Capítulo 11: Hermanos

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Los lunes son un día especial en la vida de Peter. Le ofrecieron hacer home office, y no hay nada que disfrute más, dentro de las pocas cosas, que desde hace un tiempo disfruta.

Podía elegir entre viernes o lunes, pero él prefirió que estarían mejor los lunes, para estirar más el fin de semana y así disfrutar quizá más de Allegra.

Hasta que los abogados volvieran a convocarlos para la nueva firma, habían llegado al acuerdo de que Peter podía verla cuando quisiera. En su casa nueva, en lo de los abuelos, o incluso en su casa de siempre. La que compartieron los tres, durante años.

Ese lunes Lali llevó a Alle al jardín, y luego se fué a trabajar, al mediodía la recogía su padre, y podían disponer del día entero para ellos. Luego Lali la pasaría a buscar por donde él le dijera, o mismo la dejaría en casa.

Peter se levantó a las 9:00 se duchó, y se preparó un café mientras encendía su notebook para conectarse en red.

Buscó en la alacena algo que se pareciera a harinas, para acompañar el desayuno, pero no tenía nada. Hasta que encontró un paquete de Oreo que guardaba para Alle.

Pensó en que antes de pasar por el jardín a recogerla, tenía que ir al súper.

Igual almorzarían en casa de sus padres.

Desde que Lali y Peter se habían separado, los abuelos se repartían los tiempos de Allegra. Eran 4 días a la semana que se habían turnado en dos y dos para recogerla del jardín y que comiera en sus casas. Aunque a veces esto no era fijo... también estaba tía Eugenia que la pasaba a buscar para que estuviera con sus primas. Y siempre que Lali pudiera zafar de la obra, se escapa para estar con ella.

Peter trabajó desde casa y a eso de las 11 puso su estado en ocupado y se fué al Supermercado. Compró todo lo necesario y de allí al cole.

La ansiedad por ver a su pequeñita lo colma por completo, está parado de brazos cruzados casi primero en la puerta, esperando que su princesa salga.

De repente las puertas de adentro se abren y tras la reja de hierro la vé sonriente y charlatana con su pelito atado en dos colitas impecables que le hizo su madre esa mañana.

Ella también lo vé a través de las ventanas de vidrio repartido, y cuando la seño les dá el okey para que vayan a reunirse con quienes los esperan, ella se emociona mucho y saluda apresurada a su amiguita, dejándola casi con la palabra en la boca, para correr como loca a los brazos de su padre.

Es que hoy también va a ver a su papá, y ella disfruta de todo lo que le propongan, además duerme la siesta en la cama grande con él, que es una especie de súper héroe viviente.

Peter, le sonríe en cuanto la vé cargar su mochila y se apura para ayudarla. Pero ella suelta su bagaje y corre a abrazarlo y besarlo con todo el amor que tiene en su cuerpito.

-¡¡¡Papiiiii!!! - le grita emocionada hasta que llega a su encuentro, le rodea el cuello con sus manitos y él se deshace de amor.

-Mi amorrrr... ¿cómo estás?... ¿qué tal tu día?- Le pregunta, acuclillado a su altura mientras ella aún lo abraza por el cuello.

-Muy bien papiii, hoy en el jardín hicimos un dibujo que le voy a regalar a mamà.También te hice uno a vos...

- Wowww... que buenoooo, ¿después me mostras el de mamá?, - Le dice entusiasmado mientras se carga la mochila al hombro y le toma la mano para salir.

Saludan a la maestra que los despide hasta mañana y salen dispuestos a subir al coche de Peter que esta estacionado muy mal sobre la avenida.

Suben rápido, Peter la acomoda en el asiento trasero y salen con rumbo a Belgrano... a casa de Claudia y Juan Pablo.

Una vez más...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora