Capítulo 21: LA VIDA JUNTOS: Desilusiones

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Candela regresa en el viaje anual de mitad de año para el cumple de Allegra - ¡Ayyyyyy Amigaaaaa! ¡No lo puedo creer que grande que está! ¡Hola Allegra, mi vida!

- ¡Alle, mirá quien vino para tu cumple, la tía Candeeeee!

Julio de 2016 viene con los dos añitos de Allegra y la tía Cande siempre aprovecha para huir del verano madrileño y visitar a su familia.

Allegra la adora, porque la vé a menudo a través del IPAD de Lali, y sabe que esa loca simpática que habla siempre dos o tres tonos más arriba que cualquiera, es la "tía Cann"

El domingo anterior al cumple de Alle, todos se reúnen a celebrar que llegó Candela con un asado de esos que dejan mudo a cualquier nativo o extranjero, y Cande a esta altura, es las dos cosas.

Eugenia colabora con una torta de ricota, María con un lemon pié, Claudia lleva un vitel toné porque no importa que sea pleno invierno... el vitel toné es como el helado. Sara las facturas para el mate de la tarde para el batallón y los padres de Candela aportan la comida para todos.

La casa de Virginia y Héctor, es más pequeña que la de Jorge y Sara, pero tienen un parque tan extenso como el de sus vecinos, y la medianera que comparten, supo ser el pasaje de Lali y Cande en las tardes de verano, para no tener que dar la vuelta y salir a la calle.

Cuando alguna de las dos avisaba que se iba a casa de la otra, sólo tenían que poner la escalera y saltar.

Eso ocurrió hasta los 9 años de Cande, en que a los padres se les ocurrió hacer una casita en el árbol de ciruelas que comparten ambas casas.

Legalmente en terreno de los Vetrano, pero cuya copa y frutos, solían estar en terreno Espósito.

El ciruelo era el pasadizo para comunicar ambas casas, con escalera en las dos viviendas, compartían la casita y se pasaban tardes enteras allí arriba, mientras Sara, Virginia, Jorge y Héctor jugaban a las cartas y charlaban.

Cuando veían bajar a una o a la otra sola, era porque se habían peleado por algo. Casi siempre la que tenía cara de culo era Candela, y se había enojado porque Lali no había querido hacer algo que ella pretendía imponerle por ser un año mayor.

Ese domingo, las que asaltan la casita del ciruelo, son las nuevas generaciones, Allegra y Magnolia con 2 añitos, Rufina con 7, y Lupe con 1 y medio y el primo soltero Agus.

Beto le grita a su hijo - ¡Cachete, boludón! Dejá a las nenas en paz...

Rocío corre para llevar a su hija a que disfrute también - ¡Voy a llevar a Lupe!

Pero Gastón le dice con su mala onda habitual - No Ro, a ver si este bobo de mi hermano le pega sin darse cuenta...

- Gastón, dejá a la nena jugar y ser feliz... ¡no seas abuelo!

Lali se entromete - Loco, ¡yo quiero subir! Es mi casita...

Y Candela retruca - ¡Y mía nena!

La que más la disfruta siempre es Rufina - ¡Suban todos! ¡iuuupiii! Papi vení...

- No puedo hija, me tiene esclavizado en la parrilla- Pero Eugenia no se apiada de él - Dejá de llorar Nicolás, que te encanta que después te aplaudan...

Lali trata de reconciliar la situación gritando - ¡A ver un aplauso para el asadooooor!

- ¡Pero todavía no terminó tía!

- Pero eso no importa... si lo hace papá ¿Cómo va a estar?

- ¡Buenísimo!

- Entonces... ¡Otro aplauso para el asador!

Una vez más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora