Simplemente tú.

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Adele lo miraba dormir. Se había quedado por la noche con él y se había despertado antes que él. Después de despertar, había tomado una ducha y su ropa la había cambiado por algo más casual.
Sólo lo contemplaba con una sonrisa. Cada parte de él le gustaba, sin previo aviso se había enamorado. Acarició su cabellera negra con delicadeza, poco a poco el chico fue abriendo sus ojos, soltó un quejido pues los rayos del sol le calaban.
—¿Qué tal tu descanso, dormilón?—
Preguntó juguetona la joven.
—Estuvo bien...abracé a la chica que amo toda la noche, ¿no es genial?—
—Claro que lo es, y más sí se trata de mí.—
Ambos soltaron una risita. Ella se levantó de la silla en que estaba sentada, pues pensaba ir por algo de café, pero su novio le pidió que se quedara cinco minutos más.
—De acuerdo, lo haré porque amanecí de buenas.—
—¿Y qué tal sí vuelves a la cama?—
Extendió los brazos, la peli-negra soltó una pequeña risa mientras negaba con la cabeza. Se acercó a él e hizo lo que él pidió, se acomodó a su lado.
—Eso es.—
La abrazó con fuerza, lo positivo de no ser Superboy era que no debía temer tanto por su fuerza.
—Sólo estaremos aquí cinco minutos, eh.—
—Sólo cinco minutos.—
Dijo mirando sus labios.
—Hazlo.—
Comentó de forma traviesa la joven, él asintió acercándose más a ella, para besarle los labios. Y así empezaron con una pequeña sesión de besos.
—Suficiente...debemos...—
Susurró la chica Wayne contra los labios de su novio.
—Sólo un minuto más, ¿quieres? El resfriado te deja algo debilitado.—
Ella soltó una risita. Para ser el primer -y posiblemente último- resfriado de Kon, se estaba portando algo dramático. Uhm...era algo normal.
—Sólo espero que nadie entré a la habitación.—
—¿Por qué?—
—¿Por qué? Porque estás encima de mí...¿no crees que podría haber un mal entendido?—
Se miraron fijamente a los ojos sin emitir una sola palabra. A pesar del repentino cambio en él, su relación parecía seguir igual. Sí, Adele estaba molesta porque le ocultó algo importante, sintió que él no había tenido confianza en ella o algo parecido; pero digamos que lo había perdonado. Entendió que así como a ella no le gustaba preocuparlo, a él tampoco le gustaba hacer eso con ella.
—Te amo.—
Susurró la joven manteniendo su vista en aquellos ojos azules que a veces la hacían volver loca.
—¿Por qué?—
—No lo sé...me encanta cada pequeña parte de ti. Amo tus ojos, en ellos siento que me puedo perder; amo tu cabello oscuro, porque creo que es muy lindo; amo tu sonrisa...¡rayos! Sólo una sonrisa tuya es suficiente para perder la cordura e ir a Arkham.—
Los dos rieron por ese último comentario. Acarició su mejilla y él plantó un dulce beso en su mano.
—Amo cuando frunces el ceño, o cuando tu rostro se ve tan adorable por algo malo que has hecho y que no quieres contarme...amo cuando preguntas sí estoy bien...y a veces me puede estresar, pero...me gusta que quieras ir a todas partes tras de mí, sólo para cuidarme. ¡Incluso amo cuando me regañas por haberme puesto en peligro!—
Conner sonrió y rozó su nariz con la de ella cerrando los ojos, dejaba que ella acariciara su rostro, con sus suaves y delicadas manos. Soltó un pequeño suspiro por las caricias y aún con los ojos cerrados dijo:
—Te amo, por volver mi vida un caos con tus ocurrencias...te amo por poner mi mundo de cabeza con una sonrisa que he provocado yo...te amo por nunca abandonarme en los buenos y...malos momentos. Te amo por ser tan tú, Adele Wayne.—
Sonrieron y unieron sus labios en un delicado beso. Ella enredó sus dedos en el cabello del muchacho para profundizar el beso.
—S-suficiente, debemos...—
—Es mi premio, por romperme la nariz.—
Ella rió al recordar esa escena, había sido divertido ver su rostro adolorido.
—Kon...—
Soltó en un suspiro la chica.
—...alguien puede entrar y...—
—Shh.—
Volvió a reír y siguió con la sesión de besos, que cada vez más se intensificaba.
Todo iba tan bien...tan romántico...tan cursi...tan apasionado...hasta que...
—Adele, es importante que vayas a la... pero, ¡¿qué rayos?! ¡Aleja tus asquerosas manos de mi hermana!—
Exclamó Dick "dramático" Grayson, haciendo que la pareja se separase algo avergonzada por la incómoda situación que estaban viviendo. Junto a él, estaban: Selina, Tim, Jason y Damian.
—La próxima vez, vamos a otro lugar.—
Le susurró la peli-negra a su novio, el cual asintió y le respondió que era mejor idea, pues así se evitaban problemas y sermones.
—¡¿Cómo te atreves a sí quiera pensar en hacer eso?! La kryptonita...¿dónde dejé la kryptoninta?—
Mencionó Damián saliendo del lugar, fue seguido por Jason.
—¡No! ¡Un segundo!—
Adele se puso de pie de un salto.
—Corre o estarás en problemas con tu padre...son unos traviesos.—
Dijo Selina en tono burlón; la menor quería responderle algo cómo: "¡mamá, no es lo que piensas!" O, "¡mamá, no me ayudes!" pero decidió correr detrás de sus hermanos, que no sólo pensaban ir por esa piedra verde, sino que también pensaban contarle todo a su padre.
—Juro que te voy a matar.—
Exclamó Tim mirando con odio a su mejor amigo, o mejor dicho, ex mejor amigo.
—Un segundo...él ha perdidos sus poderes, eso significa que...¡te puedo ahorcar!—
Richard se abalanzó contra el novio de su hermana y trató de asfixiarlo, pero Tim lo evitó.
—¡¿Qué haces?! ¡Deja que lo mate!—
—Deja que empiece yo.—
El tercer petirrojo remangó su sudadera y le dió soltó un golpe en la mejilla al kryptoniano. Luego, Dick lo hizo a un lado y le soltó otro golpe, en la otra mejilla.
—¡Suficiente, chicos!—
Mamá Wayne se interpuso.
—¡Selina, por favor! ¡Es un aprovechado!—
—¡Exacto! Se quiere aprovechar de nuestra inocente, linda y tierna hermanita...él está tratando de ensuciar su mente.—
Comentó Dick con el dramatismo que lo caracterizaba.
—Escuchen...ellos tan sólo son dos jóvenes enamorados...además, ustedes no son precisamente el mejor ejemplo de una mente pura y casta.—

The Life of a Wayne Girl.Where stories live. Discover now