XXXI

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10 días.

Ambos hombres se hallaban acostados en la cama, aún con las respiraciones algo agitadas. Michael Myers, con el brazo izquierdo abrazó la cintura de Jake y con la otra, entrelazó sus propias manos.

Jake Park elevó las comisuras de sus labios, curvandolos en una pequeña sonrisa. El azabache estaba sobre el pecho de Michael, con la oreja y mejilla pegada en el mismo lugar, percibiendo los latidos de Myers.

—Me dejaste muy agotado. Eres malo, Michael. Te dije que no fueras así de rudo —Le dijo Jake al asesino en referencia a lo que habían hecho momentos antes. En el fondo, le había gustado lo que hicieron pero lo cierto de toda la situación, es que el pobre sobreviviente, sentía una punzada en sus caderas—. ¿Y qué hay de ti? ¿Te sentiste bien?

Michael al oír esa pregunta arqueó una ceja y tensó la mandíbula. Sí, incluso lo disfrutó. Tampoco debía ir con rodeos a la hora de admitir sus sentimientos y por ello, solo se limitó a asentir con la cabeza.

—¿Mmm? ¿Dijiste algo? —Le miró mientras que hacía círculos con el dedo índice en el pecho de Michael. Estaba claro de que le había oído asentir y más, de que lo vió haciendo eso desde el rabillo del ojo pero Jake deseaba escucharlo una vez más, oír aquella voz ronca la cual tanto añoraba escuchar—. No escuché que respondieras a mi pregunta.

—Sí —Afirmó Michael provocando que Jake se sobresalte por lo directo que este había sido con la pregunta—. Me gustó. Quisiera repetirlo.

—E-Espera... ¿Qué? —Parpadeó impresionado—. Contigo sí a todo pero, Michael, de verdad, me vas a partir en dos.

—¿Partir en dos? —Frunció el ceño.

—O-Oh yo... Es un decir, no me hagas caso —Mencionó sonrojado—. ¿No estás cansado?

—No —Mintió—. ¿Y tú?

—¿Cómo es qué no? Yo siento que me estoy muriendo —Musitó—. Me duele la garganta como no te imaginas.

Jake de inmediato se cubrió la boca al percatarse de lo que le había dicho. Era bastante obvio el por qué pero en el momento se tranquilizó al recordar que Michael, probablemente no iba a captar su mensaje.

Cuán equivocado estaba de aquella suposición.

—No me lo recuerdes —Le mencionó, mirándolo fijamente. Jake le miraba de reojo intimidado, sintiendo desde aquella luz que parpadeaba, la pesada mirada del asesino—. No pretendo contenerme.

—Michael, con todo respeto. Me encantaría poder cumplir con todo lo que tú quieras pero temo que sea peor este do- —Su oración se interrumpió al final cuando Michael Myers, lo volteó en un movimiento veloz ya que este lo estaba agarrando de la cintura y fue mucho más fácil moverlo al tenerlo desprevenido— ¡H-Hey! —Exclamó nervioso—. ¿Tú de v-verdad... Q... Quieres?

—Sí —Admitió sin ninguna pena—. ¿Y tú?

—Bueno, sí —Concordó. Jake giró un poco su cabeza para mirar directamente hacia a aquellos ojos azules que le miraban con un aparente desdén cuando realmente, solo era con amor— Pero prometeme algo... —Sugirió—. Hazlo suave, como si yo fuera un cristal tan frágil que con un solo movimiento brusco; Se rompe.

Michael asintió decido, tomándose muy en serio aquella comparación. El ojiazul posó su mano en el pecho de Jake y lentamente, acariciando con las yemas de sus dedos, recorrió sus costillas y cambió de lugar hacia el abdomen hasta cruzarse con la cintura.

Acarició las marcas de sus propios dedos que habían quedado tatuadas luego de aquella unión tan intensa. El asesino se inclinó hacia abajo hasta tocar con sus labios el vientre de Jake. El sobreviviente percibió escalofríos recorrerle por todo el cuerpo y también como los pelos se le ponían de punta ante tal sensación.

Bonhomía → Michael Myers x Jake Park ©Where stories live. Discover now