XXXIX

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1 día.

El asesino sostuvo el manual con las dos manos. Pasó la primera página, luego la segunda y la tercera, leyó con atención y con el dedo señalaba cada palabra que iba leyendo. Después de unos segundos, con intención de desahogar su rabia, lanzó el libro hacia la mesa de una forma violenta.

El dichoso compendio cayó al suelo, abierto de par en par, mostrando dos páginas en específico pero no lo suficientemente relevantes como para que Michael Myers se sintiera satisfecho con lo escrito.

Jake Park se levantó del sofá inmediato, se acercó a paso lento hacia su amante, temeroso, teniendo a Michael de espaldas, le tocó el hombro.

—¿Pasó algo? —Preguntó Jake con su tono de voz átona. Sin despegar la mano del hombro de su verdugo, se fue a un costado y ojeó el libro que se hallaba en el suelo, pero debido a la gran distancia que lo separaba de este, era incapaz de leerlo—. ¿Qué es lo que decía el manual?

Michael se mantuvo unos segundos pensativo. Articulando una respuesta en su mente que no dijera directamente lo que realmente halló en aquél libro.

—No sé como decirlo —Suspiró, metió la mano izquierda en el bolsillo y con la otra clavó el cuchillo en la mesa de madera, disminuyendo su estrés— ¿Cómo puedo decirte qué...? —Comenzó a decir mientras que se volteaba despacio hasta quedar en frente de Jake— La única opción que hay... E-Es... Peligrosa, muy peligrosa —Masculló, bajando poco a poco la mirada—. Todo está tan complicado. Es un riesgo cruzar los reinos en este momento, es probable que lo estén vigilando to...

—Detente un segundo —Exclamó el azabache— ¿Dices que hay solución? —Michael asintió ante su pregunta— Deberíamos estar felices en saber que podré vivir, y-yo entiendo los riesgos que conlleva llegar a esa salvación y yo, por nosotros, lo daría todo —Expresó con las manos temblando por los nervios y emoción que se le manifestaba al conocer que había solución a su problema—. ¿Qué hay de la solución? ¿Qué hay que hacer?

Michael giró la cabeza, se mordió el labio inferior e inseguro, se alejó de Jake para posteriormente acercarse al manual. Se agachó, lo sostuvo con su mano libre y se lo extendió.

—Página cuatro —. Le marcó secamente.

Jake accedió a tomar el libro. Lo abrió y con el dedo pulgar, fue pasando páginas hasta ver el pequeño número cuatro enmarcado en la esquina superior del lienzo.

—“Compendio IV: La obsesión —Leyó, murmurando las palabras del texto que iba siguiendo en la lectura— La obsesión es aquella que entrelaza un vínculo con el asesino. Permitiendo distintos usos de virtudes en ambos, como por ejemplo: Ver auras, asesinar sin requerir el gancho e etcétera. El vínculo nunca se pierde ni perderá, ni en los momentos más oscuros —Resaltó la última oración, enfatizando cada palabra—. A menos que haya un tiempo limitado, el cual indicará los días restantes de la futura muerte de la obsesión. Consiste en que en una fecha especial para el asesino, en donde se conmemora el comienzo de sus masacres, la obsesión será inevitablemente asesinada, siendo el asesino su verdugo. Si este no se atreve a hacerlo, la Entidad lo hará por sí misma”.

—Sigue leyendo. Eso no es todo —Michael mencionó al notar como el rostro de Jake cambió completamente al leer aquél párrafo—. Ese es el... Comienzo. No le tomes importancia, después lo entenderás cuando acabes de leer.

—“Dentro de todas las posibilidades que existen en el reino del Ente, hay una manera de romper el vínculo y cerrar los portales activos que une a obsesión con asesino —Continuó leyendo—. Entre todos los reinos, en la granja Coldwind se reúne una especie de planta de color amarillenta, difícil de encontrar al camuflarse con el maíz. Una de sus hojas tendrá que presionarte en el vientre de la obsesión, en donde yace la marca de la Entidad. Luego, se hará un ligero corte en la mano y su sangre unirá”.

Bonhomía → Michael Myers x Jake Park ©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant