Capítulo 28: Navidad... o no?

151 5 0
                                    

Llevaba más de quince minutos sentada en la ventana de su habitación, viendo la nieve caer sobre la ciudad. Soplaba una taza de café caliente entre sus manos, mientras bebía sorbo a sorbo la humeante bebida.

Sus pensamientos estaban enfocados en la noche anterior. Cuando despertó aquella mañana, no podía creer lo que había sucedido en aquella cama, en aquella alcoba, con su mejor amiga. 

Recordar su cuerpo desnudo bajo las sábanas, le envió una ola escalofriante al suyo. No debió haber pasado. No. Pero estaba consciente de que el alcohol que tenía en su sangre, le había hecho reaccionar de la peor manera para terminar sintiéndose justo como lo estaba sintiendo ahora.

Afuera hacía un frío infernal. Era la mañana de navidad y supo que estaba sola, por los cuatro costados de su cuarto, ella era la única que allí estaba. Sola, recibiendo la compañía de sus tormentosos pensamientos.

Se levantó con la taza en las manos aún y fue a darse un baño que la relajara completamente y le lograra arrancar de la mente, todo aquello que tenía y quería olvidar.

Pasaron noventa largos minutos cuando salió de la ducha sintiéndose totalmente otra por fuera, lamentablemente por dentro, no había conseguido que el agua borrara lo que le hubiese gustado que se llevara al correr sobre ella. Su teléfono había recibido una gran cantidad de mensajes y llamadas desde que llegó a su casa. Sabía perfectamente de quien eran, simplemente, no quería darle más cuerda al asunto. ¿Si debía morir allí? Ya el tiempo se encargaría de eso.

Abrió la heladera. Por Dios!! No tenía nada que comer, sólo agua y un cartón de zumo de naranjas que al probarlo, salió corriendo hacia el lava platos a escupir su contenido mientras revisaba la fecha de vencimiento y darse cuenta que ya había caducado hace una semana atrás.

Un jean algo deteriorado, botas para la nieve y todo lo que pudo encontrar para cubrirse del frío, vestían su cuerpo. No tenía más remedio que salir hacer las compras, pero algo particular ocurrió al momento de abrir la puerta. Cuando lo hizo, se encontró a Britt de pie frente a la misma.

Tenía que darle la cara, lo sabía, sólo que no pensó que iba a ser tan pronto.

Ambas se congelaron en sus sitios sin decir ni una sola palabra. Quinn, buscaba la manera de desviar sus ojos para no encontrarse con la mirada llena de esperanzas de Britt y ésta, de vez en cuando evitaba la mirada de Quinn para no encontrarse con unos ojos fríos y faltos de amor hacia a ella. La rubia de ojos azules estaba muy clara. Quinn no la amaba y todo lo que había sucedido en su habitación hace algunas horas atrás, solamente fue el producto del efecto causado por lo que ambas habían bebido de aquella botella.

— Pasa — Le dijo mientras se quitaba de la puerta para que Britt entrara. La rubia lo hizo y la puerta sonó detrás de ella. El mundo, ya había quedado afuera — Siéntate... Si quieres.

— Así estoy bien, gracias — Dijo, aun dándole la espalda a la rubia de ojos verdes.

Quinn caminó hacia la encimera, colocando las llaves del coche sobre ésta.

— Yo... Yo quería saber cómo estabas...

— Britt, lo que pasó anoche, fue un error — Dijo Quinn interrumpiéndola inmediatamente — Anoche tú y yo, estábamos muy tomadas y simplemente no tuvo que haber acabado así .

— Pero acabó Quinn. Tanto tú como yo, estuvimos claras y perfectamente pudimos haber parado todo aquello...pero no. Ni yo quise ni tú tampoco...

— No entiendo a qué se debe todo esto Britt — Dijo rodeándola y acabar sentándose sobre el amplio sofá. Britt sólo la miraba impávida — Y sí, creo que tienes razón — Continuó — Ninguna de las dos quiso detenerse cuando sabíamos que era un error, pero ya pasó... No fue nada.

La rubia más alta amplió los ojos cuando todo lo que podía repetirse en su cabeza, eran aquellas palabras de Quinn: "No fue nada" Claro, era lógico que para su rubia amiga, fue un simple acostón y nada más.

— Obvio, era de esperarse algo así como respuesta viniendo de tú boca. Tampoco vine hasta aquí para exigirte que te casaras conmigo ni mucho menos que me bajaras la luna o me pintaras la vida de colores. Pensé que...

— A ver....¿qué pensaste Britt? ¿Ah? — Se levantó, rodeándola de nuevo hasta quedar frente a su amiga. Sabía que Britt estaba dolida. Ella le había hecho daño. Le gustaba, sí. Siempre le había gustado Britanny, pero no para llegar tan lejos como podía haber estado pensando la chica — ¿Pensaste que todo iba a cambiar? ¿Qué de ser las mejores amigas, íbamos a ser la pareja perfecta? Por Dios, Britt....

— No seas ridícula, Quinn!! No estoy aquí para pedirte que seas mi novia... Sólo, sólo que te des cuenta de que siento muchas cosas por ti que jamás te dije por......miedo, Quinn — Su voz se hacía más entrecortada y el frío de su alma parecía congelarle todo su cuerpo — No soy como tú, ¿bien? No soy gay como tú y me atrevería a decir que eres la única chica que me atrae.

— ¿Puedo hacerte una pregunta? — Cuestionó la rubia de ojos avellana viendo que las lágrimas amenazaban con salir de los ojos de la otra chica.

— Sí. Pregunta lo que quieras.

— ¿Por qué vienes a decirme toda esta sarta de cosas ahora? ¿Desde cuándo nos conocemos, Brittany? — Su mirada era fría como el hielo. El verde de sus ojos, se volvió más oscuro. Tenía rabia consigo misma — ¿Cinco? ¿Seis años o más?...... Siempre supiste que me iban las chicas y peor aún, siempre supiste que me gustabas pero me alejabas con tú cancioncita "A mí sólo me vais los tíos". Y ahora, ¿de la noche a la mañana vienes a decirme que me quieres y que soy la única mujer que te atrae?

Un silencio incómodo se apoderó de las cuatro paredes. Sólo el ruido de la ciudad despierta se hacía presente dentro del apartamento. Era una guerra de miradas inquietas y un silencio que pendía de un hilo.

— Me viste sufrir por amor, innumerables veces. Fuiste testigo de muchas cosas por las que pasé e incluso, cuando más te necesité, cuando Frannie se fue, solo te bastaron 10 minutos y nomás. Te burlaste de la única mujer que llegó a mi corazón, como lo hacía todo el mundo sólo por no ser como todos los demás. Estuviste con cualquier chico porque eso era "lo tuyo" siempre sin pensar ni un segundo como me sentía yo por dentro. Pero poco a poco fuiste saliendo de mi vida y de mi corazón como una mujer y te consideré mi amiga y hoy...hoy!!!!!! ¿Vienes a decirme que me ves diferente??

Esta vez no volvió el silencio. Quinn comenzó a reír sin parar mientras caminaba alrededor de la sala. Britt, allí de pie sin poder dar crédito lo que escuchaba y veía, incapaz de decir palabra alguna, simplemente se dedicaba a verla.

Amigas Con DerechosWhere stories live. Discover now