XVII

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“Hola...”

Una voz ronca y algo débil erizó cada vello de su cuerpo, estremecerlo hasta más no poder y sentirse inevitablemente abrumado por la sorpresa que le generaba escuchar a Michael Myers hablar.

Jake Park se sentía tan inseguro, confundido y conmovido por todo lo que le había estado pasando. No supo ni siquiera como reaccionar, ¿Qué debía hacer? ¿Responderle? ¿Quedarse callado?

El asesino esperó con un poco de miedo, sintiendo su cuerpo tenso por la reacción de Jake, simplemente le había dicho lo primero que se le vino a la cabeza, para él, mucho sentido no tenía.

—H-Hola... —Jake saludó de la misma manera, exactamente con el idéntico gesto. De inmediato se acomodó y quedó sentado en la cama, con los ojos bien puestos en Michael, admirando su overol algo ensangrentado pero no le dió importancia, solo se quedó mirando hacia su rostro cubierto por la blanquecina máscara—. Al fin h-hablaste... No me lo esperaba.

Michael se acercó a Jake, quedando en frente de él, sin decirle nada u asentir con la cabeza. Jake pensó lo peor, aunque hace unos momentos le haya demostrado cosas buenas de su parte, el miedo aún permanecía enjaulado, tal vez sin posibilidad de ser liberado.

Empezó a respirar rápido, el pecho aparentaba estar descontrolado y la respiración errática llamó la atención del asesino, el cual intentó acudir a ayudarlo, extendiendo sus manos pero Jake, se alejó.

Y lo entendió, todo era por lo que se hallaba sosteniendo en su mano derecha.

Poco a poco, Michael se fue arrimando, tranquilo con el intento de que el azabache tome seguridad con su presencia. De un momento a otro quedó pegado a él, tan cerca que hasta incluso, lograba oler el miedo que desprendía su cuerpo.

“No de nuevo, por favor”.

Jake con el intento de no revivir lo que hace unas horas había sucedido, se elevó con velocidad de la cama e intentó zafarse de las manos de Myers pero falló, algo lo hizo fallar.

De pronto sus piernas doblaron y estuvo cerca de caer al suelo pero el asesino lo sostuvo, apoyando los dedos en las costillas mientras que las manos del superviviente se alojaban en las muñecas de Michael, apretando ligeramente hasta quedar flojas.

El joven asiático tomó una bocanada de aire y exhaló, controlando sus impulsos mientras que corregía su postura, apoyando bien los pies en el suelo mientras que erguía la espalda, quedando totalmente recto, a la altura del pecho de Michael.

Quería mirarlo pero algo se lo impedía, alguna clase de fuerza le obligaba a solo mirar lo que tenía en frente, aquél overol azul algo rasgado con ciertas manchas de sangre ubicadas en diversas zonas de la prenda.

Jake se rindió. Empezó alzando la cabeza poco a poco, percatandose de aquella remera negra la cual estaba debajo del overol y luego, el cuello del asesino para posteriormente notar el comienzo de la máscara la cual siempre este, solía portar cada vez que lo veía.

—¿Qué pasó? —Preguntó el pelinegro en un tono débil al percatarse de la gran salpicadura de sangre la cual adornaba la máscara blanca de Michael Myers. Lentamente extendió su mano y le tocó la mejilla, manchando inevitablemente su pulgar de aquél líquido bordó—. ¿Qué hiciste?

Michael apoyó su rostro en la palma de Jake, sosteniéndole la mano con la suya mientras con su cuchillo, lo levantaba, señalando que alguna clase de pelea había tenido en el tiempo en donde el superviviente había estado ausente.

Park frunció el ceño, tensando sus cejas mientras que en sus adentros, no paraba de preguntarse qué era lo que había sucedido.

—¿Qué hiciste mientras que yo no estaba? —Volvió a preguntarle una vez más en un tono de desesperación mientras que nuevamente, Jake, regresaba a verle el cuerpo, notando algunas marcas extrañas—. ¿Michael? Tú puedes hablar, lo demostraste, ¿Qué fue?

Bonhomía → Michael Myers x Jake Park ©Onde histórias criam vida. Descubra agora