Capítulo 21: Fui a buscarte y me encontraste

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Llevaba horas en las que se encontraba conduciendo por la carretera, pensando que aún le faltaba una más para llegar.

Había salido la noche anterior con la excusa de quedarse en la casa de campo para relajarse un poco y aunque así lo necesitara, esta vez tenía otra cosa en mente. 

La calefacción de su auto calentaba un poco el ambiente, sintiéndose totalmente a gusto. Sus gafas oscuras cubrían su rostro un poco demacrado por no haber dormido casi nada pero necesitaba dar con todo aquello, saber que estaba pasando.

Quinn tenía dos días enteros sin haberle respondido las llamadas ni los mensajes después de aquel minúsculo ataque de celos cuando le dijo que había ido aquella reunión con su mujer. Necesitaba hablar con la rubia y hacerle entender muchas cosas.

Con una mano sobre el volante, en la otra su tercer vaso de café muy caliente y la mirada sobre la vía, pensaba y pensaba cómo hacer para que Quinn entrara en razón, pero sobre todo, como hacer para ubicarla en aquella gran ciudad.

"Por favor, has llegar los gastos a las empresas Fabray, como siempre" fue lo que se le vino a la mente en aquel momento, haciéndola avisparse por unos instantes.

— Claro! — Dijo en voz alta mientras su pie se hundía en el acelerador un poco más, contando las horas para poder llegar de nuevo a Ohio.

Había intentado en vano una vez más llamar a la joven, pero esta tenía el móvil apagado y obviamente los mensajes tampoco le llegaban. La única opción que tenía era buscarla por toda la ciudad si fuera necesario y hablar con ella, esa vez no regresaría a New York sin al menos haberle dado una explicación a Quinn y ella, haber recibido otra de parte de esta.

Estacionó la camioneta frente al Renaissamce Columbus Downtown Hotel y se quedó un rato dentro, sin saber que iba hacer en realidad. Todo aquello le parecía una locura, de hecho, sentía que desde un tiempo para acá hacía cosas que jamás había hecho por nadie y por un instante sintió una gran oleada de felicidad por dentro, dibujándosele una gran sonrisa de esperanza en su rostro, dándole fuerzas para abandonar su coche y dirigirse hacia el lugar donde esperaba hallar una grata respuesta.

Subió en el elevador y marcó el botón que la dirigiría hacia las terrazas del hotel donde se encontraba aquel restaurant, donde había comenzado todo. Su vista rápidamente se posicionó sobre el número 8 del tablero y pasó su manos por encima del mismo, cerrando sus ojos, trayéndole a la mente la hermosa imagen de Quinn desnuda sobre su cuerpo, amándola, amándose mutuamente en aquella habitación de hotel donde sus almas se encontraron por primera vez y supieron más de la una y la otra. Pero algo se les estaba escapando de las manos y debía solucionarlo lo más rápido posible.

Al llegar arriba, pudo notar que el restaurant estaba poco concurrido. Veía trasladarse a los meseros de aquí para allá, arreglando todo. Buscó con la vista a un chico en particular pero no veía aquella cara conocida que necesitaba encontrar de cualquier manera. Él le daría la información que tanto buscaba en aquel momento.

Se quitó las gafas y caminó hacia una mesa disponible para poder ocuparla. Observó que la mesa que había compartido con Quinn se encontraba ocupada, hasta que un chico la sacó de su distracción.

— Buenos días señorita — Le indicó el mozo entregándole la carta del menú, el cual ella rechazó de inmediato.

— Gracias, pero solo quiero una Coca-Cola Zero por favor — Ordenó y el mesero asintió — Disculpe, por casualidad hoy se encuentra un chico que trabaja acá con ustedes, de cabello rubio y algo rizado. Es alto y delgado...bastante delgado y si no me equivoco, tiene los ojos verdes muy llamativos — Describió Rachel al chico. El mesero, algo pensativo trataba de hallar la similitud de la descripción con alguno de sus compañeros.

— Bueno señorita, es que llevo desde ayer trabajando acá, pero por la descripción debe ser el compañero Richard. Voy a preguntar si se encuentra disponible y a traerle su orden, con permiso — Dijo educadamente y asintiendo se retiró.

