XXVII: LOS PADRINOS

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13 DE JUNIO DEL 2000.

Con la llegada imprevista de Emma; hija biológica de el primo materno de Harry, Dudley Dursley, Astoria y Harry tuvieron que abordarse en el nuevo plan de ser padres. Algo que por la Ley Matrimonial Magica tenían que cumplir obligatoria-mente de todas maneras. No obstante el ser padres de la noche a la mañana no era algo muy sencillo, más para Astoria que a pesar de poder calmar los llantos de Emma con solo hablarle, no sabía como alimentarla, vestirle, bañarla y cambiarle el pañal. Harry le enseñó sin ningún inconveniente, ya que estaba encantado de poder mantener esa cercanía con ambas.

Habían decidido mantener a la pequeña integrante en secreto, al menos hasta el día siguiente en que convocaran una reunión con toda la familia y amigos en la Madriguera, y así darles la sorpresa. Fue así como Harry y Astoria tuvieron que ir camuflados hacia la tienda de artículos de bebés, para no ser reconocidos y arruinar las buenas noticias. El azabache estaba embobado con cada artículo que le mostraba Astoria, así que decidió comprar un poco de cada cosa; desde chupetes, biberones, juguetes, cuna y demás. 

─ Harry, no son diez bebés ─le susurró Astoria, meciendo a Emma─, creo que te excediste. Y luego dicen que la linajuda soy yo ─rió.

─ Esta bien, quitaré un chupete. Pero los otros cinco nos lo llevamos.

La seriedad con la que lo dijo hizo reír a Astoria en gran manera. Harry parecía que no veía lo innecesario que eran cinco chupetes para una sola bebé.

La noche llegó, y como todavía ni Harry ni Astoria se habían decido por cual habitación ocuparía Emma, eligieron compartir por esa noche la habitación de la castaña. Harry levitó la caja con la cuna hasta allí.

─ ¿Cuantos Potter se necesitan para armar una cuna? ─se burlaba Astoria al ver la batalla que mantenía Harry con las piezas de la cuna. Harry gruñó por lo bajo pero no dijo nada, volvió su concentración a lo que parecía la base de la cuna─. Vamos Harry, eres un mago, ya te dije que puedes usar tu magia y en un segundo estará armada. Ya Emma comió y está más que dormida.

Harry la miró, secando el sudor de su frente. 

─ No, Astoria ─dijo, sin estar molesto─. En el mundo muggle, los padres muggles arman la cuna sin usar magia, si ellos pueden yo también.

Astoria rodó los ojos. Prefirió no decirle que no se encontraba en el mundo muggle sino en el mágico, en donde a todas horas se usaba la mágica.

Media hora después, Astoria volvió a checar si su esposo había terminado. Estaba cansada y deseaba sentir la suavidad de su acolchada cama.

─ ¡Listo! ─exclamó Harry, con una sonrisa de triunfo en su rostro. Aunque la sonrisa no le duró mucho.

─ ¿Y ese paquete de tornillos? ─Astoria se aguantó reír.

Enfurruñado, Harry cogió su varita del suelo y conjuró un hechizo que limpió la habitación de Astoria y la cuna estuvo armada, en un segundo como su esposa le había dicho desde hace una hora.

─ Iré a ducharme ─Harry se sacudió las manos contra su jean y en cuanto iba a saliendo de la habitación; Astoria lo detuvo, dándole un beso en la mejilla que dejó perplejo al ex ceñudo azabache.

─ Lo hiciste muy bien..., Emma te lo agradece.

Esa noche, fue eterna. Harry no recordaba que los bebés llorasen tanto, y Astoria mucho menos.  Decidieron turnarse entre los dos, pero ninguno cumplió ese pacto, la verdad es que no podían dormir mientras que el otro se ocupase de Emma.  Alrededor de las seis de la mañana, Por fin Emma se había dormido, dejando a sus padres exhaustos.

Ley Matrimonial Mágica: "Siempre Fuiste Tú".  [TERMINADA]Where stories live. Discover now