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Aiden

Tras recoger nuestras cosas y dejar la cabaña de Will vamos directos a nuestro coche. No es muy tarde pero mañana tenemos clase y no estaría nada mal poder dormir y descansar. Kiara no me dice que me transforme, el largo camino que tenemos hasta el coche lo hace a pie, otra vez admirando lo que hay a su alrededor. La estoy llevando por otro camino, un poco más corto que el anterior, para que vea otras cosas, a pesar de que no hay otra cosa más que árboles a nuestro alrededor. La observo y veo que disfruta de la naturaleza de la misma forma en a que lo hago yo, y no la culpo, el olor a tierra mojada y a verde que inunda el ambiente es increíble. Llegamos al coche y una vez dentro enciendo la calefacción.

- Gracias- dice mientras se acomoda en el asiento del copiloto- Este fin de semana ha sido increíble.

Sus mejillas adquieren un color rosado característico. Una leve sonrisa se dibuja en su cara y se muerde el labio inferior bajando un poco la cabeza. Me muevo hacia ella e inclino mi cuerpo sobre ella y me mira cuando me tiene al lado. Cojo su rostro entre mis manos y hago que me mire a los ojos. El color de sus ojos es un azul intenso, y desde el día en el que la vi por primera vez, ese color no ha cambiado para nada. El tono de azul es hipnotizante, aunque puede ser que yo sea el único capaz de verlo porque estoy cegado por mis sentimientos hacia ella, pero soy jodidamente feliz de poder ser quien aprecie sus ojos de tan cerca. Junto mis labios con los suyos y sé que no me cansaré nunca de ellos. Es como si cada vez que la beso fuera la primera. El contacto no dura mucho porque no quiero que lleguemos más lejos, al menos no en mi coche. Me separo de ella y me vuelvo a mi asiento para llevarla a casa.

Durante el camino escuchamos música a volumen bajo y ambos nos encontramos en silencio, un silencio del que disfrutamos los dos.

Nada más entrar al pueblo se me eriza el pelo de la nuca, lo que pone en alerta todos mis sentidos. Inmediatamente me tenso.

- ¿Aiden? – pregunta Kiara- ¿Pasa algo? – pregunta con una pizca de preocupación en su voz.

- No estoy del todo seguro- digo con sinceridad. El aire está demasiado cargado, hay mucha tensión en él. Cuando lleguemos a tu casa no quiero que salgas del coche, quiero que esperes dentro- ella asiente y coloca su mano sobre la mía dándole un leve apretón.

Me molesta no saber la razón por la que estoy alerta, pero al llegar a la casa de Kiara todo cobra sentido. En la entrada hay estacionado un coche negro con los cristales tintados. Mi pulso se acelera porque empiezo a hacerme una idea de lo que ese coche significa.

- No he visto ese coche en mi vida- dice Kiara- ¿Quieres que me quede dentro?

- Dame unos minutos- apago el motor y dejo el coche a oscuras.

Me concentro y mis dudas se disipan al ver el símbolo de un arco tensado por una flecha de la cual gotea plata en la puerta del conductor. Eso solo puede significar una cosa, cazadores. Mi cuerpo se paraliza y empiezo a respirar con dificultad. Tengo la visión nublada y no pienso con claridad. Siento algo cálido sobre mis mejillas y me concentro para relajarme. La calidez de mi cara desaparece y al segundo siento un peso sobre mis muslos y la calidez vuelve a mi rostro.

- ¿Aiden?

­Su voz suena preocupada, me concentro y logro salir del trance. Abro los ojos y me encuentro con l cara preocupada de Kiara a escasos centímetros de la mía. Sus ojos se ven preocupados, al igual que su expresión. Trago despacio y respiro profundo unas cuantas veces.

- Estoy bien.

- No lo creo, estás temblando.

No me había dado cuenta de que mi cuerpo temblaba hasta ahora. No es algo excesivo, pero si notable.

- ¿Qué está pasando Aiden?

- Cazadores, tu familia ha venido de visita.

- Nunca lo han hecho, nunca nos han visitado. Qué raro, ¿por qué... - deja la pregunta a la mitad y su rostro adquiere expresión de miedo- ¿Crees que saben que sois hombres-lobo? - pregunta asustada.

- No creo, mis padres no me han avisado de hay cazadores en la ciudad, por lo que supongo que no sabrán y que los cazadores habrán llegado hace nada, si llevasen aquí bastante rato lo sabríamos.

No estamos justo en frente de la casa de Kiara para no levantar sospechas, de hecho, estamos a dos casas y en la acera contraria. En este momento no sé muy bien que hacer, no se si entrar con ella o si dejar que entre sola e ir a casa.

- Voy a llamar a mi padre y preguntarle quién está en casa.

- Será algo bastante sospechoso, ¿no crees? – Kiara me mira confundida- Son cazadores, sabrán que algo pasa.

- Yo también sé jugar a ese juego.

Coge su teléfono y llama a su padre.

- Hola papá- dice risueña.

- Kiara, ¿dónde estás?

- Estoy con Aiden cerca de casa y hemos visto que tenemos visita. Aiden cree que son cazadores.

- Si, tienes razón, no deberías estar por ahí tu sola.

- ¿Son muchos?

Hay una pausa de unos segundos que me desespera bastante. Miro a Kiara en busca de alguna respuesta, pero ella solo levanta la mano para que espere. No debería estar tan ansioso, pero no me gusta ni un poquito que los cazadores estén aquí, especialmente porque llevan mucho tiempo sin aparecer, lo que me hace creer que piensan que hay hombres-lobo por la zona.

- Me da igual que estés con tres amigas Kiara- dice su padre elevando el tono de su voz, aunque no lo escucharía si no estuviera agudizando mi oído- Será mejor que vayáis a casa de una de ellas en vez de estar cerca de bosque.

- Entendido, luego nos vemos.

- Hablaremos de esto en casa- y cuelga.

Inhala profundamente y luego expulsa el aire despacio. Sé lo que su padre ha dicho, pero aun así la miro.

- Son tres los que están en asa, y mi padre cree que es mejor que no entremos.

- Vamos a mi casa entonces.

- No sabía que estaban aquí- dice mi padre.

Al salir con dirección a casa le dije a mi padre quien estaba de visita.

- ¿Y sabemos qué es lo que hacen en Rocky Cave? – pregunta Logan.

- Lo sabremos cuando mi padre venga- afirma Kiara.

- Esto no me gusta papá, hace ya mucho tiempo que no vienen y que estén aquí no es bueno- Kiara se acerca a mi, me coge de la mano y le da un leve apretón para que me tranquilice.

La espera de la llegada del padre de Kiara me desespera. Estamos sentados en silencio en el salón, un silencio bastante incómodo dada la situación. La familia de Kiara es la familia de cazadores más sanguinaria conocida, y también la más antigua. Mientras pienso en su familia, la miro a ella. Está sentada a mi lado con su cabeza apoyada sobre mi hombro, y sumida en lo que supongo que son sus propios pensamientos. Cuanto más la miro más curiosa me parece la situación en la que nos encontramos. Estoy totalmente enamorado de una descendiente de nuestros peores enemigos, pero a pesar de ello, daría mi vida por ella. También es curioso como funciona el amor. De la noche a la mañana y sin importar el pasado de ambos, una persona se convierte en lo más importante para otra. Lucharía por su seguridad hasta la muerte, y se que ella haría lo mismo por mí.

El vínculo-EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora