Capítulo 20: El que de celos también se vive!

258 9 2
                                    

Había tenido una mañana bastante agitada en el bufete. Prácticamente, su familia política la atormentaba bastante y no podía faltar un martes de reunión con ellos simplemente para volver a discutir más de lo mismo. El dinero.

Sus cuñados podían fácilmente llevarla a la locura en un abrir y cerrar de ojos. Necesitaba aire, un espacio, así fuera el más pequeño, sólo para poder respirar.

Bajó al estacionamiento mientras se colocaba la bufanda sobre su cuello una vez hubo salido del elevador. El frío se sentía en cada uno de los rincones de la ciudad. Era mediodía, tal vez pasara por algo de comer o quizás un café.

Buscaba las llaves de su auto y su móvil dentro de los bolsillos de su sobretodo, mientras se dirigía a este cuando entre la poca iluminación del lugar, una mujer de mediana estatura, con un cuerpo definido y mirada provocadora, se hallaba esperándola cerca de un auto parqueado a dos coches de distancia del suyo.

Suspiró pesadamente y rodó la mirada: "La frutilla que le faltaba al pastel", pensó internamente mientras se iba acercando sin darle demasiada importancia a la mujer de cabellos lisos y rubios.

— Hola Rachel, supongo que nunca pensaste encontrarme acá — Saludó la mujer acercándose con un andar sensual, hacia ella.

— Qué quieres, Becca? Cuántas veces te he dicho que no me gusta que des este tipo de "sospresitas" y mucho menos aquí, en mi lugar de trabajo — Dijo pasando por su lado. Becca la detuvo tomándola por un brazo haciendo que la castaña posara su mirada sobre el agarre sin decir palabra alguna.

— Pues, te recuerdo algo Rachie, primero, que mi padre es uno de tus clientes más potenciales dentro del bufete y segundo, tú y yo tuvimos una relación bastante...como decirlo...

— Traumática? — Respondió la castaña zafándose del agarre y dirigiéndose hacia su auto seguida por ella.

— Si para ti fue traumática, para mí no. Pasamos los mejores ocho meses de nuestras vidas, o se te olvidó que me amaste con locura? — Rachel se dio la vuelta, deteniendo la acción de abrir la puerta del coche solo para enfrentar a la intolerante mujer que se encontraba a sus espaldas.

— La que se volvió loca fuiste tú. La que quiso terminar la relación fuiste tú Becca y te equivocas, la palabra AMOR no cabía entre nosotras... Te quise mucho, sí... — Rachel hablaba mientras rodeaba a la mujer — Te quise, porque fuiste alguien muy importante para mí, escucha bien... — Se colocó frente a Becca señalándola con el índice y con la paciencia a punto de colapsar — ...Tiempo pasado y si no te has enterado, aunque creo que es difícil para ti no saber de las cosas que suceden a mi alrededor, estoy casada y ni tú ni yo tenemos NADA en común, así que te voy a pedir que no vuelvas a buscarme más, entendiste? — Concluyó sintiendo un bufido recio salir de los pulmones de la rubia.

— Así que entonces formo parte de tu pasado...y que pasaría Rachel, si tu amada esposita se llegase a enterar que le eres infiel? — Rachel inmediatamente puso una postura más rígida, tensando su cara. A qué se refería Becca con aquella declaración improvisada? Tenía que ser algún invento de parte de ésta, simplemente alguna parafernalia por llamar la atención de su parte. Decidió no prestarle importancia a su comentario y volvió hacia su coche.

— No sé que estupidez estás inventando Becca. Si lo haces solo para capturar mi atención, te equivocaste de estúpida, porque no lo soy. Así que vete.

— Tienes miedo, Rachel? — Dijo cerrándole de golpe la puerta del coche que había abierto para ocuparlo — Sé cada uno de tus movimientos, como respiras y hasta tus pensamientos y sé que hace tres días regresaste muy feliz de Ohio, o no?

— Mira Becca — Dijo tomándola del brazo fuertemente — Si lo que pretendes es que yo vuelva a tus garras y revolcarme contigo, no lo vas a lograr; solo por el simple hecho de que ya no me llamas la atención... Queda claro?

— Vaya!!! Habéis fumigado el estacionamiento que estáis saliendo las ratas? — Mercedes, quien también iba a almorzar en ese momento, se había percatado desde lejos de la presencia de la repugnante mujer que hablaba con su mejor amiga, llamando la atención de ambas mujeres.

— Ja! Mira a quien tenemos acá, a la lame botas de la mejor amiguita y defensora de los desamparados — Dijo mirando de arriba a abajo a la ojiverde, zafándose del agarre de Rachel. Mercedes simplemente negaba con la cabeza con una sonrisa sarcástica en la cara.

— Rachel, me entero que las ratas tienen voz y voto... aunque a esta se le fue la mano en el Botox — La castaña aguantó la risa al escuchar el último comentario de su amiga — Y prefiero ser mil veces lame botas que una puta, al menos me beneficio con algo, vos... a ver... vos siempre recibirás migajitas de todo el mundo, hasta de Rachel —Ahora fue el turno de la ojiverde, mirarla de arriba a abajo — Hey! Rachel, te has enterado que ésta se acuesta con lo que botaste hace tiempo? La envidia la corroe y el querer ser como tú, la tiene mendigando hasta un poquitico de sexo de tú parte — Terminó de decir, atajando la mano de Becca que se dirigía directamente hacia su rostro. Rachel tomó por la cintura a la mujer problemática, atrayéndola hacia ella y así evitar que se le fuera encima a su amiga.

— Cálmate Becca!!! Deja de hacer espectáculos grotescos en la calle — Rach logró levantar del suelo a la chica, quien se agitaba furiosa esperando el momento de poder partirle la cara a la otra mujer quien se miraba distraídamente las uñas y rodaba los ojos escuchando los improperios que salían de su boca hacia ella.

— Solo te digo algo "enfermita" —Comenzó la ojiverde de nuevo — Te has metido con la persona o mejor dicho, con las personas equivocadas. A parte de puta, eres bruta? — Rachel trataba de forcejear con el cuerpo de la chica que deseaba ser liberada en ese momento.

Amigas Con DerechosWhere stories live. Discover now