Capítulo 50: Oídos sordos

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La mañana siguiente a esa primera cita, Lali y Peter encaran su día laboral como uno más, pero quizá más enamorados y más convencidos que el día anterior, de volver a elegirse.

Ella en la obra, él en la oficina, los dos están pensando en el otro, y en esa loca aventura de redescubrirse.

Quienes no han empezado el día con buen pié... son Sara y Claudia, que la noche anterior apenas pudieron dormir, y se citaron en la cafetería de siempre a desayunar, a ver si el dolor compartido, es menos pesado.

Las dos llegan a la cita, sin saber lo que la otra tiene para contarle. Y ambas piensan en la cara de su consuegra cuando una de las dos arroje la primera piedra de malas noticias.

- ¿Estas más delgada no?

- ¿te parece Sara?

- Sí Claudia... se te nota un montón... te queda divino ese pantalón.

- ¡Y a vos el pelo!... esa chica tiene una mano increíble con el color... te rejuvenece 10 años...

- jajaja... ¡qué bien que nos tenemos a nosotras!

Después de piropearse entre ellas, quizá para darse ánimo previo a lo que luego van a oír... piden sus desayunos y las dos se demoran en empezar.

- Ayy Claudia... yo no puedo mentirte a vos... ¡estoy hecha pelota!

- Espera a oír lo que tengo que decirte... y terminamos de rematarte...

- Mis noticias no son alentadoras...

- ¡JA!... bienvenida al club... cuando te enteres las mías... te vas a querer morir. Dispará... a ver:

- Anoche Lali me dejó a Alle en casa, salió con el chico este... tiene casi 35 años... y ella misma me confirmó que lo conoce hace tiempo, pero ayer era la primera cita formal.

Claudia tiene la boca abierta, como si fuera la versión de una muñeca inflable de la tercera edad.

- ¿QUE – ME – DECIS?

- Lo que oíste... estoy todavía en shock.

- Dios... yo sabía que alguien como Lali no se iba a quedar de brazos cruzados esperando que el idiota de mi hijo se decidiera... ¡no te puedo creer!... una cosa es pensarlo y otra es confirmarlo... ¡Me quiero morir Sara... ya perdí todas las esperanzas!

- Sí... lo único que queda, es que Peter vuelva a buscarla... hablen y ver si mi hija recapacita...y no culpes sólo a Pedro... Lali tampoco hizo mucho por volver con él.

- Naa... olvídate... anoche Peter vino a pedirme el auto para salir con una divorciada... ¿podes creerlo?

- NOOO... ¿deveras?

- Sí... dice que le gusta mucho... ¡que a mí me va a encantar!... y yo le dije que a casa no me traiga ninguna fulana. Lo único que me consuela, es que muy importante no debe ser... porque si no le hubiese pedido el auto al padre... pero se empecinó en ir con el mío del año de la castaña...

- Quizá no quiso aparentar con la chica...

- No lo sé... estoy devastada.

- ¡Este tipo del gimnasio tiene un hijo encima!

- ¡Ayy no, por Dios!... yo eso ni se lo quise preguntar a Peter... ¡pero me muero si encima esta tipa viene con una criatura!

Si tuviésemos que ambientar la charla entre Sara y Claudia... tranquilamente podría desarrollarse en la era Mesozoica.

Una vez más...Where stories live. Discover now