72

62 7 0
                                    

Kiara

Abro un poco los ojos y la tenue luz de la luna entrando por la ventana me sorprende. No es mucha, pero si suficiente para desconcertarme un poco. Estoy tumbada sobre mi espalda y miro al techo. Cierro los ojos y respiro tranquilamente. Cuando estoy a punto de volver a dormirme un escalofrío recorre todo mi cuerpo. Noto como mi corazón pasa de latir pausadamente a hacerlo rápido y fuerte, como si quisiera romper las costillas que lo protegen. La sensación no me gusta para nada y por eso cierro los ojos incluso más fuerte que antes, pero lo sensación no se va. Miro en dirección a la ventana y algo en mi mente hace click. Juraría que antes de que Aiden se marchara, corrió la cortina para que la luz no entrase y que yo pudiera dormir más. Y ahora esa misma cortina está a medio cerrar. Ahora lo que siento es miedo creciendo en mi interior. Me da miedo abrir los ojos, y trato de calmarme. Inspiro y espiro profundo y despacio, pero no consigo nada parecido a la calma, al contrario, mi cuerpo empieza a temblar ligeramente. Mientras trato de calmarme, abro los ojos y vuelvo a fijarme en el techo. Bajo despacio la mirada y en la esquina veo una sombra que hace que se me hiele la sangre. La luz de la luna que entra por la abertura de ambas cortinas no es suficiente para desvelar el rostro de la figura que se encuentra en mi habitación, pero es lo suficientemente clara como para permitirme ver la silueta de la persona que está ahí de pie, porque es una persona o al menos lo parece. Mi respiración se vuelve más errática y el miedo me paraliza. No se si mi mente me está jugando una mala pasada, pero antes de que vuelva a girar la cabeza hacia la esquina en la que se supone que acabo de ver la silueta, escucho algo parecido a una risa. Cuando mi mirada vuelve a la esquina, la figura ya no se encuentra allí. Todavía temblando, aparto las sábanas y me siento sobre la cama. Me froto la cara con las manos mientras intento calmar mi respiración. Siento el impulso de acercarme a la ventana y lo hago. Corro ambas cortinas y miro por la ventana. Mi cuerpo vuelve a paralizarse y mi mente me aísla de cualquier cosa que no sea lo que mis ojos ven, es como si todo a mi alrededor se desvanece. En el aparcamiento del hospital, mis ojos se encuentran con esos ojos rojos que hacen que el miedo se apodere de mi ser aún más de lo que ya está, y que no me permita hacer absolutamente nada más que mirar esos dos círculos rojos que no se apartan de mí, es como si viera a través de mí. Sé que el lobo nota mi miedo a pesar de que estemos bastante alejados. Su mirada me reta, y a pesar de tenerle miedo soy incapaz de apartar la vista. Es solo un demonio de la noche que me acecha y que en cualquier momento volverá a atacar. Solo que esta vez, no tendré la misma suerte que he tenido hasta ahora.

-Veo que aún respiras- escucho una voz para nada familiar- Has tenido suerte- su voz hace que mi cuerpo empiece a temblar­- No te voy a mentir, me intriga el hecho de que todavía sigas viva, cuando no debería ser así. Pero no te preocupes princesa, muy pronto acabaré contigo. Lo haré de la forma más dolorosa posible, pero no para ti, porque tú no te mereces sufrir.

Y se va, dejándome, mirando la nada. Me siento algo mareada cuando me vuelvo a sentar sobre la cama. Me debato entre si debo avisar a Aiden de lo que acaba de pasar o si debo dejarlo para mí por ahora. Al final decido no decírselo todavía, aunque probablemente esa sea una mala idea.

Estoy sola en el bosque cuando veo la figura del lobo que me acecha. Mi miedo parece divertirle, lo veo en sus ojos y la pequeña curvatura en sus labios. El lobo se va acercando cada vez más a mí hasta que se encuentra a escasos centímetros de mi cuerpo.

- Prepárate para sufrir- es lo único que dice.

Me doy cuenta de que puede comunicarse telepáticamente conmigo, y de alguna forma eso me da aun más miedo.

Retrocedo más hasta que mi espalda choca con el tronco de un árbol, él está igual de cerca que hace unos minutos. Cuando creo que está a punto de atacarme, algo se mueve detrás de él haciendo que éste se aparte de mí. Cuando lo hace siento un horrible ardor en el costado derecho, miro hacia abajo y veo que hay una flecha clavada en mi lado derecho. El dolor se extiende por la mayor parte de mi torso y es insoportable, tanto que creo que me voy a desmayar. Mi cuerpo se desliza por el árbol hasta que me quedo sentada. Mi vista se nubla y lo único que puedo ver son sombras y un grito que no sé de dónde proviene. Estoy medio inconsciente cuando escucho pisadas sobre el barro. El aire cálido que ahora siento sobre mi rostro hace que abra los ojos, y a pesar de que todo sigue borroso, veo el hocico del lobo delante de mí. Está tan cerca que solo le basta abrir la boca para matarme. Pero ese momento no llega. Sus ojos siguen fijos en mi mientras dice.

- Llámale- ordena, pero no entiendo a qué se refiere, mi mente no colabora para nada- ¡Te he dicho que le llames! Quiero que sufra viéndote morir.

Otro ruido hace que el lobo desaparezca de un salto.

- Kiara- es la voz de Kevin- ¡Mierda! – dice apartando la mano de mi costado. Me coge en brazos- Te voy a llevar a casa, estarás bien, solo quédate conmigo, no cierres los ojos- y justamente eso es lo que hago, cierro los ojos, para olvidarme del dolor y ardor que la herida está causando. Y en ese instante todo se vuelve silencio y oscuridad.


El vínculo-EditandoWhere stories live. Discover now