración y le dió la espalda a su novio para pensar un poco. Soltó un suspiro. Una idea divertida se le vino a la cabeza; dió la vuelta y sonrió ampliamente.
—Hay otra forma de comprobar sí te estás convirtiendo en un humano.—
—¿Cuál? Porque sinceramente pienso que...—
El puño de ella se estampó en su nariz, haciendo que empezara a salir sangre de ella. Se llevó las manos a la boca preocupada por lo que había hecho.
—Creo que me rompiste la nariz.—
Se quejó con dolor.
—Sí, yo también creo que te rompí la nariz.—
—Oigan, estaba pensando en ir a...¡ay! Conner creo que te rompieron la nariz, ¡fuchi! Que asco, estás sangrando...¡rayos! ¡¿Estás sangrando?!—
Holly dió unos pasos hacia atrás asustada. De inmediato, ella empezó a hacer un escándalo. Tim y Dick llegaron a ver que lo que pasaba.
—¡Holly, silencio por favor!—
Pidió la chica Wayne.
—¡Esto es grave, muy grave!—
Chilló la rubia.




Más tarde, Adele se encontraba en una habitación de invitados con Conner, lo cuidaba porque estaba resfriado. Él estaba sentado en la cama, tenía la nariz roja y los ojos llorosos, estornudaba constantemente y se quejaba porque le dolía todo el cuerpo.
—De acuerdo...abre la boca.—
—¿Ah?—
—Que abras la boca, tienes que comer la sopa.—
Hizo lo que ella le pedía y la cuchara entró a su boca.
—¿Cómo es que puedes soportar esto?—
Preguntó después de masticar y tragar la sopa.
—¿Soportar qué?—
—Esto...el resfriado...¿no sientes que morirás?—
La chica soltó una carcajada. Su novio estaba siendo exagerado y un dramático de primera, ¡parecía que competía con ella, con eso del drama!
—No seas un bebé y come la sopa, iré a ver como van las cosas por allá.—
Adele salió de la habitación de Conner y lo dejó solo. Llegó a la sala, en dónde estaba Clark, Bruce, Tim, Holly e incluso Meghan, que estaba preocupada por la situación que había llegado a oídos de todos -gracias a Holly Queen-. Todos ellos, tratando de averiguar el porque Kon había perdido sus poderes y también, buscando una posible solución.
—¿Hay algo nuevo?—
Preguntó la chica Wayne.
—Nuestra teoría es que tiene que ver con Lex.—
Comentó Clark con el ceño fruncido.
—Uhm, ¿y exactamente qué le hizo?—
—¿No te contó?—
Los ojos de Adele se llenaron de un poco de furia. Lo que más detestaba en la vida era que le ocultaran cosas realmente importantes. Clark soltó un suspiro, al ver la expresión de la menor, supo que de cierta forma había metido en problemas a Conner.
—¿Contarme qué?—
—Deberías preguntárselo a él...creo que son cosas de pareja.—
—Oh, claro que se lo preguntaré.—
Dió la media vuelta dispuesta a reclamarle a su novio sobre lo que le había ocultado. Entró a la habitación y de un portazo, cerró la puerta. El chico la vió con una enorme sonrisa en el rostro.
—Terminé la sopa...por cierto, ¿sabías que es muy doloroso cuando te golpeas el dedo pequeño del pie con la cama?—
Mencionó emocionado.
—¿Tienes algo que decirme?—
Dijo caminando lentamente hacia él, con expresión molesta.
—Uhm...¿eres buena haciendo sopa?—
—¡¿Tienes algo verdaderamente importante que decirme?!—
Exclamó enojada, llegando a su lado. El chico la vió asustado. Se asustaba cuándo ella estaba de mal humor y sin poderes...se volvió peor. Ella le podía romper la nariz cuántas veces quisiera y también podía romperle los brazos mientras dormía.
—D-de acuerdo...y-yo no sé exactamente que debería decirte.—
—Tú sabes el porque estás así, ¿cierto?—
El de ojos azules soltó un suspiro. Suponía que ella sabía lo que pasaba, o que por lo menos, tenía una pequeña idea.
—¡¿Lo sabes?!—
—Si...supongo.—
Susurró dándose por vencido. A ella no le podía ocultar nada, por más que lo intentara. Siempre terminaba descubriéndolo de cualquier forma; por algo era hija de Batman.
—Habla.—
—¿Recuerdas la pequeña charla que tuvimos en el jardín esa tarde?—
Ella asintió.
—Bien...te dije que todo había salido bien, sin complicaciones y esas cosas...pero realmente...hubo algo que salió mal. Lex logró encerrarme en su laboratorio e inyectarme algo...desde qué pasó eso, me empecé a sentir raro...mis poderes se habían debilitado poco a poco, hasta desaparecer.—
La chica se sentó a su lado con una mueca de molestia en el rostro. No dijo nada, por un buen tiempo ambos se quedaron en silencio. Conner sabía que había logrado enfadar a su novia, pero no pensó que las consecuencias serían tan graves.
—Tenemos que hacer algo...buscaremos una solución, algo...debe haber algo. Mientras, disfruta de ser humano.—

The Life of a Wayne Girl.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora