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Kiara

Hace ya al menos una hora que estoy tratando de no encontrarme con mis amigos. Una de las ventajas de enseñar el instituto a los nuevos es que al final acabas conociendo a la gran mayoría de los alumnos por lo que durante esta hora he estado hablando con muchos de ellos. De vez en cuando recorro con la vista la planta baja del granero en busca de Emma y Logan. Logro dar con ellos en todas las ocasiones, unas veces están bailando y otras hablando. También he buscado a Aiden, pero no he logrado dar con él, hasta ahora. Está sentado en un banco y una morena apoya su cabeza en el hombro de Aiden. El pinchazo que siento en el pecho me indica que todavía siento algo hacia él. Aparto la mirada antes de que él se de cuenta de que le estoy mirando.

- Kiara- es Daniel.

- Hola- le digo.

- Sé que no bebes- me tiende una lata de Pepsi- Está cerrada- le da tres golpes a la parte en la que la lata se abre, la cual está cerrada.

- Gracias, ¿me traes un vaso?- me mira- No me gusta beber directamente de la lata, me da asco- sonríe y se va.

No tarda mucho en llegar con el vaso.

- Aquí tienes.

Voy a coger el vaso pero Daniel lo aparta de mi.

- Te lo doy si bailas conmigo.

- ¿En serio?- digo divertida.

- Totalmente.

Asiento y me da el vaso. Nos sentamos en el banco que está a nuestro lado y Daniel espera paciente a que acabe de beber. Lo hago de forma bastante lenta para molestarle un poco.

- ¿Saboreando la Pepsi?

Me río.

- Si- sigo riéndome.

Al terminar, Daniel se levanta y me tiende la mano. Pongo la mía sobe la suya y nos vamos a la pista de baile. Hasta ahora no me he dado cuenta de que también están sonando canciones de los noventa, incluso la canción que está sonando ahora es de los ochenta. Miro a Daniel y el sonríe.

- La música de antes es mejor- asiento.

Comparto su opinión. Me encanta la música de esos años. No me malinterpretéis, actualmente hay música muy buena y también la escucho, pero para mí la mejor es la de los noventa y principios del dos mil.

Como dije antes hora mismo está sonando "Everybody needs somebody" de The Blues Brothers, una canción bastante movidita. Ambos lo damos todo en la pista, bailamos separados y a veces juntos, Daniel hace que de unos cuantos giros y lo mejor es que ambos nos reímos y nos divertimos muchísimo. Cuando la canción acaba, ambos respiramos de forma agitada, ha sido mucho movimiento en los últimos cuatro minutos. La siguiente canción es una lenta así que nos dirigimos hacia el banco en el que estábamos sentados antes.

- ¿Nos sentamos?- pregunta.

- Quiero salir fuera un rato.

- ¿Te acompaño?

- No es necesario.

Daniel asiente y yo salgo. Las puertas del granero están abiertas al igual que las ventanas, pero siento que hace calor, probablemente sea porque me he movido mucho. La brisa de la noche me envuelve haciendo que me sienta mejor. Fuera no hay demasiadas personas, pero aún así me alejo de donde están. Me siento en un banco que está pagado a la pared del granero. Me encanta la paz que se respira en este sitio. Como dije antes, está algo alejado del pueblo, pero no se sale de su territorio. Respiro hondo, el aire está algo húmedo pero no es frío. A pesar de que no se ve casi nada porque hoy no hay luna llena, paseo mi mirada por los árboles que pareces más sombras negras que árboles en sí. Mi cabeza se para en seco cuando vislumbro una sombra que se mueve. Mi corazón empieza a latir tan fuerte que tengo la impresión de que en breve romperá mis costillas. Me levanto lo más despacio que puedo pero el animal se da cuenta de ello. Sus ojos rojos se posan sobre mi y, al igual que la primera vez que lo vi, me quedo quieta en mi sitio, siento como mis piernas flaquean pero no logro dar siquiera un paso. Se acerca a mi sin quitarme los ojos de encima. Estoy tan asustada que no tengo ni idea de que debo hacer. Cuando se acerca lo suficiente para poder verle, me doy cuenta de que se trata de un lobo, pero no uno normal, este es mucho más grande. No sé si es el mismo de la otra noche, pero es negro y tiene los ojos rojos. Sigue acercándose a mi cuando escucho un gruñido, al escucharlo se para y su cabeza gira hacia la derecha, hago lo mismo, y lo veo. Es otro lobo, el único color que logro ver es blanco. Está gruñendo y enseñando los dientes. Se acerca más a mí, pero aun sigue estando a una distancia prudente. Ambos se miran como si estuvieran esperando a que el otro de el primer paso. El negro se abalanza sobre mí, pero no llega a hacerme nada porque el otro hace lo mismo, se abalanza sobre él y ambos empiezan a luchar. El blanco parece más fuerte puesto que es quien más mordiscos da. Pasados unos minutos el lobo negro está en el suelo, mientras que el blanco se está acercando a mí. Lo curioso es que no me da miedo, a pesar de lo que acabo de presenciar, éste me transmite seguridad. Por fin puedo fijarme en sus ojos.

- Aiden- dijo tan bajo que ni siquiera yo me oigo bien.

Si, son sus ojos, solo que ahora parecen unas llamas en movimiento. Él lo escucha y se acerca aun más sin quitar sus ojos de los míos. Un crujido rompe el momento y siento como Aiden se pone tenso. Miro en la misma dirección que él y veo que el lobo negro se levanta, vuelvo a tener miedo, aunque no tanto como antes.

- "Detrás de mi"

Es la voz de Aiden, solo que es más grave que su voz normal. Obedezco al instante. Parece que el otro está planeando volver a abalanzarse sobre Aiden. Está algo más lejos que antes y empieza a caminar hacia nosotros a cierta velocidad. No llega a nosotros ya que aparecen dos lobos más, van en su dirección. Éste al verlos da la vuelta y sale corriendo con ellos en su tras. Cuando ya no veo nada, miro a Aiden, que ante mis ojos se transforma en humano. Se acerca a mí y coge mi rostro entre sus manos levantado mi cara hasta que mis ojos se fijan en los suyos.

- ¿Estás bien?- pregunta y noto preocupación en su voz.

- Si- también asiento.

Sin previo aviso me abraza. No le devuelvo el abrazo, solo dejo que lo haga. Apoyo la mejilla sobre su pecho y él me estrecha aun más entre sus brazos, juro que es el único lugar en el que quiero estar ahora. Tal vez sea el momento de admitir lo que siento por él, porque estoy totalmente segura de que solo entre sus brazos está mi lugar seguro.

El vínculo-EditandoWhere stories live. Discover now