XXXII

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9 días.

—Michael, perdón por la pregunta que te haré pero... —Mencionó Jake Park, el cual sujetaba la mano de Michael Myers— Algún día... ¿Dejarás de “matar”? —Hizo énfasis en la última palabra—. Estuve pensando en ello, no lo sé, quería preguntarte sobre eso al respecto.

El asesino no le respondió y, un silencio predominó en el pasillo de la primaria Midwich, Silent Hill. Ambos hombres se encaminaban hacia el baño del fondo, en el cual, habían algunos cuerpos mutilados encerrados en pequeñas cajas decoradas de alguna clase de alambre.

—Michael~ No empecemos con eso del silencio —Jake le dijo, irónico y añadió— Bien, hagamos algo —Propuso— Aprieta mi mano. Un apretón es un "Sí" y... Y dos, es un "Nunca, jamás, ni pienses que sí" —Sonrió— ¿Eh, qué te parece? ¿Mmm? Vamos a intentar eso. Ahora la pregunta va de nuevo. ¿Algún día dejarás de matar? —Recibió dos apretones en su mano derecha—. Mierda, creí que dirías que sí... Fue muy optimista de mi parte.

Tenía razón. Pensó que después de todo lo que Michael y él habían pasado juntos, tal vez había logrado modificar un poco de su naturaleza como asesino pero evidentemente, solo era parte de lo que había recuperado de humanidad.

Parte de su raciocinio, un fragmento de los sentimientos como amor, felicidad y tristeza, quizás arrepentimiento pero aquello no era suficiente para oprimir toda esa sed de sangre.

Lo entendía pero tampoco justificaba sus acciones, no hay motivos para quitarle la libertad a alguien arrebatandole la vida y de un método desastroso, como; Sacrificar vidas al Ente.

Jake por un momento se sintió melancólico, no quería pensar en ello en ese momento pero tampoco podía olvidarlo.

En el fondo se sentía culpable, le había contado todo a Dwight Fairfield y este le dió dos opciones: Quedarse u irse. Aunque después de todo, escapatoria no tenía, todo terminaría en su ejecución.

Jake apretó la entreceja y selló los labios, se subió la máscara facial hasta la nariz con su mano libre. Últimamente, sus pensamientos le estaban acuchillando, la inseguridad, el miedo de ser asesinado por la persona que amaba.

¿Michael Myers era consciente de eso?

Sí, por supuesto que sí, además odia pensar en eso, le duele, le duele incluso más que Jake, el que será tristemente, asesinado a manos suyas.

Al estar profundamente sumido en sus pensamientos, Jake Park llegó al baño junto a Michael sin darse cuenta. El asesino le estaba esperando en silencio pero de inmediato se percató de que Jake no estaba con sus cinco sentidos y por ello, le chasqueó los dedos en la cara, sorprendiendolo.

—¿Uh? —Agitó la cabeza confundido— ¿Ya llegamos? —Apuntó con el dedo hacia el baño— Parece aterrador aunque agradezco de que haya luz —Comentó y luego añadió—. Ven, entremos, Michael.

Michael le acompañó y ambos entraron. Jake balanceó la cabeza en dirección a un espejo, el cual, estaba decorado de grietas, deformando su rostro y todo lo que se reflejaba en este. Logró notar algunas marcas en su cuello y el cabello algo revuelto.

Jake se volteó hacia Michael Myers y agitó su mano en señal que el otro le siguiera, pero, el otro no obedeció y por ello mismo, el asiático optó por llamarlo.

—¿En dónde tienes la cabeza, Michael? Pareces estar muy pensativo —Concluyó encogiéndose de brazos, inseguro. Dió un paso hacia atrás, escondiéndose en la sombra de la esquina del baño, matizando el color de su piel y cabello a uno más oscuro—. Quiero mostrarte algo pero... Pareces que estás en las nubes, Michael.

Bonhomía → Michael Myers x Jake Park ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