IX

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Jake Park estaba desesperado, incluyendo el hecho de que su corazón se hallaba enloquecido y el dolor de su cuello, le impedía respirar correctamente a pesar de que allí mismo, ya no estaba la presión que Michael Myers había ejercido en él hace apenas unos minutos.

El azabache miró al asesino, analizando como el Ente aún lo estaba sosteniendo impidiendo su total movilidad o algún indicio de que le haría daño.

No podía hacer nada más que mirar, mirar como Michael intentaba safarse mientras apretaba los puños con todas sus fuerzas, volviendo los nudillos amarillos.

Jake no quería ayudarlo, realmente no lo deseaba, en ese preciso momento, el miedo a la agonía le estaba torturando y también, el hecho de que no entendía lo que estaba haciendo la Entidad.

-Esto es una pasada... -Susurró Jake, señalando débilmente con el dedo a las garras azabaches que rodeaban el cuerpo del asesino con rudeza.

Allí mismo, su posibilidad de escapar estaba ante sus ojos pero Jake no lo había notado, estaba distraído, tan distraído que ni siquiera se había percatado de ello.

Se acercó lentamente, gateando utilizando sus nudillos con el cuidado de no perjudicar sus manos pero lo extraño era de que, ya no sentía dolor en ninguna zona.

Jake, en ese preciso instante, no fue capaz de percibir que mágicamente, el Ente había curado todas sus heridas incluyendo la de la apuñalada profunda de Michael Myers.

Jake se levantó poco a poco, aún viendo a Michael, el cual intentaba soltarse mientras que, evidentemente, utilizaba toda su fuerza inhumana para lograr aquello.

El joven asiático, hipnotizado, débilmente extendió su mano queriendo tocar las garras de la Entidad, era algo que le producía una sensación inexplicable, especialmente como el sentirse tan aliviado y maravillado por las manchas rojas que decoraban al Ente.

Pero las alejó, como si aquellas cosas le hubieran hecho algo, bueno, siempre le hicieron pero esta vez, la manera en la que Jake se alejó, fue como si tuviera un miedo irracional.

El asiático agachó la mirada y posteriormente a ello, la alzó, mirando nuevamente al asesino, y allí mismo, una idea pasó por su cabeza.

"Sacarle su máscara es probablemente una forma de descubrir su identidad y tal vez... Tal vez... No lo sé, no sé qué podría hacer con esa información".

Aunque Jake no supiera con exactitud lo que debía o quería hacer, apoyó los lentes en el puente de la nariz y los subió un poco a la altura exacta de sus ojos con el dedo índice y el del medio. Luego, alargó sus brazos y abrió las manos, extendiendo las puntas de sus dedos hacia los costados de la máscara de Michael Myers.

El asesino intentó alejarse, haciendo alguna clase de movimiento con su cabeza intentando impedir que Jake descubriera su identidad.

El joven homicida recordaba como hace años, su propia sobrina había visto su rostro con su consentimiento pero... De alguna manera, Michael se alarmó y explotó, aunque en esta ocasión, no podría hacer nada más que intentar contenerse.

Jake comenzó a subir la máscara, percatandóse del ensangrentado cuello de Michael y luego, en la nuca, algunos cabellos ondulados castaño claro.

De repente, Jake Park sintió unos leves murmullos en su oído izquierdo, algo que le hizo voltear asustado.

Lo que vió en frente suyo, no era más ni nada menos que su padre parado, inmovil en el medio de la entrada a la contrapuerta. La mandíbula del hombre estaba tensa y las cejas, ligeramente dirigidas a un lado, a una dirección en específica que solo indicaba una inmensa furia.

Bonhomía → Michael Myers x Jake Park ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora