Capítulo 47: Paciencia

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Durante todo el tiempo que Peter estuvo con el incómodo yeso, Lali se mantuvo junto a él ayudándolo en todo lo que necesitaba. Los últimos días, antes de que se lo quiten, estaba visiblemente agotado, quería liberarse de esa coraza pesada. Pero es verdad que con el correr de los días, había desarrollado un dominio de su cuerpo y su única mano, asombroso para desenvolverse por sí mismo.

Lali lo ayudaba con las cosas esenciales, como cortar la comida, lavarse el pelo, o recoger algo que se le cayera al suelo. Ponerse las prendas por la cabeza o abrocharse pantalones, y atarse cordones.

La primera vez que Allegra lo vió vestido con un pulóver y una de las mangas colgando se asustó un montón. Después le explicaron que el brazo que faltaba, estaba siempre dentro del yeso.

Durante esas semanas Lali cortaba pedacitos de comida en dos platos distintos, para Allegra, y para él, y la chiquitita se burlaba, diciéndole que era un "bebé de mamá"

De cualquier manera, no usaba camisas, porque las que tenía no le entraban, y su vestimenta era más de estar por casa con joggins y pantuflas. Sólo se vestía correctamente para las visitas al médico o para los trámites del seguro y la policía que tuvo que hacer ni bien se sintió mejor.

También salía de casa acompañando a Lali a ver las obras, y ella era su chofer para salir a despejarse un poco. Iban juntos a llevar y recoger a Allegra del jardín, y había empezado a tener una vida social hasta ese momento desconocida para él. Por ejemplo con las mamás del jardín que le preguntaban a diario por su recuperación, y una que otra, según Lali... lo miraba con ganas de romperle el yeso con los dientes...

En dos ocasiones Lali lo llevó a su trabajo, a visitar a sus compañeros, llevaron facturas para todos, y disfrutaron de una mañana distendida, por un ratito.

Sus colegas prefirieron no comentarle nada acerca del trabajo, ya que ese descanso forzado también significaba unas vacaciones merecidas por todo lo que él trabaja durante el año.

Todos se alegraron de verlo, a pesar de su aspecto con ese yeso incómodo, y le desearon que se recupere pronto para volver a tenerlo por las oficinas. Laura conversa con Lali a un costado.

- Ché... ¿podes creer que todos estos boludos se tragaron el cuento de que se durmió?

- Mejor Lau... no estaría bueno que se enteren que estaba en pedo...

- Sí... ya lo sé... bueno... y ya que hablamos de algo ¿Cogieron?... ¡contameeee!

- ¿¿Quéeeee?? ¿Estás loca? Que esté en casa no quiere decir que hayamos vuelto...

- ¡La puta madre!... se te vá a cerrar... ¡yo sé lo que te digo!... mirá que con eso no se jode Lali...

- jajaja... bueno... quizá estoy esperando a que se cierre, para que cuando ocurra... ¡sea como la primera vez!

- ¡Ayy que te parió si serás enana morbosa!

- jajaja... ¿y vos?... ¿en qué andás? ¿Qué onda ese de administración?

- Naaa... olvídate...

- ¿por?

- pito corto.

- ajjajajaajaj ¿Qué?

- Sí, no te rías de mi desgracia... no vas a crecer más, ya te lo dije...

- ¡Es que sos muy graciosa Laura! ¿Qué pasó?... estabas entusiasmada...

- Eso Lali... pito corto... ¡Tenía el pito cortito como el de un nene!

Una vez más...Where stories live. Discover now