Capítulo 19: Ciento trece

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Cuando despertó, estiró los brazos y tanteó el lado derecho de la cama. Al sentir que estaba vacío, abrió uno de sus ojos y al no divisar a nadie, los abrió por completo. Marley no estaba, tal vez se encontraba en la ducha, pensó por un momento, pero al agudizar un poco más su sentido de la audición, no escuchó ningún ruido proveniente del baño.

Sé sentó en la cama y divisó una nota sobre la mesa de noche. Se estiró un poco para relajar los músculos, luego tomó el papel y comenzó a leerlo.

"Buenos días mi amor, tuve que irme temprano porque se presentó un inconveniente en casa de mis tíos. Más tarde te llamo para saber como estás. Besos... Tuya!"

Arrugó el pedazo de papel y lo dejó donde mismo. Se acostó y cerró sus ojos nuevamente. La imagen de Rachel besándola volvió a su cabeza y una sonrisa se le dibujó en los labios, al instante.

— Rayos! — Dijo abriendo de inmediato sus orbes y mirando el reloj de cabecera. Este marcaba las ocho menos cuarto de la mañana. Ni tele-transportándose sabía que no llegaría temprano a la oficina, nuevamente.

Bien... Ya que. Se levantó de la cama y fue directamente al baño. Se miró en el espejo mientras hacía caras frente a éste y alborotó más su corta y dorada cabellera. Abrió el grifo del lavamanos y lavó su cara para terminar de despertarse por completo.

Tomó una toalla y secándose, salió del cuarto dirigiéndose hacia la cocina para prepararse una buena taza de café.

Dejó la toalla en cualquier lugar para comenzar a revisar cada uno de los estantes de la despensa, encontrándose que todos estaban vacíos. No tenía nada más que beber, salvo agua que tenía en la heladera. Suspiró, maldiciendo internamente su descuido inoportuno. 

— Maldición! Definitivamente necesito una esposa que haga de todo — Dijo a la nada, regresándose por el mismo recorrido que había hecho anteriormente, hasta su habitación. 

Luego de haberse dado una buena ducha y haberse vestido, tomó las llaves de su auto, su cartera y su teléfono móvil, pero en ese momento una llamada entrante hizo que abandonara la idea de salir del apartamento, para contestar.

— Hola, buenos días.

Hola hermosa, buenos días. Dime que no interrumpo nada por favor — La rubia sonrío al escuchar la voz.

— Para nada, no te preocupes. Tal vez si hubieras interrumpido algo, no contesto. Suelo hacerlo — Se sentó en el sofá de una plaza y comenzó a jugar con las llaves de su coche que se encontraban en su mano izquierda — Ya regresas a New York?

No. Mi vuelo sale en horas de la tarde, sólo estoy alistando las cosas que traje. Llamé porque quería saber cómo estabas... Anoche me quedé algo preocupada.

— Lo siento — Interrumpió — Sé que prometí avisarte apenas llegara pero me acosté a dormir porque ya era algo tarde — Visualizó una prenda íntima que estaba tirada en el suelo, tomándola y guardándola en su bolso. Obviamente no era suya.

— No te preocupes, no pasa nada. Me alegro que estés bien — Terminó diciendo Rachel. Ambas quedaron en silencio sin saber que más decir o queriendo decirse tantas cosas que ninguna de las dos hallaba la manera de como continuar la conversación, al menos la rubia se aventuró a decir algo.

— Podemos vernos ahora? —Indagó, sabiendo que era una pregunta un poco osada y repentina.

Quinn, debes ir a trabajar y no quiero quitarte tiempo... — Pensó que nunca lo diría. Moría por verla.

—Viniste hasta Ohio para verme, o para a servirme de reloj? — Quinn reía escuchando que la castaña también lo hacía del otro lado de la línea. Aquella mujer podía dejar de ser tan responsable alguna vez en su vida?

—Vale... Lo que tú digas entonces. Dime, dónde nos vemos? — Preguntó terminando de guardar algunas camisas dentro de su valija, caminando de un lado a otro aun vistiendo un boxers femenino blanco algo ajustado y una franelilla corta.

Bueno, como no tienes coche y te estás trasladando en taxi, puedo irte a recoger a tú hotel, te parece? — Rachel detuvo su caminar de inmediato, girando sobre sus talones para caer sentada en la cama — No creo que exista ningún inconveniente o sí? — Escuchó —Además, no he desayunado y no creo que lo hayas hecho aún... o me equivoco? —Rach sé quedó pasmada en su lugar. No contaba con aquel plan.

— Mmmm! Debo pensar que lees la mente —Rieron — Y no, no he desayunado aún, estaba por pedir servicio a la habitación.

Ves? Entonces, te parece que pase a por ti en una hora? Me conozco el camino y contando con el tráfico que se hace acá en la ciudad, podré estar allí a tiempo.

— Vale, te espero entonces en una hora. Me dará tiempo de ir a la ducha y estar lista para cuando llegues — Dijo abriendo nuevamente la valija que había cerrado apenas unos minutos atrás.

Vale! Allí estaré y... guapa, trata de no pensar en mí cuando estés en la ducha — La llamada finalizó de parte de la rubia, dejándole un acelerado corazón a la castaña mientras su vista no se quitaba de encima de la pequeña maleta decidiendo mentalmente, que colocarse para ir a desayunar con la chica.
 

Amigas Con DerechosWhere stories live. Discover now