Alo Hawaii 🌺

506 50 13
                                    

—Adele, ¿enserio trajiste todo eso?—
Le cuestionó Bruce a su hija. Ella asintió con una sonrisa en los labios.
—Es decepcionante, ¿no?...Debí traer más.—
Tim miró sorprendida a su hermana. ¿Más? ¿A caso esa mochila a punto de reventar no era suficiente?
—Dime que en la maleta no es lo mismo.—
Dijo el mayor de los Wayne con los ojos cerrados. Tenía la pequeña esperanza de que su hija no hubiese atascado medio closet en la maleta.
—Oh claro que no...sólo puse lo necesario.—
—¿Y qué es lo necesario, enana?—
—Ya saben, trajes de baño, vestidos para la ocasión, ropa fresca veranera, sandalias, bloqueador, accesorios para el cabello, mis cremas, zapatillas, algunos libros y juguetes acuáticos.—
Dijo con simpleza la menor.
—¿Cuánta ropa trajiste, Baby Wayne?—
—Uhm...poca...supongo...puede que mucha.—
Bruce la miró mal. Les dijo claramente que NO eran unas vacaciones. NO vacaciones. Sólo iban a a ir por Selina, Babs, Karol, los mellizos y Hailee.
Nada más.
—Dije que...—
—Ya sé, ya sé...pero, apuesto todos mis zapatos a que mamá tardará en perdonarte.—
Bruce rodó los ojos. Era Bruce Wayne. El irresistible Bruce Wayne. Selina lo perdonaría en cuestión de segundos...tal vez.
El señor del aeropuerto miraba como raros a esa familia. Seguía revisando la mochila de Adele. Tardó demasiado para sólo revisar las pertenencias de la menor.
—¿Por qué traes tantas cosas?—
—¿Por qué siguen con la inspección sí ya han revisado las cosas antes de salir de Gotham? Duh. Escucha Dami, todo eso es necesario.—
—¿Para qué necesitas el maquillaje?—
—¿Para maquillarme y verme más glamorousa?—
—¿Y el libro?—
—Es un libro con frases hawaianas.—
—¿Y los pañuelos?—
—Por sí se ofrece...como en el vuelo, tú regaste el café en el libro de Tim "accidentalmente".—
Damián rodó los ojos. Lo del café si fue accidental. Eso si. Las demás maldades que le hizo en el camino a Tim, no.
Después de las últimas revisiones, llegaron al hotel de cinco estrellas en el que se hospedarían.
Los hijos de Bruce estaban súper felices de estar en Hawaii. Tenían que aprovechar la estancia. Tim, Damián y Adele no tenían nada que hacer en Hawaii, quienes debían arreglar problemas con sus respectivas esposas, eran Dick, Jason y Bruce. Pero, debido a que no querían quedarse solos y a que querían tomarse unas vacaciones, siguieron a los tres hombres casados.
—¡Hawaii! ¡Hermoso Hawaii!—
Adele se tumbó en la cama. Sonrió ampliamente. Tenía tantas ganas de conocer esa maravillosa isla.
Un sonido proveniente de su teléfono, la hizo sobresaltar. Era una llamada de Conner. La chica contestó.
—Cielo, ¿cómo te fue?—
—Bien, el vuelo estuvo un poco alocado.—
Dijo recordando la pelea que había tenido con Damián.

