LV: OBLIVIATE II

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N/A: Si llegaste hasta aquí, te doy mil gracias por el apoyo a ésta historia que llega a su final.

FINALES DE 1997 - 05 DE MAYO DE 1998.

Sentía que no había un mejor lugar que estar entre el regazo de Harry. Las siguientes mañanas despertaba con su mirada puesta en mí, y yo le sonreía cálidamente dándole los buenos días.

Un día antes, le confesé a Harry que había roto su varita y aunque me dijo que no había ningún problema, podía ver en sus ojos que no iba a acoplarse con otra varita que no fuera la que lo acompañó desde sus inicios en el mundo mágico. No lo culpaba, si me hubiera ocurrido a mí, también me sentiría de esa manera. No obstante, Harry me sonreía con una sinceridad amplia surcándole el rostro y eso hacia que el peso de la culpa disminuyera, al menos un poco.

Ése día veintinueve de Diciembre, alisté todo para tener al menos una cena decente. Horas tempranas, antes que Harry despertara, me escabullí entre su capa de invisibilidad hasta el pueblo más cercano y, tomando un paquete de sandwich, enlatados, y un bote de jugo, dejé algunas monedas muggles (que guardaba para casos de emergencia) sobre el mostrador. Reí por lo bajo al ver lo desorientado que quedó el vendedor al ver las monedas caer sin nadie que lo hiciera. Bueno, al menos no visto por él.

No era mucho, pero por lo menos no comeríamos sopa de tomate esa noche.

- ¡Vaya! -Harry dió un silbido largo al entrar y ver la mesa adornada con velas y... bueno, dos platos y dos vasos-. ¿A qué debemos tan elegante cena?

- ¿Me estás tomando el pelo? -me crucé de brazos, enarcando una ceja. Harry negó, sonriendo.

- Para nada... -terminó por acortar la distancia entre los dos, rodeándome con sus brazos. Depositó la barbilla en el hueco de mi cuello y volvió a hablar-. El tiempo cada vez pasa más rápido...

Sabía por qué lo decía. El mundo mágico cada vez se quedaba sin tiempo de esperanza y tal vez nosotros también.

- El tiempo pasa volando cuando eres felíz, cuando estás dónde quieres estar y con quiénes quieres estar... -me giré entre sus brazos para verlo cara a cara. Él parpadeó, un poco asombrado y grato por mi respuesta, dijo.

- No dejas de sorprenderme, señorita...

Un ruido fuera de la carpa llamó mi atención, y colocando la mano sobre la boca de Harry, lo acallé. Esperando oír nuevamente el ruido como de hojas y ramas siendo pisadas.

- ¡Ssh! ¿Escuchaste eso? -le pregunté, con la mirada hacia la negrura de la noche. Harry arrugó el entrecejo, para luego suavizarlo con una media sonrisa.

- Ése "Bum-Bum" es el latido de mi corazón diciendo: Te amo -dijo él, quizá en serio o jugando, pero yo le golpeé el hombro suavemente disimulando una sonrisa.

- ¡No, tonto! Escuché pasos afuera... ¿Y sí...?

Uno de mis mayores temores era el ser descubiertos. Me paralicé a la solo idea.

- No te muevas de aquí. Regresaré en un segundo... -quise protestar, pero Harry me detuvo con una mirada severa-. Hablo en serio, quédate aquí.

Me besó por última vez antes de perder su silueta por entre la espesura de los árboles. Me mantuve ahí, quieta, abrazándome a mi cuerpo con ganas de salir corriendo detrás de él. Más sin embargo, acaté la petición de Harry.

Ley Matrimonial Mágica: "Siempre Fuiste Tú".  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora