34

138 16 2
                                    

Aiden

Sabía que mis sentimientos hacia Kiara eran fuertes, pero no me imaginaba que tanto. Cuando la besé ayer, sentí como todo mi cuerpo reaccionaba a sus labios, que se movían al lento ritmo de los míos. Antes de hacerlo estaba asustado porque no sabía cuál sería su reacción, y no podía permitirme ser rechazado por ella, sabía que me destrozaría por completo si me diría que no siente lo mismo por mí. También sabía que ella era la única capaz de acabar conmigo al no corresponderme. El vínculo amoroso del que le hablé es muy fuerte entre nosotros, y nunca creí que lo sería tanto entre una humana y un hombre lobo. Lo curioso es que cuando la besé ni siquiera tuve que escucharla decir que siente lo mismo por mí que yo por ella. Su beso estaba cargado de emociones y el sí estaba impreso en sus labios. Sentí cómo se estremeció ante el roce de nuestros labios y como siempre que estaba cerca de ella, tuve que hacer uso de todas mis fuerzas y todo mi autocontrol para parar. Ahora que estoy en mi habitación, me permito recrear ese momento.

Mi móvil vibra y veo el nombre de Kiara en la pantalla. Mi corazón se acelera y una sonrisa aparece en mis labios.

- ¿Ya me echas de menos?- pregunto aún tumbado en la cama.

- No, suficiente tengo con soportarte de lunes a viernes.

- Auch- instintivamente coloco mi mano sobre mi corazón.

- Así es la vida peluche- ¿acaba de llamarme peluche?

- ¿Es en serio? ¿Peluche?

- Si, eres esponjoso como uno.

- Esponjoso...

- Exacto- escucho como se le escapa una risita.

- Tienes suerte de no tenerme a tu lado en estos momentos.

- ¿A si? ¿Qué me harías?

Esta conversación está empezando a subir de tono.

- Prefiero dejarte con la duda, o también puedes usar la imaginación- Kiara se queda en silencio durante un rato- ¿Estás ahí?- pregunto empezando a inquietarme.

- No interrumpas, me lo estoy imaginando.

Estallo en una carcajada.

- No me gustaría entrar en esa cabecita tuya- se ríe- ¿Debería tener miedo?

- Deberías- otra vez silencio- ¿Podrías venir a casa? Necesito hablar contigo sobre algo, es importante.

- Si, claro, ¿sobre las ocho?

- ¿Por qué tan tarde?

- ¿Por qué no?

- Vale, nos vemos más tarde. Adiós peluche.

- Adiós lobita.

Son las seis, así que bajo a la cocina en busca de algo que pueda devorar, tengo mucha hambre. Saco unas lonchas de bacon y mientras se fríen y el olor inunda toda la cocina corto un tomate en lonchas y las pongo en un plato. Me preparo el bocadillo. Me giro y pego un salto al ver una silueta apoyada en el marco de la puerta.

- ¿Se puede saber que pretendes Logan?

- El olor a bacon me ha traído hasta aquí.

- Desde tu casa- le miro arqueando una ceja.

- No, estaba esperando a que prepararas algo- se acerca a mí y me quita el bocadillo de las manos- Está rico- dice y después le da un mordisco.

- Me alegro que te guste- me do la vuelta y vuelvo a encender la cocina para freír más bacon.

Siento como Logan se acerca a mí.

- ¿Qué?- pregunto.

- Esto es raro- sigue mirándome- ¿Pasa algo?

- No. ¿Por?

- La última vez que te quité el bocadillo y me lo comí me perseguiste al menos diez kilómetros, por no contar todas las veces que lo hice y acabé con mordiscos o cansado de tanto correr, y ahora nada.

- Si quieres lo hago- digo mientras pongo las lonchas de bacon sobre el pan.

- A ti te pasa algo- me mira y luego su cara se ilumina- No me digas que Kiara y tu...- me encojo de hombros- Joder tío, por fin, creí que nunca se lo dirías.

Le doy una colleja y ambos vamos al salón a comernos los bocadillo mientras vemos la tele.

Llego a su casa y como siempre salto hasta el balcón y toco la puerta. Ella aparece y siento como mis labios se curvan al verla con unos pantalones de pijama de cuadros y una camiseta de manga corta.

- Hola- digo en un susurro.

Kiara se muerde el labio inferior, me acerco a ella.

- Hola- vuelvo a decir en un susurro.

- Hola- responde del mismo modo antes de darme un beso corto.

Entro y me siento en la cama mientras ella baja para preparar algo para beber.

- ¿De qué querías hablar?

Me pasa una taza de té y se sienta a mi lado con otra entre sus manos.

- Emma me dijo que entre vosotros podéis comunicaros telepáticamente- asiento- Y eso solo sucede entre vosotros.

- Si, es cómo nos comunicamos entre nosotros- le doy un sorbo al té.

- Y no es posible entre lobos y humanos- afirma.

- No, es algo imposible- se concentra y me mira fijamente.

No entiendo qué hace hasta que la escucho en mi cabeza.

- ¿Entonces por qué yo puedo?

Abro los ojos como platos y creo que están a punto de salirse de las cuencas oculares. La miro sin dar crédito a lo que acaba de pasar porque se supone que es imposible. Entonces me doy cuenta de algo. Las veces que fue atacada me llamó, creía que me llamaba de verdad, pero lo hacía por telepatía, por eso nadie más la escuchaba. Inhalo air lo más profundo que puedo y luego lo suelto despacio procesando lo que acaba de pasar.

- Aiden...- ahora está hablando y suena asustada.

- ¿Cómo es posible?- pregunto a pesar de que se que ella no tiene la respuesta.

- No lo sé, pero está pasando.

- ¿Cómo lo supiste?- pregunto y a ver si así logro sacar algo en claro.

- La primera vez que me atacó el lobo. Cuando llegaste me dijiste que me pusiera detrás de ti- lo recuerdo y también recuerdo que lo hizo, ¿cómo es que no me di cuenta de ello en ese momento?- Al principio no le di importancia y solo hice lo que me decías, luego pasó otra vez durante el partido y empecé a pensar en ello. Le pregunté a Emma y me dijo que solo sucedía entre vosotros. No entiendo por qué pasa entre tú y yo, ¿tal vez porque estamos juntos?

- No lo creo, hay muchos hombres lobo que están con mujeres normales y viceversa, parejas casadas y con hijos y nunca he oído que puedan comunicarse. Pero supongo que siempre hay excepciones, y nosotros somos una de ellas.

Pensándolo bien, me gusta la idea de ser la excepción, yo mismo soy bastante diferente a los que son como yo, mi instinto de protección, la intensidad de mis sentimientos, mi muy desarrollado sentido del olfato y muchas otras cosas.

- Seamos la excepción entonces- me dice.

- La mejor que existe.

Me acerco a ella y la beso.

El vínculo-EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora