XII

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"A la mierda todo".

Michael Myers deseaba no esperar más, a pesar de que no comprendía muy bien el cambio de horas en aquél reino, quince días sonaban demasiados y eso, lo haría volverse loco.

Si no lograr matar a un sobreviviente después de una agitada persecusión, aquello le pone suficientemente nervioso, era un caso totalmente distinto y extremo esperar a asesinar a su presa cuando la tenía a su merced.

Sí, aquél joven asiático de unos diecinueve años conocido como Jake Park. Aquél hombre que lo miraba con un potente miedo escondido en las pupilas, un ser tembloroso encubierto y el pánico, a flor de piel.

Michael Myers apartó la mirada, en ese tiempo, ya no sabía como iba a aguantar y tampoco tenía en mente hacerlo.

—Creo que es mejor que deje de hablar —Dijo Jake, mirando al suelo mientras aún sostenía la mano del asesino—. Es arriesgado.

Lo último lo susurró, pero Michael lo oyó, bueno, después de todo, cualquier asesino desarrolla sus capacidades auditivas como otras diversas las cuales mejoran sus virtudes a la hora de cazar a supervivientes.

Al final, el asesino ignoró el hecho de haber escuchado lo que comentó Jake, solo quedaba seguir su instinto de contener sus desenfrenadas ganas de descuartizar a Park.

Y ahí fue en donde Michael comenzó a caminar, como si estuviera recorriendo Haddonfield, solo dando lentos pasos que para Jake, eran largos y cortos, cuando en realidad eran duraderos.

El azabache sintió los dedos de Michael apretar su mano y lo miró, pero este estaba mirando al frente, especialmente en una casa azulada con un balcón en lo alto de la residencia y las vallas, pinturrajeadas de blanco con una calabaza encendida adornandola.

Jake lo siguió, sin entender muy bien lo que Michael Myers quería hacer. Cuando llegaron, el asesino paró en seco cuando se hallaba subiendo las escaleras con el sobreviviente, específicamente en el tercer en el escalón, algo que desconcertó a Jake.

El homicida esperó a que Jake dijera algo o que al menos preguntara, lo que menos quería Michael era hablar por él para explicar lo que iban a realizar, y para ello, iba a decidir utilizar las señas.

Jake tímido, apretó varias veces la palma de Michael, obligandolo a que lo mire, como si fuera alguna clase de llamado y eso fue lo que precisamente el joven quiso lograr y lo logró, haciendo que Michael Myers lo mire fijo, girando su torso en frente.
Nadie iba a negar lo intimidado que el azabache se sentía ante la descomunal diferencia de altura como en la fisonomía u fuerza de ambos. Claro estaba de que uno es un asesino invencible e inmortal y el otro un simple superviviente con algunas virtudes llamativas.

—¿A-A donde pretendes que vayamos? —. Preguntó, metiendo su mano libre en el bolsillo trasero mientras que el frío lo tomaba por el hecho de que Michael había rasgado su delantal y camisa hace un par de minutos o incluso horas.

Michael no dijo nada, solo se limitó a hacer audible su pesada respiración y señaló con el cuchillo a las escaleras, poniendo su pie en un escalón y bajándolo continuamente.

—¿Subirlas? —Jake intentó adivinar, pero al ver que los movimientos eran repetitivos, algún mensaje se hallaba detrás de todo—. ¿Repetir los pasos?

Asintió el asesino algo estresado, pero al menos debía aguantar si no quería sufrir una tortura como la de la otra vez cuando asesinó a un superviviente por no aguantar lo suficiente en aquella época de caza de obsesión.

Michael soltó a Jake, extendiendo su mano para posteriormente alzar tres dedos, señalar su pie y luego bajar uno para después repetir la acción.

Bonhomía → Michael Myers x Jake Park ©Where stories live. Discover now