Entrenamiento.

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Adele sonrió ampliamente y miró de forma retadora a su hermano. Ambos llevaban mucho tiempo entrenando, pero no era suficiente para ninguno. Los Wayne eran muy competitivos y siempre hacían lo posible por hacerlo notar.
—Ya ríndete, estás cansada.—
Comentó el de ojos color esmeralda con una sonrisa ladina en el rostro.
—No estoy cansada...pero tú sí pareces estarlo.—
Respondió la menor al mismo tiempo que se lanzaba a atacar a su hermano con la katana.
—He de admitir que ya has mejorado...no eres esa misma niñita chillona.—
—Yo jamás he sido una niñita chillona.—
En la esquina de la sala de entrenamiento, Holly y Wally se miraban sin saber que hacer exactamente. Lo único que se escuchaba era el ruido que provocaba el choque de las espadas.
Todo había empezado como un entrenamiento normal, la rutina y esas cosas. Pero entonces, fue Damián quién reto a su hermana en un combate y ninguno iba a ceder al otro.
—¿Eso es todo lo que tienes?—
Preguntó el azabache a su hermana.
—Sólo estoy reservando lo demás para el final... ademas, no quiero herirte mucho.—
El chico soltó una carcajada y siguió.
—¿Saben dónde está...? Olvídenlo, creo que ya la encontré.—
Dijo Conner posicionándose al lado de sus amigos, porque él sabía perfectamente que esa pelea duraría un buen tiempo. Era mejor ir por una silla y hacer las apuestas.
—¡Hey!—
—Lo siento, ¿te rompí una uña?—
Adele miró mal a su hermano, él ya estaba usando toda su fuerza, así que ella debía hacer lo mismo. De lo contrario, perdería y su orgullo Wayne no permitiría tal cosa.
—Hablo enserio, ríndete ya...ya te herí demasiado y no se ve muy bien.—
—No lo voy a hacer...te demostraré que soy una mujer muy fuerte y que puedo aplastar tu ego.—
La pelea empezó a tornarse más intensa.
Holly y Wally debían cuidarse de los batarangs que salían volando, cuando Adele o Damián los esquivaban.
—¿Alguien piensa que deberíamos detenerlos? Es decir, ellos ya...¡mi**da! ¡Casi me matas!—
Exclamó furiosa la rubia mirando a Damián. El velocista pelirrojo tomó el batarang que casi mataba a su amiga y sonrió.
—Un recuerdo de una ardua pelea.—
—Idiota.—
Murmuró entre dientes la hija de Oliver.
—Es suficiente.—
Mencionó Conner, pero ninguno de los Wayne pareció oírlo. Justo en ese momento, entró Bruce, el cual estaba buscando a sus hijos. Sonrió al ver la escena.
—¡Rayos! Papá murciélago está aquí.—
Susurró el pelirrojo haciéndose bolita en su lugar.
Adele y Damián estaban tan concentrados en lo suyo, que no notaron la presencia de Batman.
—¡Oye!—
—Lo siento, ¿te herí?—
Dijo Adele mirando en el suelo a su hermano, pues recién acaba de tumbarlo. De inmediato, el chico se puso de pie para seguir.
—No, no lo hiciste.—
Iban a seguir con su pelea, hasta que Bruce carraspeó haciendo notar su presencia.
—Papá / Padre.—
Murmuraron los Wayne.
—Necesito hablar con ustedes.—
Los hermanos se miraron confundidos. Se acercaron a su papá.
—Pero antes...estoy orgulloso de ambos.—
Ambos sonrieron. Ese había sido un bonito cumplido. Lo mejor que pudieron haber escuchado salir de la boca de Bruce.








—Estaré bien, sólo será una simple misión.—
Exclamó Adele mientras seguía metiendo cosas a su mochila. Conner la miró preocupado.
—Prométeme que volverás en una sola pieza.—
—Te lo prometo.—
Susurró la chica mientras se acercaba a su novio y acariciaba su mejilla. El chico la tomó de la cintura y junto sus frentes.
—Debo admitir que tengo miedo cuando estoy lejos de ti, porque siento que no puedo protegerte. Y realmente no quiero que nada malo te pase, eres lo mejor que me ha pasado en la vida.—
—Enserio, aprecio que trates de protegerme, pero debes saber que no siempre podrás estar junto a mí cuidándome. Sé defenderme, así que estaré bien y tú no te preocupes más, ¿de acuerdo?—
El chico asintió con la mirada gacha. Siempre quería estar a su lado para asegurarse de que nada malo le pasase a su novia.
—Te voy a extrañar.—
—Y yo a ti...mi chico de acero.—
Ambos sonrieron y se miraron fijamente a los ojos.
—Desearía ir contigo.—
—Estaré con mi hermano, ambos nos cuidaremos la espalda...o eso es lo que espero.—
—Por eso estoy un poco más tranquilo, porque Damián te acompañará y estoy seguro de que te cuidará...después de todo es tu hermano y aunque le cueste aceptarlo, te adora.—
Conner unió sus labios con los de su novia en un dulce beso.

Más tarde, Adele hablaba con Holly sobre James.
—¿Sabías que James quería formar parte del ejército?—
—Uhm, no lo sabía...¿él te lo dijo?—
—Si...ayer nos encontramos casualmente y fuimos por un helado.—
—Si, claro, "casualmente".—
Murmuró la chica Wayne. La rubia le dió un ligero golpe en el hombro.
—¡Te juro que está vez sí fue casualidad!—
—¿Y las otras veces no lo han sido?—
—Las otras veces, yo lo he seguido.—
Adele soltó una risa. Su amiga era increíble. Al parecer, el chico había atraído la atención de Speedy más de lo que cualquiera pudo haber pensado.
Holly era muy conocida por haber tenido distintas relaciones que no funcionaban. Y siendo sinceros, nunca tomó enserio a los que fueron sus novios.
—Él dijo que le parezco linda.—
Susurró la rubia con una sonrisita traviesa.
—¡Hey! Eso es genial.—
—Lo sé...yo sólo espero que...sólo espero que James se interese en mí.—
—Awww, claro que lo hará.—
Holly soltó un suspiro. Había señales de que algo serio estaba a punto de pasar.
Un sonido proveniente del celular de la rubia hizo que ambas se miraran. La hija mayor de Oliver tomó su teléfono y leyó el mensaje...de inmediato sus ojos brillaron y una enorme sonrisa apareció en su rostro.
—¿Qué sucede?—
—James...¡me acaba de pedir una cita!—
—¡¿Te pidió una cita?! ¡Eso es genial!—
—¡Lo sé!—
—¿Ya le dijiste que si?—
Preguntó Adele ansiosa. Los dedos de Holly se movieron velozmente a través del teclado del celular.
—Ya...ya lo hice...le pregunté a donde iremos y dijo que será una sorpresa.—
Ambas amigas sonrieron ampliamente. Después de unos segundos soltaron un chillido por lo genial que sería esa cita.

The Life of a Wayne Girl.Where stories live. Discover now