Capítulo 1: Por el poder de la ley

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JUNIO 2018

-¡Allegra, mi amor!... agarrate la mochilita más grande que hoy te pasa a buscar el abuelo por el cole - Lali termina de untarle una tostada con mermelada a su hija, mientras ella arrastra su mochila por el piso de madera del living.

-¡Arriba! - y le hace upa para ubicarla sobre el taburete de la isla de la cocina. Le extiende la tostada y prueba un poco de la chocolatada, antes de acomodársela enfrente para que tome su desayuno.

-Mami, ¿leíste esta notita? -repasando su cuaderno de comunicados - Ajam... está firmada, ¿ves?

- ¿Qué dice mami?

- Dice que el lunes que viene no tienen clases...- Mira curiosa y pregunta... -¿lunes viene después de domingo?

- Ajam... -contesta la madre mientras muerde su tostada y guarda los planos en la planera.

- ¿Entonces me puedo quedar más tiempo con papá?

- No lo sé Alle... le tenemos que preguntar - Allegra se concentra en su chocolatada y revuelve con paciencia.

Ese mediodía Jorge recoge del jardín a Allegra, y la lleva directamente a su casa, donde la recibe la abuela Sara que ya tiene preparadas las milanesas con papas fritas, el plato preferido de su nieta - Abuu... ¡mirá lo que hicimos hoy!

- ¿A ver que hicieron de lindo?...¡Uhhhhh! -exclama Sara en tono entusiasmado, algo exagerada... -¡qué bonito!

- Se lo voy a guardar a Mamá...y se lo doy después.

- Bueno...me parece genial... ¡ahora a comer!

El almuerzo es largo y conversado... Allegra es una nena súper feliz, conversadora, inteligente, dulce...expresiva, cariñosa, muy mimada, por ser la primera nieta de Jorge y Sara, padres de Lali, que también fué mimada y sobreprotegida por sus padres, y abuelos por ser única hija también.

Jorge vuelve a vivir con Allegra, la misma felicidad que vivió con su hija, ahora sin el peso de la responsabilidad que trae consigo la paternidad, y toda la alegría de malcriarla al extremo que conlleva el abuelazgo.

Sara es más exigente... igual que lo fué con Lali... pero con la paciencia de la abuela docente jubilada, que se dedica a leerle cuentos, a enseñarle las letras del abecedario con sólo 4 añitos... y la única capaz de aplicar la pedagogía más adecuada en todas las circunstancias con ella.

Jorge es el abuelo consentidor de todo lo que a la niña de sus ojos se le ocurra. Contador jubilado, 35 años trabajando en la misma empresa, "Edesur", vió pasar más accionistas que presidentes argentinos durante diciembre del 2001.

Tesorero del club del barrio, "El Sunderland de Villa Urquiza" amiguero, conciliador, querido por todos sus amigos, ex colegas y actuales compañeros de truco en el club de toda la vida, donde Lali dió sus primeros pasos, en el coqueto chalet de la familia que todavía habitan en la calle juramento al 3450 en Belgrano R.

En ese mismo club, Lali empezó patín con 5 añitos, ballet con 7 y dibujo con 8 y aún conserva amistades de esa época en que era un piojito inquieto e histriónico... como Allegra hoy.

Sus padres, la anotaban a clase de cuanto había en esa época en el club, porque ambos trabajaban y necesitaban que ella estuviese acompañada hasta que Sara podía recogerla.

Lali era excelente alumna y compañera, y jamás hizo renegar a sus padres, excepto cuando pedía el hermanito que nunca llegó.

La casa en la que vivían era un inmenso chalet, mucho más grande de lo que sus necesidades requerían como familia de 3 miembros, pero había sido la antigua casa de sus abuelos maternos, que habían heredado, y luego remodelado a todo lujo, según el pasar económico que llevaban los Espósito.

Una vez más...Where stories live. Discover now