XLIX: AFORTUNADAMENTE

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13 DE FEBRERO DEL 2001 - PRINCIPIOS DE MARZO.

Poco a poco los miembros de la familia y amigos fueron ingresando al cuarto de cuidados que compartían Ginny Malfoy y Daphne Weasley; a petición de ellas mismas. En un minuto la habitación quedó pequeña para el gentío que se encontraba reunida para dar las felicitaciones a los nuevos padres y sobre todo, para conocer a los nuevos integrantes.

George dejó de lado la paciencia y, avanzando a pasos agigantados, disminuyó la distancia entré él y su esposa. La miró con todo el amor de su alma antes de besarla en los labios. La besó y la besó, hasta sentirla de nuevo suya; hasta sentir que ella seguía ahí, con él, y que no era un espejismo creado por la necesidad de tenerla entre sus brazos. Cuando se alejó, le susurró un «Te amo» y ella le respondió igual, con una sonrisa enorme en sus rostros.

Por otro lado, Draco se aguantó las ganas de besar a Ginny delante de todos. No por el hecho de haber gente, sino que la última vez que estuvieron juntos discutieron por el sexo de su bebé... Era difícil decir si la sonrisa que adornaba el rostro de su esposa era por él, o por alguien a su espalda. De igual forma prefirió seguir pensando en la primera opción. Así que con ello en mente, caminó dudativo hasta la cama de ella y con una mirada aprensiva, la besó en la frente y bajando hasta la altura de su oído, le susurró un «Gracias».

Blaise se aclaró la garganta ruidosamente, rompiendo el mágico momento íntimo que tenían ambas parejas. Cómo era de esperar, su esposa le codeó en las costillas por ser tan imprudente.

Narcissa Malfoy y Molly Weasley no cabían de la emoción. Para Molly no era nada nuevo, pues ya era abuela, aún así la alegría se incrementaba como su familia. Para Narcissa si era un sentimiento primario, y más cuando llegó a pensar que su hijo y ella morirían en la guerra o, que tal vez, no hallarían la felicidad.

Así fue como las felicitaciones, vitores y bromas, se convirtieron en el bullicio del cuarto.

— Es hermoso —dijo Molly, teniendo en brazos al pequeño pelirrojo. Besó su frente, y añadió con los ojos cristalinos—: Eres idéntico a tú padre.

El nudo en la garganta que sintieron la mayoría fue agobiante por un instante. Las palabras de Molly tenían un trasfondo y era que no solo quería hablar de George, sino de Fred.

Arthur pasó el brazo por el hombro de su mujer, llevándola suavemente a su regazo.

— Esperemos que él no nos cause tantos dolores de cabeza —bromeó, agilerando el ambiente tenso.

— Es mi hijo, papá, así que no lo pongas en duda —dijo George, con una sonrisa orgullosa, aún con los ojos cristalinos.

Molly negó, más fue Daphne la que dijo  lo que pensaba.

— De ninguna manera, George —lo miró—. Frederick será un niño muy obediente y...

— ¿Frederick? —murmuraron Arthur y Molly. Si antes ella estaba apunto de las lágrimas, ahora las dejó ir a borbotones.

George sonrió, acercándose a sus padres y tomando la manita de su hijo, dijo.

— Sí, Frederick —miró a su hijo y luego a ellos—. Daphne y yo lo hablamos hace un tiempo. Si era varón, lo nombraríamos en honor a... —tragó grueso—... en honor a Fred...

— ¡Oh, hijo!

Arthur desrodeó el hombro de su esposa para abrazar fuertemente a su hijo, dejando ir lágrimas de felicidad y a la misma vez de nostalgia.

Todos se hallaban de la misma manera, conmovidos.

— Gracias, muchacha por... por ponerle el nombre de mi hijo...

Ley Matrimonial Mágica: "Siempre Fuiste Tú".  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora