Capítulo 19: LA VIDA JUNTOS: Nada se compara a tí

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Para noviembre de 2013 Eugenia lleva seis meses de embarazo de su segunda hija, a la que llamarán Magnolia. Como esas hermosas y gigantes flores blancas, de aroma espectacular que no muchos conocen.

Es un domingo algo caluroso de primavera, y están todos almorzando en la galería de la casa de Jorge y Sara.

Las ensaladas pasan de mano en mano, los pedazos de achuras y asado también, y cada uno reclama el punto con el que quiere la carne al asador que siempre es el mismo, el pobre Nico.

Es que sus asados son los mejores, dicho por todos, y especialmente por Rufina, para la que todo lo que haga su papá es lo mejor del mundo.

Nico pasa por detrás de Eugenia con la fuente de chorizos que todos esperan ansiosos, y mientras con la mano libre le acaricia la panza, le deja un beso precioso en la mejilla, mientras le dice –"Te amo"- y ella le responde mirando hacia arriba y acariciándole con las dos manos la cara – "yo más"-

Todos van sirviéndose el manjar en el plato a medida que Nico pasa con la fuente, y Lali lo espera con el pan ya cortado en dos mitades, impregnadas en chimichurri - mmm... gracias... ¡tenía unas ganas de comer chori!

- Bueno, bueno... intimidades acá no... ché... - suelta Nico mientras le sirve maniobrando la bandeja.

Todos sonrieron por el doble sentido y el almuerzo continuó ameno. Después del café los abuelos se tiran un ratito a dormir la siesta, Rufina, que ya tiene 4 añitos y casi medio, se duerme sobre la panza de "Tío Pitty", como ella lo llama, tirado en una reposera. Nico se vá a dar una ducha, Claudia y Sara charlan de sus cosas y Lali le dice a Eugenia que espere que vá a ir a buscar su notebook, para mostrarle unas cosas sobre la decoración de la casa en la que están trabajando.

Cuando se agacha para buscar un cable alargador, en el mueble de la biblioteca de sus padres, y vuelve a pararse, le dá un intenso mareo, con el que le dá vueltas la sala entera. Logra agarrarse con suerte, del respaldo de una silla y no caerse al suelo.

Eugenia la encuentra de pasada al baño, porque con el embarazo vive haciendo pis, parada y sostenida contra la silla y apretando con fuerza los ojos, tratando de volver en sí.

- La... ¿Qué te pasa?

- Ufff... un mareo bestial

- Vení... ¿estás mejor?

- Sí, fué un minuto en el que ví dar vueltas todo, ¡que feo! Es que me levanté de golpe, de buscar el alargue...

Eugenia la miró con preocupación - ¿estás mejor?

- Sí, si... ya está...

El domingo continuó como cualquier otro, ameno y tranquilo. Excepto que no sería un domingo más.

Después del mate, y de comer las sobras y repartir los restos para el comienzo de la semana, se despidieron con la promesa de hablarse y seguramente verse, porque todos estaban lo suficientemente cerca como para hacerlo antes del finde otra vez.

Peter y Lali llegan a su casa y Pitt lo primero que hace es encender la tele, en cambio Lali, va derecho a la habitación a llenar la bañera.

Está totalmente dispuesta a darse un baño relajante e invitar a Peter con ella. Irrumpe en la sala y se tira sobre su cuerpo con suavidad, él la abraza y la besa.

- Estoy llenando la bañera ¿querés venir conmigo?

- ¡Siempre!

Y como si fuera un nene de 5 años, corre apresurado a empezar a desvestirse mientras Lali busca unas bolas de jabón perfumadas que hacen espuma.

Una vez más...Where stories live. Discover now