—¡¿Cómo dices que dijiste?!—
—Dije que deberíamos dejar a tu madre en la isla... y de paso a la loca pelirroja y a la rusa chiflada.—
—¡Hey! A mi esposa no la metas en esto.—
Exclamó furioso Jason. Dick también iba a decir algo, pero Adele se le adelantó.
—¡Imbécil! Mi mamá no es la tuya.—
—Por lo menos la mía no robó joyas.—
—Por lo menos la mía no es una chiflada obsesionada con mi padre.—
—Por lo menos la mía no tuvo a una hija anormal y atarantada.—
La chica Wayne abrió la boca indignada. Damián la miró con una sonrisa arrogante.
—Te mataré.—
—No me amaneces, hazlo, ¿o qué? ¿Tienes miedo?—
—Claro que no.—
La menor se iba a poner de pie, pero Bruce la regañó porque debía permanecer con el cinturón de seguridad.
—¡Ja!—
—Ya verás...en cuanto el piloto diga que ya puedo quitar...—
El piloto dijo que ya podían quitarse el cinturón sí así lo deseaban. Adele sonrió maliciosamente.
—Declárate muerto...bolita de odio.—
Se puso de pie y llegó hasta el asiento de su hermano, lo hizo tan rápido que no lo dió oportunidad al de ojos color esmeralda para poder librarse del cinturón.
—¡Baby Wayne suéltalo! ¡Lo vas a matar! ¡Míralo, ya se puso morado!—
La peli-negra hizo caso omiso. Y siguió "ahorcando" a su hermano. Dick se puso de pie y la hizo parar. Adele pataleaba para que la pudieran soltar, pero no consiguió nada.
—¡Ahora verás engendro del demonio!—
—¡El engendro del demonio eres tú, imbécil!—
Damián se paró del asiento y tiró del cabello a su hermana. Bruce sólo miraba la escena con cansancio. ¿Cuándo iban a madurar? A eso paso, dudaba que Adele y Damián pudiesen formar una familia por su propia cuenta. Apuesto a que, pelearían con sus hijos por una galleta. De Tim tenía más esperanzas.
Aunque pensándolo bien, Jason y Dick eran padres. Y hasta ese momento, sus hijos seguían con vida.
Tim agarraba a Adele y Dick a Damián. Ambos trataban de zafarse pero no podían.
Hubo un momento en el que Adele le dió una patada en el estómago a Damián, casi lo dejaba sin aire. Y luego Damián, le dió un puñetazo en la cara a su hermana.
—¡BASTA! ¡Compórtense como lo que son! ¡Adultos!—
Gritó Bruce muy molesto.
—Ante la ley de este país, aún somos menores de edad.—
Susurró Adele.
—Damián,tu hermana es una mujer y es más pequeña que tú...¡no deberías tratarla así! Y Adele, eres una mujer y eras la menor, ¡deberías portarte de forma más tranquila e inocente!—
—Es culpa de tus hijos, ellos me mal influenciaron todo este tiempo.—

—¿Alocado? ¿Mataste a alguien?—
—Nop...casi, pero no.—
—¿Y qué tal Hawaii?—
—Acabo de llegar, después te cuento que tal están los surfist...quise decir, luego te cuento cómo está la playita.—
Del otro lado de la línea, Conner soltó un gruñido. O sea, su novia se iba de vacaciones ¿a ver a otros hombres?
—Quiero que uno de tus hermanos te acompañe a donde sea que vayas.—
—¿Por qué?—
—Para que te cuiden...¿qué tal sí alguien trata de hacerte daño?—
—¿Daño? ¿A mí? Pff, lo veo complicado.—
—Y para que ningún hombre se te acerque.—
Sentenció el chico. Ella soltó una risita.
—Tranquilo, ya sabes que no tengo ojos para nadie, que no seas tú...dejando de lado mi obsesión con los surfi...con la playita...¿cómo le fue a John en su primer día?—
—Uhm, bien...no hubo algo tan alocado cómo supongo que fue tu vuelo.—
—Me alegra, y...—
Alguien tocó la puerta de forma desesperada. La chica rodó los ojos, se puso de pie y abrió. Era Tim.
—Tengo malas noticias.—
—¿Ahora que hizo Jason?—
—No, Jason no...es Damián...creo que ofendió a los dioses o a lo que sea en lo que creen los hawaianos. Lo van a linchar.—
—Ay no.—
Susurró la menor. Sí no era Jason, era Damián. Y sí no era Damián, era Dick...y sí no era Dick, era Tim...y sí no era Tim, era ella. ¡Linda familia! ¿No? Siempre tenían que causar caos en cualquier lugar. Siempre. Sin importar donde fuese y con quien estuviesen. El caos era parte de los Wayne. Así que cualquier novia o novio que algún integrante de la familia tuviera, tenía que aceptarlo junto al caos.
—Cariño hablamos después, tengo que ir a salvar a mi hermano...o a enterrarlo.—

The Life of a Wayne Girl.Where stories live. Discover now