XXXVIII: «TE AMO»

1.2K 84 24
                                    

19 DE SEPTIEMBRE DEL 2000

Otro día había comenzado, pero no todo estaba saliendo como esperaban algunos. Ciertas parejas desbordaban amor hasta con solo decir sus nombres, mientras que otras iban de mal a peor, enviándose miradas de disgusto y rencor; miradas que rasgaban el alma como si se hubiese creado un horrocrux.

La señora Weasley preparaba los alimentos para el almuerzo de ese domingo, y su esposo, el señor Weasley, disque limpiaba el establo. Pero su mujer sabía que esa era una burda excusa para irse a atender sus chismes muggles o, cachivaches, como ella les decía.

Sus hijos propios y los considerados así, debían estar en La Madriguera a más tardar quince minutos antes de la hora prevista, esto servía para tener el cálculo exacto de los que asistieron. También para llamar la atención a aquellos que no iban asistir con sus parejas; por lo general a Draco Malfoy, Pansy Potter y Melane MacMillan. Ésta última tuvo una discusión fuerte con Percy Weasley y se negó a ir.

— Ya te expliqué, mamá, que Melane no estaba de ánimos para venir.

Habló Percy a su madre, masajeándose la cien. La discusión con su esposa fue muy fuerte, y no solo eso le irritaba sino que ahora su madre lo reprendía como si fuera un crío.

— ¡¿Pero qué les pasa a mis hijos?! —se sulfuró Molly Weasley, con las manos al aire—. ¡Ronald, ni siquiera duerme en la misma casa que Pansy y ni hablar de cómo se lleva...! —Ron refunfuñó hago inaudible para Molly, y menos mal porque él regaño no hubiese sido nada bonito—. ¡Ginevra anda por las mismas con Draco! —Ginny iba bajando las escaleras, y retrocedió antes de ser vista por su madre. Harry disimuló una sonrisa, al igual que George y Neville—. ¡Charlie ni siquiera responde mis cartas! ¡Y tú, Percival...! —Percy se hundió en el sillón—. ¡Es que no aman a su madre...! —se quebró la mujer, asiendo sentir mal a sus hijos y a los que no lo eran también—. ¡Yo solo pido un almuerzo en familia cada domingo! ¿Es qué acaso eso es mucho pedir?

Arthur Weasley se acercó a su mujer, dándole un abrazo consolador y, como pocas veces lo hacía, pasó su mirada por cada uno de sus hijos. Cualquiera diría que el carácter dulce-explosivo de Molly Weasley era de temer, pero su bien, Arthur Weasley era un tipo pasivo y relajado, era mejor conocerlo hasta ahí. Sino, que se los diga las nalgas George y las difuntas de Fred.

— Suficiente —la voz del patriarca de la familia pelirroja se oyó como un silbido aterrador. George, Percy, Ron y Bill se pusieron rígidos—. ¡William, Percival, George, Ronald... Y ni creas que vas a huir de esto, Ginevra...! —gritó hacía la escalera. Ginny se encontraba escondida, pero ni idea de cómo su padre la descubrió. Ella descendió la escalera con la cabeza gacha. Arthur respiró hondo y cuando sus hijos estuvieron delante de él, continuó—. Cada uno de ustedes ya es mayor de edad, perfecto... Pero así tengan doscientos años, deberán cumplir con nuestras peticiones y respetarlas... —los cinco pelirrojos asintieron—... Que sea la última vez que hagan sentir mal a su madre. ¿Entendido? —sus hijos asintieron como cuando eran niños. Arthur tomó la mano de su mujer, le besó el dorso de la mano con ternura y con una sonrisa radiante, añadió—. Ahora iré por las parejas de estos tontos.

«¡Hey!» Se quejaron George, Ron, Percy y Ginny, la última sintió un malestar repentino de solo imaginar que su padre iría por Draco. Hacía semanas que no se veían, y aunque eso estaba bien, no sabía por qué su subconsciente le gritaba que estaba más que equivocada.

Al menos agradecía que solo Luna conociese su secreto. «Apresurate a darle respuesta a tus inseguridades, porque, amiga, el bebé va a crecer» No cabía la menor duda de eso, los bebés crecen, pero todavía no podía encontrar si quiera una respuesta a nada de lo que revoloteaba en su cabeza. Era irónico como la vida la ligó a la familia que siempre los discriminó y no solo eso, sino que por culpa de un Malfoy tuvo que vivir un hecho traumático y doloroso. Las pesadillas de Voldemort tomando posesión de su cuerpo eran escasas, más no insistentes. Ahora su hijo, su primer hijo, llevaba la sangre de un Malfoy; del que siempre tituló como un enemigo. ¿Podría ser la vida más sarcástica, irónica y mordaz?

Ley Matrimonial Mágica: "Siempre Fuiste Tú".  [TERMINADA]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin