Capítulo 10: Chocolate... y, verde que te quiero verde? (Última parte)

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El sábado llegó de lo más tranquilo y un poco lluvioso para la época, aunque ya muy pronto el invierno se haría presente en todo el país. Era el décimo mes del año y las flores empezaban a escasear en los jardines de las casas y en los parques. El verde de los árboles, poco a poco se iba apagando de igual manera. Tarde o temprano, la nieve se haría sentir sobre la ciudad de Ohio y alrededores.

Quinn abrió los ojos, encontrándose con un poco de claridad que la rodeaba. Eran casi las 10 a.m. 

Se estiró un poco para relajar los músculos, cuando su tacto sintió una suave piel que estaba a su lado. Un cuerpo, que algunas horas atrás se encontraba totalmente extasiado mientras ella, implacablemente le hacía el amor. 

Marley aquella noche había aceptado la invitación de la rubia para ir a cenar y así llevar a cabo su segunda cita. La noche terminó en una larga sesión de besos y caricias, que llegaron más allá. Ahora estaba allí, profundamente dormida, bajo la mirada apasionada de la ojiverde.

Le gustaba estar en compañía de la castaña. Era lo que siempre le había gustado tener, alguien con quien compartir sus locuras, que no le absorbiera su tiempo y sobre todo, que no la tratara simplemente por llevar unos cuantos millones de más en su cuenta bancaria.

Supo desde el primer momento, que aquella chica no era igual a todas las demás que en algún momento habían paseado por su cama y por su vida. Aquella era diferente, al menos ella así lo creía, siempre y cuando no demostrara lo contrario sino, todo aquel encanto se esfumaría de la noche a la mañana. Aparte, era totalmente hermosa. Su piel, sus azules ojos, su sonrisa... Era perfecta.

Se levantó de su cama, luego de haber contemplado un poco la encantadora figura que a su lado descansaba y desnuda, decidió ir a por un vaso con agua hasta la cocina.

La noche anterior habían bebido lo suficiente. Aún podía sentir el sabor de las margaritas en su paladar.

Abrió la heladera, tomó una jarra y bebió deella directamente. Si Judy la hubiese visto, seguramente ya le estaríareclamando el porqué no era capaz de beber del líquido, como se debe. En serio siempreera necesario tener un vaso para poder beber algo? Las madres siempre hacen las cosas más complicadas, pensó.

Dejó la jarra sobre la encimera de la cocina y caminó hasta la sala de estar, sentándose en el sofá, pensando en lo mucho que se había divertido la noche anterior. La había pasado genial, aunque no era muy asidua a irse de marcha, pero si que le hacía falta de vez en cuando y si la salida venía con el combo incluido, el de poder divertirse en su cama? Joder!!! La vida vale la pena vivirla mucho más seguido. 

Tomó su móvil y comenzó a pasar una por una las fotos donde aparecía con Marley en el local, la noche anterior. Habían quedado geniales, ya pensaría si subirlas a las redes sociales o no. Judy terminaría infartándose de solo enterarse que su intelectual y responsable mano derecha, se estaba acostando con su hija.

Bien. Tarde o temprano tendría que hablar conella acerca del asunto y de Marley. Solo tendría que esperar su reacción.

Perdió la concentración de lo que hacía cuando escuchó la puerta de suhabitación abrirse.

— Hola nena, pensé que me habías dejado solita — Dijo Marley desde la puerta,con medio cuerpo desnudo apoyado sobre el umbral de la misma. Quinn dejó elmóvil sobre su mesa de cristal y le regaló una sonrisa de medio lado.

— Vine a por un vaso con agua, nena. Te veías tan hermosa dormida, que me diola impresión que estabas soñando conmigo y si así era, no iba a molestarte. Esun privilegio que casi muchas no os dais — Rió y le hizo señas con su dedoíndice de manera provocativa para que ésta se acercara. Marley lo hizo contoneándosede manera sensual, hasta recorrer el tramo que separaba la habitación de larubia, con la sala de estar.

— Qué tienes pensado hacer hoy? — Preguntó la castaña sentándose a horcajadassobre Quinn. La rubia aferró sus manos sobre el trasero de la chica,observándola fijamente a los grandes ojos azules.

— Por ahora, sólo tengo planeado besarte hasta que nuestros labios se hinchen,acariciar todo tu cuerpo hasta fundirme con el tuyo y hacerte el amor hasta quenos cansemos la una de la otra. Ese es mi itinerario para hoy — Resumiómientras comenzaba hacer parte de su placentero cronograma.

Cita una famosa canción: "Para quedescribir lo que hicimos en la alfombra, basta con resumir que le besé hasta lasombra... y un poco más..."

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