Rachel se distraía con una servilleta entre sus manos, deseando con todo su ser poder encontrar a la rubia o al menos saber de ella. Por lo menos 5 minutos, con eso le bastaba. Alzó la vista y vio al chico que la había atendido hace un momento, acompañado por el mismo que las había atendido a ella y a Quinn, la vez que estuvieron allí. Suspiró y se acomodó en la silla mientras los dos hombres se acercaban.

— Aquí tiene su orden señorita — Dijo colocando la gaseosa sobre la mesa — ¿Este es el chico que buscaba? — Preguntó señalando al rubio.

— Sí, es él. Gracias — Dijo Rachel. El chico llamado Richard estaba algo desorientado sin saber porque aquella bella castaña quería hablar con él.

— Con permiso — Dijo el mozo y se retiró dejándolos a solas. Rachel bebió un sorbo de la bebida y el chico solo la veía extrañado.

— Disculpa, sé que estás algo ocupado pero necesito que me ayudes en algo — La castaña le hizo señas para que el chico se sentara. Éste lo hizo aún un poco confundido.

— Ahm...Dígame, en que puedo servirle.

— Necesito la dirección y un número telefónico de las empresas Fabray — Dijo bebiendo parte de su bebida, observando que el chico no dejaba de mirarla bastante consternado — Soy amiga de la señorita Quinn Fabray... de la familia Fabray, en realidad y me urge encontrarla. Me hospedo acá, pero he corrido con la mala suerte de que mi teléfono móvil se dañó y la mayoría de mis contactos los tengo allí — Mintió. El chico asintió un poco más calmado.

— En seguida le busco la información, señorita — Dijo el rubio poniéndose de pie inmediatamente.

— Richard? — Rachel llamó su atención. Éste volteó a verla — Por favor, sólo quiero que esto quede entre usted y yo — Dijo a lo que el joven asintió y se marchó.

Pasaron algunos minutos cuando el muchacho volvió con un papel entre sus manos y se acercó a Rachel quien estaba ida entre sus pensamientos con la vista sobre la ciudad, jugando con el vaso vacío entre sus manos.

— Disculpe la tardanza pero, aquí está la información sólo... Ahm...no quiero que me meta en problemas señorita — Alegó el joven entregándole el papel a la castaña. Esta al tomarlo, lo abrió y leyó una dirección junto a unos números telefónicos.

— Gracias y no te preocupes Richard, no diré nada — Concluyó colocando un gran billete sobre la mesa para que el chico se cobrara los servicios prestados.

Al encontrarse en planta baja, intentó marcar el número desde su móvil pero una llamada entrante le hizo desistir del fallido intento.

— ¿Hola?

Hola, dónde demonios estás, Rach? — Preguntó Mercedes desde la otra línea.

— Estoy...fuera de la ciudad Mercedes y no pienso regresar por los momentos — Caminaba hasta donde su coche estaba parqueado en el sótano del hotel.

Diablos!!! Rachel, no me digas que...¿estás en Ohio? — Preguntó a regañadientes su amiga.

— Sí, me encuentro en Ohio, acabo de llegar.

¿Te fuiste conduciendo hasta allá?

— Claro Mercedes, tenía que hacerlo... Aún no me salen alas — Dijo rodando los ojos.

Estás volviéndote loca, definitivamente — Rachel volvió a rodar sus ojos ya estando al lado de su camioneta. Sabía que Mercedes tenía toda razón.

— Si me estoy volviendo loca o no, es mi problema Mercedes... — Hizo una pausa al saber que le había respondido muy tajante a su mejor amiga. Subió al coche — Disculpa... es que no me contesta el teléfono desde hace dos días y quiero saber que le sucedió — Dijo apoyando su frente sobre el volante de manera cansada.

Está bien Rach, sólo... Sólo trata de hacer las cosas bien. San estuvo llamando para acá y sólo se me ocurrió decirle que estabas fuera de la ciudad con un cliente que quería verte — Le dijo haciendo que Rachel se sintiera más calmada.

— Gracias Mercedes, eres una gran amiga, yo después me encargo de llamar a Santana, por ahora deséame suerte para que pueda encontrarla y así hablar con Quinn — Encendió la camioneta, leyendo una vez más el papel que apuñaba en su mano.

Sé que la encontrarás porque nada se te escapa Rachie, sólo, ¿ten cuidado sí? — Escuchó decir a la morena, finalizando la llamada, conduciendo fuera hacia la ciudad.

[...]

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